Los rusos perdieron la Guerra Fría derrotados por el general "propaganda" y ese mismo general los está derrotando en este nuevo enfrentamiento de Ucrania. Es difícil conocer la verdad sobre el conflicto, pero el mundo está asumiendo la tesis occidental de que los rusos son asesinos desalmados y culpables de crímenes contra la Humanidad.
De cualquier forma, a pesar de la escasa información veraz que circula y de la feroz propaganda que lo invade todo, los ucranianos se han convertido en héroes que resisten a la tiranía asesina y los rusos en asesinos y criminales peligrosos para el mundo entero.
Aunque torturen, asesinen y bombardeen sin freno todo tipo de objetivos, incluso edificios habitacionales, hospitales y escuelas, no han logrado ninguna victoria resaltable después de casi dos meses de guerra. La artillería y los tanques fueron sus armas de la victoria en la II Guerra Mundial, pero ahora han fracasado. Alemania, a partir de 1943, entró en un declive imparable que facilitó el avance triunfal de los blindados rusos hasta Berlín, pero en Ucrania sus tanques y soldados han chocado contra la resistencia heroica de un pueblo motivado y con una tecnología militar occidental muy sofisticada, que destruye blindados y agrupaciones humanas como si fueran de mantequilla.
Pase lo que pase, después de esta guerra Rusia tendrá que replantearse su estrategia global y el ejercito ruso tendrá que ser purgado, como en los tiempos de Stalin, para sustituir los viejos métodos por otros mas modernos y eficaces.
Todavía es posible, hasta probable, que los rusos conquisten el Dombás y otras zonas rusófilas del este de Ucrania, pero tardarán en lograrlo y las bajas y pérdidas de material serán insoportables. Al final, la conclusión será implacable: derrota.
Ni siquiera han logrado desenmascarar a Occidente y demostrar ante el mundo que Estados Unidos y sus aliados ya no integran el bando de la libertad frente al de la opresión. Tampoco les ha valido demostrar que había laboratorios secretos de guerra biológica en Ucrania, patrocinados por Estados Unidos. La gente lo ha asumido, pero ha seguido rechazando, por encima de todo, la violencia de los misiles rusos contra el pueblo desarmado y la crueldad de la invasión.
Las estrategias contra las invasiones, todas ellas derivadas de las utilizadas por los victoriosos guerrilleros españoles frente a Napoleón, han sido utilizadas con maestría por el ejercito ucraniano, que se ha dispersado por todo el país, con gran movilidad y rapidez y actuando en grupos pequeños que saben organizar emboscadas muy costosas para el invasor. Las tácticas defensivas contra el invasor que se perfeccionaron en Vietnam y Afganistán han sido mejoradas por los ucranianos con su insurrección de desgaste destinada a desmoralizar al enemigo con bajas insoportables, inyectándoles miedo y una inquietante inseguridad.
El reciente hundimiento del destructor Moscú, una de las unidades estrellas de la flota rusa del Mar Negro, ha servido para confirmar que Ucrania, a pesar de que está siendo martirizada y mutilada, está ganando esta guerra.
El resultado final ya es visible y será una derrota rusa de gran profundidad, no tanto por su alcance militar sino más bien por lo que conlleva de humillación para un ejército que se creía temible y casi invencible.
La batalla de Ucrania tendrá efectos de gran calado en todo el mundo, en la OTAN, en las democracias, en la Unión Europea, en la misteriosa China y, sobre todo, en la propia Rusia. El principal de ellos quizás sea la ruina progresiva de la economía rusa y la pérdida de miedo a su potencia militar, incluso a su capacidad de ataque y respuesta nuclear.
En el mundo también van a cambiar cosas como la economía, el control de la inflación, la distribución de la industria, el rechazo a la dependencia externa, el concepto de fortaleza, la orientación de las armas y la tecnología militar, el ecologismo, el feminismo, el auge del comunismo cultural, la estructura energética, hasta ahora demasiado dependiente del petróleo y el gas, la geopolítica, el sentimiento de amor a la propia patria y hasta la concepción de la democracia moderna y el poder de las élites.
Una de las consecuencias más directas será el declive del comunismo, que hasta ahora, a pesar del derribo del Muro de Berlín, había logrado infiltrarse y crecer en muchos países, esos a los que los ucranianos han llamado, con gran acierto, "medio comunistas", entre los que España es un detestable y destacado modelo.
Francisco Rubiales
De cualquier forma, a pesar de la escasa información veraz que circula y de la feroz propaganda que lo invade todo, los ucranianos se han convertido en héroes que resisten a la tiranía asesina y los rusos en asesinos y criminales peligrosos para el mundo entero.
Aunque torturen, asesinen y bombardeen sin freno todo tipo de objetivos, incluso edificios habitacionales, hospitales y escuelas, no han logrado ninguna victoria resaltable después de casi dos meses de guerra. La artillería y los tanques fueron sus armas de la victoria en la II Guerra Mundial, pero ahora han fracasado. Alemania, a partir de 1943, entró en un declive imparable que facilitó el avance triunfal de los blindados rusos hasta Berlín, pero en Ucrania sus tanques y soldados han chocado contra la resistencia heroica de un pueblo motivado y con una tecnología militar occidental muy sofisticada, que destruye blindados y agrupaciones humanas como si fueran de mantequilla.
Pase lo que pase, después de esta guerra Rusia tendrá que replantearse su estrategia global y el ejercito ruso tendrá que ser purgado, como en los tiempos de Stalin, para sustituir los viejos métodos por otros mas modernos y eficaces.
Todavía es posible, hasta probable, que los rusos conquisten el Dombás y otras zonas rusófilas del este de Ucrania, pero tardarán en lograrlo y las bajas y pérdidas de material serán insoportables. Al final, la conclusión será implacable: derrota.
Ni siquiera han logrado desenmascarar a Occidente y demostrar ante el mundo que Estados Unidos y sus aliados ya no integran el bando de la libertad frente al de la opresión. Tampoco les ha valido demostrar que había laboratorios secretos de guerra biológica en Ucrania, patrocinados por Estados Unidos. La gente lo ha asumido, pero ha seguido rechazando, por encima de todo, la violencia de los misiles rusos contra el pueblo desarmado y la crueldad de la invasión.
Las estrategias contra las invasiones, todas ellas derivadas de las utilizadas por los victoriosos guerrilleros españoles frente a Napoleón, han sido utilizadas con maestría por el ejercito ucraniano, que se ha dispersado por todo el país, con gran movilidad y rapidez y actuando en grupos pequeños que saben organizar emboscadas muy costosas para el invasor. Las tácticas defensivas contra el invasor que se perfeccionaron en Vietnam y Afganistán han sido mejoradas por los ucranianos con su insurrección de desgaste destinada a desmoralizar al enemigo con bajas insoportables, inyectándoles miedo y una inquietante inseguridad.
El reciente hundimiento del destructor Moscú, una de las unidades estrellas de la flota rusa del Mar Negro, ha servido para confirmar que Ucrania, a pesar de que está siendo martirizada y mutilada, está ganando esta guerra.
El resultado final ya es visible y será una derrota rusa de gran profundidad, no tanto por su alcance militar sino más bien por lo que conlleva de humillación para un ejército que se creía temible y casi invencible.
La batalla de Ucrania tendrá efectos de gran calado en todo el mundo, en la OTAN, en las democracias, en la Unión Europea, en la misteriosa China y, sobre todo, en la propia Rusia. El principal de ellos quizás sea la ruina progresiva de la economía rusa y la pérdida de miedo a su potencia militar, incluso a su capacidad de ataque y respuesta nuclear.
En el mundo también van a cambiar cosas como la economía, el control de la inflación, la distribución de la industria, el rechazo a la dependencia externa, el concepto de fortaleza, la orientación de las armas y la tecnología militar, el ecologismo, el feminismo, el auge del comunismo cultural, la estructura energética, hasta ahora demasiado dependiente del petróleo y el gas, la geopolítica, el sentimiento de amor a la propia patria y hasta la concepción de la democracia moderna y el poder de las élites.
Una de las consecuencias más directas será el declive del comunismo, que hasta ahora, a pesar del derribo del Muro de Berlín, había logrado infiltrarse y crecer en muchos países, esos a los que los ucranianos han llamado, con gran acierto, "medio comunistas", entre los que España es un detestable y destacado modelo.
Francisco Rubiales
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