Es un dato científicamente comprobado que las dos asociaciones delictivas mayores de España, después de ETA, son el PSOE y el PP, por el número de delitos cometidos por los suyos, detenidos, imputados y sospechosos. Y eso que los datos prueban que muchos de sus delitos escapan al castigo gracias a los apoyos que reciben desde el poder.
Cuando alguien aterriza dentro del socialismo español o del PP, se encuentra tan protegido y disfruta de tantos beneficios que es casi imposible que salga. Ni siquiera es necesario que el partido prohíba que escapen porque la permanencia en el paraíso siempre es voluntaria. Dentro de esos partidos, sus miembros, sobre todo si alcanzan cierto nivel, disfrutan de dinero, privilegios, protección frente a los tribunales, blindajes varios y un alto grado de impunidad.
Ser político en España significa disfrute, dinero, brillo social, un alto grado de impunidad y mucho poder, más del permitido en democracia.
El PSOE no es la única "Cosa Nostra" en España. En cierto modo, todos los partidos políticos lo son, pero ninguna de esas auténticas mafias es tan sólida, eficiente, sofisticada y generosa con los suyos como la del PSOE.
Una vez tuve un socio que llegó a ser alto cargo del PP. Un día, mientras liquidábamos nuestros compromisos empresariales, me explicó que hay que llegar lo más alto posible en los partidos políticos porque una vez que conoces ciertos secretos, ya estás protegido para toda tu vida y jamás te abandonan. Después de más de tres décadas, aquel viejo socio sigue en la cúpula, protegido y disfrutando de una vida rica, cómoda y segura.
Viví tres años en Italia como corresponsal de prensa y allí conocí a algunos mafiosos camuflados de ciudadanos respetables. El hijo de un capo siciliano, que era un colega periodista, me explicó que la mafia italiana nació como una forma de defenderse del Estado, opresor e injusto. Yo le dije que en España habíamos perfeccionado la fórmula y la mafia, más lista y osada, se ha apoderado del Estado y ha logrado ser el gobierno mismo. "No creas, -me respondió- en Italia está ocurriendo algo parecido". Eran los años ochenta del pasado siglo y desde entonces la mafia política ha ganado muchas batallas y conquistado muchas parcelas del poder.
La "cosa nostra" tiene leyes internas como la omertá, el silencio corrupto, el apoyo mutuo y la defensa colectiva para conservar los privilegios. Esas leyes son las que hacen que Felipe González y otros muchos, en apariencia socialistas disidentes, como Alfonso Guerra y García-Page, sigan votando socialista, a pesar de sus críticas al sanchismo y a su política de traición a España y al bien común.
Nadie muerde la mano que le da de comer y menos aun si, además de comida, proporciona impunidad y toda clase de privilegios.
El presidente andaluz Juanma Moreno, del PP, acaba de aprobar todo un rosario espectacular de privilegios para los ex presidente de la Junta de Andalucía, que incluye sueldos de lujo, oficina en el Parlamento, funcionarios a su servicio y pensión de sátrapa, entre otras ventajas y premios.
Ningún otro ciudadano, ni siquiera los empresarios de éxito que han hecho grandes a sus empresas, disfrutan en España de la décima parte de los privilegios y ventajas de los ex políticos con poder.
La mafia se cuida a sí misma con mimo, descaro y dedicación, entre otras razones porque ha perdido el miedo a las leyes y al pueblo, porque no tiene que rendir cuentas a nadie y porque el pueblo, sometido y desprovisto de poder, ha quedado castrado por los políticos.
Los demócratas, liberales, regeneracionistas y partidos como VOX, que luchan en España por una democracia auténtica, con controles eficaces al poder y protagonismo de las leyes y de la ciudadanía, deben ser conscientes de que la primera batalla a ganar deberá ser la de desmantelar esas mafias llamadas partidos políticos, que ya están descaradamente al servicio de sus propios intereses y miembros, no del ciudadano y del bien común.
Francisco Rubiales
Cuando alguien aterriza dentro del socialismo español o del PP, se encuentra tan protegido y disfruta de tantos beneficios que es casi imposible que salga. Ni siquiera es necesario que el partido prohíba que escapen porque la permanencia en el paraíso siempre es voluntaria. Dentro de esos partidos, sus miembros, sobre todo si alcanzan cierto nivel, disfrutan de dinero, privilegios, protección frente a los tribunales, blindajes varios y un alto grado de impunidad.
Ser político en España significa disfrute, dinero, brillo social, un alto grado de impunidad y mucho poder, más del permitido en democracia.
El PSOE no es la única "Cosa Nostra" en España. En cierto modo, todos los partidos políticos lo son, pero ninguna de esas auténticas mafias es tan sólida, eficiente, sofisticada y generosa con los suyos como la del PSOE.
Una vez tuve un socio que llegó a ser alto cargo del PP. Un día, mientras liquidábamos nuestros compromisos empresariales, me explicó que hay que llegar lo más alto posible en los partidos políticos porque una vez que conoces ciertos secretos, ya estás protegido para toda tu vida y jamás te abandonan. Después de más de tres décadas, aquel viejo socio sigue en la cúpula, protegido y disfrutando de una vida rica, cómoda y segura.
Viví tres años en Italia como corresponsal de prensa y allí conocí a algunos mafiosos camuflados de ciudadanos respetables. El hijo de un capo siciliano, que era un colega periodista, me explicó que la mafia italiana nació como una forma de defenderse del Estado, opresor e injusto. Yo le dije que en España habíamos perfeccionado la fórmula y la mafia, más lista y osada, se ha apoderado del Estado y ha logrado ser el gobierno mismo. "No creas, -me respondió- en Italia está ocurriendo algo parecido". Eran los años ochenta del pasado siglo y desde entonces la mafia política ha ganado muchas batallas y conquistado muchas parcelas del poder.
La "cosa nostra" tiene leyes internas como la omertá, el silencio corrupto, el apoyo mutuo y la defensa colectiva para conservar los privilegios. Esas leyes son las que hacen que Felipe González y otros muchos, en apariencia socialistas disidentes, como Alfonso Guerra y García-Page, sigan votando socialista, a pesar de sus críticas al sanchismo y a su política de traición a España y al bien común.
Nadie muerde la mano que le da de comer y menos aun si, además de comida, proporciona impunidad y toda clase de privilegios.
El presidente andaluz Juanma Moreno, del PP, acaba de aprobar todo un rosario espectacular de privilegios para los ex presidente de la Junta de Andalucía, que incluye sueldos de lujo, oficina en el Parlamento, funcionarios a su servicio y pensión de sátrapa, entre otras ventajas y premios.
Ningún otro ciudadano, ni siquiera los empresarios de éxito que han hecho grandes a sus empresas, disfrutan en España de la décima parte de los privilegios y ventajas de los ex políticos con poder.
La mafia se cuida a sí misma con mimo, descaro y dedicación, entre otras razones porque ha perdido el miedo a las leyes y al pueblo, porque no tiene que rendir cuentas a nadie y porque el pueblo, sometido y desprovisto de poder, ha quedado castrado por los políticos.
Los demócratas, liberales, regeneracionistas y partidos como VOX, que luchan en España por una democracia auténtica, con controles eficaces al poder y protagonismo de las leyes y de la ciudadanía, deben ser conscientes de que la primera batalla a ganar deberá ser la de desmantelar esas mafias llamadas partidos políticos, que ya están descaradamente al servicio de sus propios intereses y miembros, no del ciudadano y del bien común.
Francisco Rubiales
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