En España parece que no funcionan los mecanismos de la democracia: los malos gobiernos siguen siendo apoyados por los electores y el buen gobierno no recibe los apoyos suficientes para desplazar a los fracasados. El país se empobrece cada día más, pero las masas no son conscientes del drama y los principales culpables del desastre siguen gobernando.
La democracia es un sistema minuciosamente ideado para que la sociedad premie a los buenos y castigue a los malos, pero en España ese mecanismo no funciona correctamente.
La clave del fracaso de la democracia española es que la mayoría de los medios de comunicación ya no reflejan la realidad porque han sido comprados con dinero público por el gobierno, una violación flagrante de las leyes democráticas y de la Constitución española que permanece impune, sin que la ley castigue ese abominable abuso de poder y comportamiento tiránico.
Sin información veraz, el pueblo desconoce la maldad de los que le conducen al precipicio y sigue premiando a sus verdugos.
El pueblo, engañado por la televisión y otros medios comprados, desconoce los abusos y fracasos de los que le gobiernan y no toma conciencia del retroceso que España está experimentando en todos los ámbitos, desde el económico al político, social y moral.
España se acerca peligrosamente al fracaso y a la quiebra, pero el grueso de su ciudadanía lo ignora. El nivel de endeudamiento es dramático y la pobreza avanza imparable, al mismo tiempo que el país pierde prestigio y peso en el mundo.
El gobierno, aliado con partidos que odian a España y sueñan con destruirla, como los separatistas vascos y catalanes y otros de ideología marxista totalitaria, avanza hacia el desastre y perjudica a su pueblo, lo que constituye en democracia el mayor de los delitos, un drama que la legislación española mantiene impune.
Sube los impuestos cuando los demás países del mundo los bajan, gasta más en tiempos donde ahorrar es vital, reparte arbitrariamente el dinero público, castiga a las clases medias trabajadoras y a las empresas, lo que se traduce en pobreza tangible, deteriora la calidad de los servicios públicos, sobre todo de la sanidad y la educación, y gasta enormes masas de dinero en comprar votos, voluntades y poder, objetivos alejados del interés general y del bien común.
A pesar de todo este inmenso deterioro, las encuestas no reflejan lo que sería lógico en democracia: un pérdida sustancial de apoyo al fracasado gobierno.
¿Qué está ocurriendo en España? Justo lo que predijeron Huxley, Orwell y otros muchos pensadores: que el país está engañado y desconoce la realidad, lo que le lleva a vivir en una cárcel-pocilga sin darse cuenta.
En España, por culpa del sanchismo, que es una mutación perversa, tiránica y diabólica del viejo socialismo marxista, se cumplen los peores vaticinios sobre la tiranía sofisticada: los presos llegan a amar la prisión que les esclaviza y oprime.
El pueblo ignora el principio democrático de que contra la codicia del gobierno y su sucia obsesión fiscal hay que rebelarse.
España debería estar preparando una reacción ciudadana libre contra la codicia del gobierno. España ya paga el doble de impuestos patrimoniales (Patrimonio y Sucesiones) que el resto de Europa, pero la avarienta obsesión fiscal del gobierno quiere más.
Madrid, con impuestos más bajos, es la regiónq ue más crece , crea más empleo y riqueza y le está ganando por goleada a Cataluña, pero los catalanes, en lugar de imiatr la ruta prospera de Madrid, presionan para que el gobierno imponga impuestos más altos en toda España, especialmente en Madrid, y coste ese crecimiento que humilla la tradicional primacía catalana.
Esta es la España que sigue siendo votada por los ignorantes, desinformados y fanáticos que apoyan el desastre nacional
Francisco Rubiales
La democracia es un sistema minuciosamente ideado para que la sociedad premie a los buenos y castigue a los malos, pero en España ese mecanismo no funciona correctamente.
La clave del fracaso de la democracia española es que la mayoría de los medios de comunicación ya no reflejan la realidad porque han sido comprados con dinero público por el gobierno, una violación flagrante de las leyes democráticas y de la Constitución española que permanece impune, sin que la ley castigue ese abominable abuso de poder y comportamiento tiránico.
Sin información veraz, el pueblo desconoce la maldad de los que le conducen al precipicio y sigue premiando a sus verdugos.
El pueblo, engañado por la televisión y otros medios comprados, desconoce los abusos y fracasos de los que le gobiernan y no toma conciencia del retroceso que España está experimentando en todos los ámbitos, desde el económico al político, social y moral.
España se acerca peligrosamente al fracaso y a la quiebra, pero el grueso de su ciudadanía lo ignora. El nivel de endeudamiento es dramático y la pobreza avanza imparable, al mismo tiempo que el país pierde prestigio y peso en el mundo.
El gobierno, aliado con partidos que odian a España y sueñan con destruirla, como los separatistas vascos y catalanes y otros de ideología marxista totalitaria, avanza hacia el desastre y perjudica a su pueblo, lo que constituye en democracia el mayor de los delitos, un drama que la legislación española mantiene impune.
Sube los impuestos cuando los demás países del mundo los bajan, gasta más en tiempos donde ahorrar es vital, reparte arbitrariamente el dinero público, castiga a las clases medias trabajadoras y a las empresas, lo que se traduce en pobreza tangible, deteriora la calidad de los servicios públicos, sobre todo de la sanidad y la educación, y gasta enormes masas de dinero en comprar votos, voluntades y poder, objetivos alejados del interés general y del bien común.
A pesar de todo este inmenso deterioro, las encuestas no reflejan lo que sería lógico en democracia: un pérdida sustancial de apoyo al fracasado gobierno.
¿Qué está ocurriendo en España? Justo lo que predijeron Huxley, Orwell y otros muchos pensadores: que el país está engañado y desconoce la realidad, lo que le lleva a vivir en una cárcel-pocilga sin darse cuenta.
En España, por culpa del sanchismo, que es una mutación perversa, tiránica y diabólica del viejo socialismo marxista, se cumplen los peores vaticinios sobre la tiranía sofisticada: los presos llegan a amar la prisión que les esclaviza y oprime.
El pueblo ignora el principio democrático de que contra la codicia del gobierno y su sucia obsesión fiscal hay que rebelarse.
España debería estar preparando una reacción ciudadana libre contra la codicia del gobierno. España ya paga el doble de impuestos patrimoniales (Patrimonio y Sucesiones) que el resto de Europa, pero la avarienta obsesión fiscal del gobierno quiere más.
Madrid, con impuestos más bajos, es la regiónq ue más crece , crea más empleo y riqueza y le está ganando por goleada a Cataluña, pero los catalanes, en lugar de imiatr la ruta prospera de Madrid, presionan para que el gobierno imponga impuestos más altos en toda España, especialmente en Madrid, y coste ese crecimiento que humilla la tradicional primacía catalana.
Esta es la España que sigue siendo votada por los ignorantes, desinformados y fanáticos que apoyan el desastre nacional
Francisco Rubiales
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