El bien tiene que ganar este pulso y los demócratas y personas decentes tenemos que ayudar a ganar esa batalla expulsando del poder a los hijos del mal.
Ha llegado la hora de rebelarse. Queremos comer chuletones, pagar con billetes y monedas, conducir coches de combustión, escupir sobre los corruptos, pagar impuestos justos, encarcelar a los delincuentes que se disfrazan de políticos y mandar al infierno a los canallas que quieren dominar el mundo y enriquecerse robando.
No queremos comer insectos ni carne artificial, ni queremos pagar impuestos desorbitados que no sabemos en qué se gastan o si son robados, no queremos vivir rodeados de corruptos, ni aceptamos que los okupas nos roben nuestras viviendas con el apoyo del gobierno. No queremos a políticos que asaltan la Justicia, ni a mentirosos enfermos en el poder.
Contra todo eso, sin violencia y dentro del sistema legal, hay que rebelarse.
Miramos a los palacios y ministerios y nos da asco. Queremos que esa bajeza se acabe. Exigimos que los canallas y la gente sucia que nos domina sea erradicada como toda plaga dañina. Queremos ver entre rejas a los miserables con poder y coche oficial.
Exigimos que nuestros dirigentes cumplan la ley, respeten el protagonismo del ciudadano en democracia y dejen de ser delincuentes que compran medios de comunicación y voluntades.
Queremos que los que mienten se vayan al cuerno, que los que engañan sean rechazados por el pueblo, que los fantoches se vayan a la mierda y que la política se llene de personas honradas, servidores públicos y personas con méritos y valores.
Queremos que el liderazgo nos ayude a crear un mundo mejor y que los que ahora lo empeoran sembrando envidias, odios y violencia, vivan entre barrotes, despreciados por la ciudadanía.
La rebelión contra esa mugre nociva y maloliente no es una opción sino un deber, no sólo para los demócratas sino para todo miembro de la raza humana, en especial para los religiosos que siguen el mandato de sus dioses, todos los cueles piden a los humanos que mejoren el mundo y combatan el mal.
Nuestros políticos canallas no sólo son enemigos del pueblo, sino de la civilización, del progreso y de la vida misma. Son lo peor que existe y tenemos el derecho a extinguirlos como se extinguen las alimañas nocivas.
¿Cómo es posible que la Humanidad haya caído tan bajo? ¿Cómo una cultura que hunde sus raíces en la filosofía clásica, la Biblia y el mensaje cristiano del amor haya podido admitir e incluso apoyar con sus votos a un comunismo y a un socialismo que han llenado el planeta de cadáveres y que han convertido la mentira, la estafa y el asesinato en comportamientos habituales?
Todo esto tiene que acabar, aunque a algunos nos cueste la vida rebelarnos contra el imperio satánico que es la política del presente.
Os juro que con un liderazgo honrado, decente y con los valores, el servicio y la generosidad presidiendo la vida política, el mundo será mil veces mejor que la pocilga que nos han construido tipos como Putin, Fidel Castro, Mao, Pol Pot, Hitler, Pedro Sánchez, Daniel Ortega, Nicolás maduro y otros bicharracos.
Francisco Rubiales
No queremos comer insectos ni carne artificial, ni queremos pagar impuestos desorbitados que no sabemos en qué se gastan o si son robados, no queremos vivir rodeados de corruptos, ni aceptamos que los okupas nos roben nuestras viviendas con el apoyo del gobierno. No queremos a políticos que asaltan la Justicia, ni a mentirosos enfermos en el poder.
Contra todo eso, sin violencia y dentro del sistema legal, hay que rebelarse.
Miramos a los palacios y ministerios y nos da asco. Queremos que esa bajeza se acabe. Exigimos que los canallas y la gente sucia que nos domina sea erradicada como toda plaga dañina. Queremos ver entre rejas a los miserables con poder y coche oficial.
Exigimos que nuestros dirigentes cumplan la ley, respeten el protagonismo del ciudadano en democracia y dejen de ser delincuentes que compran medios de comunicación y voluntades.
Queremos que los que mienten se vayan al cuerno, que los que engañan sean rechazados por el pueblo, que los fantoches se vayan a la mierda y que la política se llene de personas honradas, servidores públicos y personas con méritos y valores.
Queremos que el liderazgo nos ayude a crear un mundo mejor y que los que ahora lo empeoran sembrando envidias, odios y violencia, vivan entre barrotes, despreciados por la ciudadanía.
La rebelión contra esa mugre nociva y maloliente no es una opción sino un deber, no sólo para los demócratas sino para todo miembro de la raza humana, en especial para los religiosos que siguen el mandato de sus dioses, todos los cueles piden a los humanos que mejoren el mundo y combatan el mal.
Nuestros políticos canallas no sólo son enemigos del pueblo, sino de la civilización, del progreso y de la vida misma. Son lo peor que existe y tenemos el derecho a extinguirlos como se extinguen las alimañas nocivas.
¿Cómo es posible que la Humanidad haya caído tan bajo? ¿Cómo una cultura que hunde sus raíces en la filosofía clásica, la Biblia y el mensaje cristiano del amor haya podido admitir e incluso apoyar con sus votos a un comunismo y a un socialismo que han llenado el planeta de cadáveres y que han convertido la mentira, la estafa y el asesinato en comportamientos habituales?
Todo esto tiene que acabar, aunque a algunos nos cueste la vida rebelarnos contra el imperio satánico que es la política del presente.
Os juro que con un liderazgo honrado, decente y con los valores, el servicio y la generosidad presidiendo la vida política, el mundo será mil veces mejor que la pocilga que nos han construido tipos como Putin, Fidel Castro, Mao, Pol Pot, Hitler, Pedro Sánchez, Daniel Ortega, Nicolás maduro y otros bicharracos.
Francisco Rubiales
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