Son tantos los abusos, arbitrariedades, ataques a la Constitución, corrupciones y canalladas del sanchismo que hemos perdido la perspectiva y no nos damos cuenta de que estamos nadando en un mar de excrementos.
La última fechoría es repartir los menas que se acumulan en Canarias, pero dejando fuera del reparto a sus socios catalanes y vascos, una decisión mafiosa y corrupta que rompe la igualdad constitucional y arroja nuevas paladas de excrementos sobre España. Otra decisión brutal y mafiosa es aumentar el gasto militar, como exige Europa, trampeando y sin votarlo en el Congreso, otra violación de la democracia y la legalidad.
Pero a esas actuaciones antidemocráticas hay que añadir muchas otras, algunas mucho peores, como la toma del Tribunal Constitucional, al que ha convertido en un cubo de basura sanchista, el control partidista de la Fiscalía General del Estado, el perdón de criminales y corruptos, los indultos a delincuentes, el asalto a la Justicia, la colonización de instituciones, la compra de medios de comunicación, la lluvia de mentiras, las cuchilladas a la democracia, los atentados contra la verdad y una ristra interminable de codicia, nepotismo, amiguismo, persecuciones, engaños, estafas, miedos, coacciones, divisiones y reparto masivo de vulgaridades, suciedades y canalladas a lo largo y ancho del país.
Hace días, una persona crítica y demócrata me recriminaba que sólo golpeara a Sánchez en mis artículos y que no atacara también los muchos errores de Ayuso, del PP, VOX otras fuerzas dañinas. Le contesté que Sánchez era la única emergencia de España y que antes de lanzar una piedra contra otros políticos y fuerzas mediocres y dañinas, había que acabar con el núcleo de la maldad. Por lo que me contestó, parece que fui convincente.
En una nación como España, acosada por el delito de Estado, la corrupción y el abuso de poder, la única prioridad acuciante es acabar con el origen y la fuente del mal, un virus maligno que se llama Pedro Sánchez, el gran pervertidor, el capitán de los que saquean, odian y dividen a España.
Por supuesto que el monarca acobardado, los militares domesticados, los blandos del PP, los ex terroristas y los mercenarios vascos, los catalanes llenos de odio a España, los comunistas y totalitarios, los que viven de ordeñar el Estado, los que nos saquean con impuestos, los que acosan y odian y los fanáticos que siguen a Sánchez, haga lo que haga, merecen nuestras críticas y repulsas, pero dejenlos a un lado hasta que no nos libremos del líder de la manada de hienas hambrientas de poder y de odio, el llamado Pedro Sánchez.
Ya habrá tiempo después, una vez extirpado el cáncer, de reconstruir el país y fortalecerlo.
Francisco Rubiales
La última fechoría es repartir los menas que se acumulan en Canarias, pero dejando fuera del reparto a sus socios catalanes y vascos, una decisión mafiosa y corrupta que rompe la igualdad constitucional y arroja nuevas paladas de excrementos sobre España. Otra decisión brutal y mafiosa es aumentar el gasto militar, como exige Europa, trampeando y sin votarlo en el Congreso, otra violación de la democracia y la legalidad.
Pero a esas actuaciones antidemocráticas hay que añadir muchas otras, algunas mucho peores, como la toma del Tribunal Constitucional, al que ha convertido en un cubo de basura sanchista, el control partidista de la Fiscalía General del Estado, el perdón de criminales y corruptos, los indultos a delincuentes, el asalto a la Justicia, la colonización de instituciones, la compra de medios de comunicación, la lluvia de mentiras, las cuchilladas a la democracia, los atentados contra la verdad y una ristra interminable de codicia, nepotismo, amiguismo, persecuciones, engaños, estafas, miedos, coacciones, divisiones y reparto masivo de vulgaridades, suciedades y canalladas a lo largo y ancho del país.
Hace días, una persona crítica y demócrata me recriminaba que sólo golpeara a Sánchez en mis artículos y que no atacara también los muchos errores de Ayuso, del PP, VOX otras fuerzas dañinas. Le contesté que Sánchez era la única emergencia de España y que antes de lanzar una piedra contra otros políticos y fuerzas mediocres y dañinas, había que acabar con el núcleo de la maldad. Por lo que me contestó, parece que fui convincente.
En una nación como España, acosada por el delito de Estado, la corrupción y el abuso de poder, la única prioridad acuciante es acabar con el origen y la fuente del mal, un virus maligno que se llama Pedro Sánchez, el gran pervertidor, el capitán de los que saquean, odian y dividen a España.
Por supuesto que el monarca acobardado, los militares domesticados, los blandos del PP, los ex terroristas y los mercenarios vascos, los catalanes llenos de odio a España, los comunistas y totalitarios, los que viven de ordeñar el Estado, los que nos saquean con impuestos, los que acosan y odian y los fanáticos que siguen a Sánchez, haga lo que haga, merecen nuestras críticas y repulsas, pero dejenlos a un lado hasta que no nos libremos del líder de la manada de hienas hambrientas de poder y de odio, el llamado Pedro Sánchez.
Ya habrá tiempo después, una vez extirpado el cáncer, de reconstruir el país y fortalecerlo.
Francisco Rubiales
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