
Los pistoleros se entienden y pactan. El mundo tiembla.
Donald Trump y su comportamiento con Ucrania confirman las tesis de muchos expertos y observadores que, tras analizar la Historia, concluyen que los anglosajones tienen el alma oscura de los herederos directos de los vikingos salteadores y de los piratas del Caribe, hijos de la agresión, el asalto y el saqueo y adictos al pistolerismo y bandidaje.
La injusta y decepcionante tesis estadounidense es que Ucrania debe perder en los despachos esta guerra, que Rusia no ha logrado ganar sobre el terreno, entregando al invasor asesino casi un tercio de su territorio y renunciando a ingresar en la maltrecha OTAN, una organización que sin el apoyo entusiasta de Estados Unidos se debilita, se divide y pierde su sentido fundacional, que era la defensa armada de la libertad y el derecho frente a la piratería y voracidad de los malvados.
Nuestro mundo está cambiando a marchas forzadas y todo empezó con el derribo del Muro de Berlín. Desde entonces, los comunistas, que eran los déspotas y los malos, contagiaron a los políticos del llamado "Mundo Libre", que se tornaron, poco a poco, en corruptos, miserables, delincuentes, asesinos de la democracia y enemigos de sus propios pueblos.
Mientras el mundo se dividía en demócratas y totalitarios, en defensores de la libertad y defensores de la esclavitud, en buenos y malos, aquella dualidad funcionaba, pero a medida que los malos contaminaron a los buenos y la clase política se sovietizó y se hizo corrupta y despótica, el mundo y la historia cayeron en manos de una banda de miserables políticos, sin valores ni principios, corruptos, ansiosos de privilegios, enemigos de la democracia y adversarios de sus propios pueblos.
Esa infección de bajeza y maldad es la que ha hecho posible la injusticia de Ucrania, donde un país malvado utiliza su fuerza para aplastar a un país víctima y al final el depredador es defendido por las hienas de la política mundial, cuya sede parece haberse trasladado a Washington.
Para que lo entiendan los americanos, la relación de cooperación entre Trump y Putin es como si Pat Garrett y Billy the Kid se hubieran hecho amigos y acordado imponer juntos la ley en el salvaje Oeste.
Muchos habíamos interpretado la victoria de Trump como una reacción contra la corrupción de los viejos socialistas y las deterioradas derechas del mundo, pero quizás no sea así, a juzgar por lo que está ocurriendo en el comercio mundial y en Ucrania. La verdad visible es que Trump ha llegado al poder para reforzar el papel de los pistoleros y consagrar y sacralizar el triunfo de la maldad sobre lo poco que quedaba de libertad, democracia y justicia.
Los aranceles son pistolas que apuntan a la cabeza del exportador y el comercio mundial será ya un cuadrilátero donde los fuertes impondrán su ley a los débiles. ¡Viva el Oeste americano y vivan los forajidos!
Si nadie lo remedia, la "solución" para Ucrania, pactada por los dos grandes pistoleros del planeta, los que tienen sus arsenales llenos de misiles nucleares, consiste en que el país será dividido y saqueado por el invasor, la OTAN quedará casi desmantelada, Europa ninguneada y todos obligados por los dos malvados a armarse hasta los dientes en las puertas de un mundo donde no habrá otra ley que la de las pistolas.
El nuevo mundo maldito y obsceno que despunta por el horizonte, con rasgos de Apocalipsis Bíblica, en apariencia no está todavía consolidado, pero los síntomas que anticipa son decepcionantes, alarmantes, terriblemente sucios y casi mortales.
Francisco Rubiales
La injusta y decepcionante tesis estadounidense es que Ucrania debe perder en los despachos esta guerra, que Rusia no ha logrado ganar sobre el terreno, entregando al invasor asesino casi un tercio de su territorio y renunciando a ingresar en la maltrecha OTAN, una organización que sin el apoyo entusiasta de Estados Unidos se debilita, se divide y pierde su sentido fundacional, que era la defensa armada de la libertad y el derecho frente a la piratería y voracidad de los malvados.
Nuestro mundo está cambiando a marchas forzadas y todo empezó con el derribo del Muro de Berlín. Desde entonces, los comunistas, que eran los déspotas y los malos, contagiaron a los políticos del llamado "Mundo Libre", que se tornaron, poco a poco, en corruptos, miserables, delincuentes, asesinos de la democracia y enemigos de sus propios pueblos.
Mientras el mundo se dividía en demócratas y totalitarios, en defensores de la libertad y defensores de la esclavitud, en buenos y malos, aquella dualidad funcionaba, pero a medida que los malos contaminaron a los buenos y la clase política se sovietizó y se hizo corrupta y despótica, el mundo y la historia cayeron en manos de una banda de miserables políticos, sin valores ni principios, corruptos, ansiosos de privilegios, enemigos de la democracia y adversarios de sus propios pueblos.
Esa infección de bajeza y maldad es la que ha hecho posible la injusticia de Ucrania, donde un país malvado utiliza su fuerza para aplastar a un país víctima y al final el depredador es defendido por las hienas de la política mundial, cuya sede parece haberse trasladado a Washington.
Para que lo entiendan los americanos, la relación de cooperación entre Trump y Putin es como si Pat Garrett y Billy the Kid se hubieran hecho amigos y acordado imponer juntos la ley en el salvaje Oeste.
Muchos habíamos interpretado la victoria de Trump como una reacción contra la corrupción de los viejos socialistas y las deterioradas derechas del mundo, pero quizás no sea así, a juzgar por lo que está ocurriendo en el comercio mundial y en Ucrania. La verdad visible es que Trump ha llegado al poder para reforzar el papel de los pistoleros y consagrar y sacralizar el triunfo de la maldad sobre lo poco que quedaba de libertad, democracia y justicia.
Los aranceles son pistolas que apuntan a la cabeza del exportador y el comercio mundial será ya un cuadrilátero donde los fuertes impondrán su ley a los débiles. ¡Viva el Oeste americano y vivan los forajidos!
Si nadie lo remedia, la "solución" para Ucrania, pactada por los dos grandes pistoleros del planeta, los que tienen sus arsenales llenos de misiles nucleares, consiste en que el país será dividido y saqueado por el invasor, la OTAN quedará casi desmantelada, Europa ninguneada y todos obligados por los dos malvados a armarse hasta los dientes en las puertas de un mundo donde no habrá otra ley que la de las pistolas.
El nuevo mundo maldito y obsceno que despunta por el horizonte, con rasgos de Apocalipsis Bíblica, en apariencia no está todavía consolidado, pero los síntomas que anticipa son decepcionantes, alarmantes, terriblemente sucios y casi mortales.
Francisco Rubiales
Comentarios: