Maduro y Sánchez, dos socialistas desprestigiados y rechazados por gran parte de sus pueblos
El deterioro profundo de los países gobernados por la izquierda en el mundo es intenso e imparable. Las huellas terribles del socialismo son tan visibles como nauseabundas en países donde los socialistas gobiernan, como Venezuela, donde el dictador Maduro acaba de proclamarse presidente, rodeado de represión y tortura al pueblo, a pesar de haber perdido las elecciones por más del 70 por ciento de los votos en contra.
Unos meses han bastado para que los socialistas británicos, en el poder, hayan creado ambientes de guerra civil y deterioro acelerado. Los blancos británicos se han lanzado a las calles a luchar contra los inmigrantes delincuentes, que están adueñándose de barrios enteros donde imponen su ley, que es salvaje y que incluye robos, asaltos, palizas, violaciones y asesinatos.
La izquierda en el gobierno se pone de parte de los inmigrantes y estalla la revuelta.
La izquierda ya ha destrozado demasiados países en el mundo, en el siglo XX y en el actual. Aunque tarde, los ciudadanos están entendiendo que el socialismo es una maldición y empiezan a reaccionar en su contra y rechazando a sus líderes corruptos.Para cientos de millones de personas, tener un gobierno socialista es un castigo y una garantía de injusticia y fracaso.
En esa situación de crisis de la izquierda, llega al poder en Estados Unidos Donald Trump, que parece dispuesto a dar la puntilla al socialismo que ha estado dominando la política y la cultura mundial durante las últimas décadas con resultados nefastos, visibles en la injusticia, el deterioro de la democracia y retrocesos en la paz y la seguridad.
El mundo está sufriendo cambios importantes y el principal de ellos es que el socialismo, que ha logrado dominar la política y la cultura en los últimos tiempos, retrocede y se acerca a su derrota, al mismo tiempo que emerge la esperanza entre los ciudadanos demócratas del planeta y en los partidos de la nueva derecha que han surgido como reacción de los indignados y de la democracia ante el auge de la cultura woke y el marxismo cultural y político.
La tendencia hacia el cambio parece imparable.
Francisco Rubiales
Unos meses han bastado para que los socialistas británicos, en el poder, hayan creado ambientes de guerra civil y deterioro acelerado. Los blancos británicos se han lanzado a las calles a luchar contra los inmigrantes delincuentes, que están adueñándose de barrios enteros donde imponen su ley, que es salvaje y que incluye robos, asaltos, palizas, violaciones y asesinatos.
La izquierda en el gobierno se pone de parte de los inmigrantes y estalla la revuelta.
La izquierda ya ha destrozado demasiados países en el mundo, en el siglo XX y en el actual. Aunque tarde, los ciudadanos están entendiendo que el socialismo es una maldición y empiezan a reaccionar en su contra y rechazando a sus líderes corruptos.Para cientos de millones de personas, tener un gobierno socialista es un castigo y una garantía de injusticia y fracaso.
En esa situación de crisis de la izquierda, llega al poder en Estados Unidos Donald Trump, que parece dispuesto a dar la puntilla al socialismo que ha estado dominando la política y la cultura mundial durante las últimas décadas con resultados nefastos, visibles en la injusticia, el deterioro de la democracia y retrocesos en la paz y la seguridad.
El mundo está sufriendo cambios importantes y el principal de ellos es que el socialismo, que ha logrado dominar la política y la cultura en los últimos tiempos, retrocede y se acerca a su derrota, al mismo tiempo que emerge la esperanza entre los ciudadanos demócratas del planeta y en los partidos de la nueva derecha que han surgido como reacción de los indignados y de la democracia ante el auge de la cultura woke y el marxismo cultural y político.
La tendencia hacia el cambio parece imparable.
Francisco Rubiales
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