
Sánchez, un ser atormentado, crispado y acorralado, incapaz ya de gobernar
Pedro Sánchez está derrotado y su derrota no tiene vuelta atrás. Está políticamente acabado y sólo se sostiene porque colma de privilegios y dinero a sus socios y colaboradores, además de repartir España a trozos entre los partidos más indeseables y corruptos de la nación, que son los que le sostienen en el poder.
La prensa internacional arremete contra Pedro Sánchez: «Amenaza el imperio de la ley» y la prensa alemana compara a Pedro Sánchez con Orbán, pero resaltando que mientras Orbán es popular y obtiene mayorías en las urnas, Sánchez pierde votos y sólo se mantiene en el poder gracias a sus alianzas con partidos corruptos y antiespañoles.
Es un personaje desquiciado, confundido y sin salida que sólo se mantiene en el poder destrozando España y regalando privilegios y dinero a sus socios desleales.
Su última propuesta para no pagar el rearme es "crear un ejército europeo".
En realidad no sabe ya por donde escapar. Se tiene que rearmar, pero no lo admite; tiene que conseguir dinero para armas, pero no dice cómo ni de donde lo va a sacar; tiene que presentar un presupuesto al Parlamento, pero no se atreve porque sería derrotado. Tiene que hablar claro a los ciudadanos en estos tiempos de incertidumbre, pero él es un sepulcro.
Los españoles, ante el drama de liderazgo que padecemos, no sabemos si Sánchez es inepto, loco o sinvergüenza.
Presume de éxito económico, pero España tiene menos empresas cada año, fabrica menos coches y tiene menos trabajadores en la industria. Los expertos le dicen que debe bajar impuestos para no asfixiar a las empresas y a los ciudadanos, pero él es un enfermo de codicia y gasta cada día más, endeudando y esquilmando.
Es un ser desgraciado, enfermo de poder, cuya vida está amenazada por jueces hostiles que persiguen por corruptos a su familia, colaboradores y a él mismo.
¿Merece la pena seguir gobernando así?
Sólo un enfermo diría que sí.
Francisco Rubiales
La prensa internacional arremete contra Pedro Sánchez: «Amenaza el imperio de la ley» y la prensa alemana compara a Pedro Sánchez con Orbán, pero resaltando que mientras Orbán es popular y obtiene mayorías en las urnas, Sánchez pierde votos y sólo se mantiene en el poder gracias a sus alianzas con partidos corruptos y antiespañoles.
Es un personaje desquiciado, confundido y sin salida que sólo se mantiene en el poder destrozando España y regalando privilegios y dinero a sus socios desleales.
Su última propuesta para no pagar el rearme es "crear un ejército europeo".
En realidad no sabe ya por donde escapar. Se tiene que rearmar, pero no lo admite; tiene que conseguir dinero para armas, pero no dice cómo ni de donde lo va a sacar; tiene que presentar un presupuesto al Parlamento, pero no se atreve porque sería derrotado. Tiene que hablar claro a los ciudadanos en estos tiempos de incertidumbre, pero él es un sepulcro.
Los españoles, ante el drama de liderazgo que padecemos, no sabemos si Sánchez es inepto, loco o sinvergüenza.
Presume de éxito económico, pero España tiene menos empresas cada año, fabrica menos coches y tiene menos trabajadores en la industria. Los expertos le dicen que debe bajar impuestos para no asfixiar a las empresas y a los ciudadanos, pero él es un enfermo de codicia y gasta cada día más, endeudando y esquilmando.
Es un ser desgraciado, enfermo de poder, cuya vida está amenazada por jueces hostiles que persiguen por corruptos a su familia, colaboradores y a él mismo.
¿Merece la pena seguir gobernando así?
Sólo un enfermo diría que sí.
Francisco Rubiales
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