El sueño de China siempre ha sido debilitar a Rusia, desmembrarla y ocupar los territorios de Siberia que ambiciona y cree que le pertenecen por cultura y geografía. Ese sentimiento anti ruso que China, presente incluso cuando Stalin y Mao parecían aliados, podría ser utilizado por los occidentales para frenar el expansionismo ruso y el peligro de una confrontación nuclear con un Putin demente y acorralado.
China está vinculada a Occidente por la globalización y por el comercio mundial, que le beneficia y que le arruinaría si Occidente lo cortara. China, todavía con inmensas bolsas de pobreza y atraso en su territorio, necesita al menos una década más de expansión comercial para convertirse en un país rico de verdad y en una potencia sólida.
Pero Occidente no presiona a China con fuerza porque el conflicto ucraniano es una operación maestra, diseñada por las élites mundiales, para fortalecer el poder de Estados Unidos frente al resto del mundo. De hecho, la resistencia de los ucranianos está siendo financiada por las élites ocultas que manejan Occidente desde las sombras, que están movilizando a las naciones, gobernadas por sus vasallos, para que envíen armas a Ucrania y sigan desgastando a Rusia.
Putin, consciente de la conspiración fraguada en su contra por las élites occidentales que quieren imponer el Nuevo Orden Mundial, se siente acosado y agobiado, como lo demuestra su cada día más intensa amenaza de guerra nuclear mundial, la única baza de poder real que posee Rusia. La reciente exhibición del super cohete Satán 2 no es otra cosa que una advertencia a esos poderes en las sombras para que sepan que antes de perecer, Rusia hará que el mundo se incendie en un holocausto apocalíptico.
Ante esa situación, algunos expertos creen que ya se ha cursado la orden de asesinar a Putin o de hacerlo caer pronto y con estrépito.
La actual amistad entre China y Rusia es consecuencia de la torpeza de Estados Unidos, un país que ha empujado a rusos y chinos a unirse frente a Washington, que es el enemigo común.
El corazón de los chinos está mucho más cerca de Occidente que de Rusia, pero la alianza con Rusia es imprescindible para una China que se siente amenazada y acosada por el mundo occidental, cada día más controlado y manejado por Estados Unidos.
La guerra de Ucrania es la jugada más maquiavélica y brillante de Estados Unidos en décadas y está fortaleciendo su liderazgo mundial. Las sanciones contra Rusia por haber invadido Ucrania y asesinar a los ucranianos dañan la economía de Rusia y de Europa, con lo que Estados Unidos debilita a dos de sus adversarios. Mientras tanto, Estados Unidos dispara sus ventas de petróleo y de gas, a precios elevados, inyectando dinero fresco y poder a su hegemonía mundial.
La visita de Sánchez a Ucrania y el envío masivo de armas españolas a los ucranianos, después de que Sánchez afirmara en el principio de la contienda que "NO" enviaría armas ofensivas, no es otra cosa que el resultado de las presiones irresistibles del poder mundial oculto a sus vasallos, entre los que Sánchez destaca como perro fiel.
Los poderes sombríos movilizan contra Rusia a sus vasallos y libran en Ucrania una batalla decisiva para despejar los caminos a la implantación del Nuevo Orden Mundial.
Francisco Rubiales
China está vinculada a Occidente por la globalización y por el comercio mundial, que le beneficia y que le arruinaría si Occidente lo cortara. China, todavía con inmensas bolsas de pobreza y atraso en su territorio, necesita al menos una década más de expansión comercial para convertirse en un país rico de verdad y en una potencia sólida.
Pero Occidente no presiona a China con fuerza porque el conflicto ucraniano es una operación maestra, diseñada por las élites mundiales, para fortalecer el poder de Estados Unidos frente al resto del mundo. De hecho, la resistencia de los ucranianos está siendo financiada por las élites ocultas que manejan Occidente desde las sombras, que están movilizando a las naciones, gobernadas por sus vasallos, para que envíen armas a Ucrania y sigan desgastando a Rusia.
Putin, consciente de la conspiración fraguada en su contra por las élites occidentales que quieren imponer el Nuevo Orden Mundial, se siente acosado y agobiado, como lo demuestra su cada día más intensa amenaza de guerra nuclear mundial, la única baza de poder real que posee Rusia. La reciente exhibición del super cohete Satán 2 no es otra cosa que una advertencia a esos poderes en las sombras para que sepan que antes de perecer, Rusia hará que el mundo se incendie en un holocausto apocalíptico.
Ante esa situación, algunos expertos creen que ya se ha cursado la orden de asesinar a Putin o de hacerlo caer pronto y con estrépito.
La actual amistad entre China y Rusia es consecuencia de la torpeza de Estados Unidos, un país que ha empujado a rusos y chinos a unirse frente a Washington, que es el enemigo común.
El corazón de los chinos está mucho más cerca de Occidente que de Rusia, pero la alianza con Rusia es imprescindible para una China que se siente amenazada y acosada por el mundo occidental, cada día más controlado y manejado por Estados Unidos.
La guerra de Ucrania es la jugada más maquiavélica y brillante de Estados Unidos en décadas y está fortaleciendo su liderazgo mundial. Las sanciones contra Rusia por haber invadido Ucrania y asesinar a los ucranianos dañan la economía de Rusia y de Europa, con lo que Estados Unidos debilita a dos de sus adversarios. Mientras tanto, Estados Unidos dispara sus ventas de petróleo y de gas, a precios elevados, inyectando dinero fresco y poder a su hegemonía mundial.
La visita de Sánchez a Ucrania y el envío masivo de armas españolas a los ucranianos, después de que Sánchez afirmara en el principio de la contienda que "NO" enviaría armas ofensivas, no es otra cosa que el resultado de las presiones irresistibles del poder mundial oculto a sus vasallos, entre los que Sánchez destaca como perro fiel.
Los poderes sombríos movilizan contra Rusia a sus vasallos y libran en Ucrania una batalla decisiva para despejar los caminos a la implantación del Nuevo Orden Mundial.
Francisco Rubiales
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