El silencio del papa Francisco ante las atrocidades de Venezuela y Nicaragua empieza a ser un gran escándalo.
Pero las críticas están alcanzado en estos días un nivel todavía más intenso después de que el Vaticano, de manera sorprendente, enviara a un representante suyo a la reciente toma de posesión del Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, elegido por un nuevo periodo en unas elecciones trucadas, que no reconoce el grueso de la comunidad internacional.
Muchas voces rechazan que el Vaticano haya enviado un representante a la ceremonia, que se ha sentado al lado de los únicos países que acudieron, todos ellos tiranías totalitarias comunistas, como Cuba, Nicaragua y Bolivia. También rechaza que el papa, ante lo que es ya una matanza de la oposición en Venezuela y Nizaragua, pida "concordia" a las partes, sin diferenciar entre los que asesinan y los que son asesinados, ni entre los que pasan hambre y los que viven en el lujo como políticos en el poder.
El escándalo del Vaticano alcanzó ya notoriedad mundial después de que el pasado 23 de julio un grupo de veinte expresidentes criticó “el silencio y la celosa prudencia” del Vaticano ante las atrocidades cometidas por los gobiernos dictatoriales en Nicaragua y Venezuela.
Los exmandatarios suscribieron un documento agrupados en la Iniciativa Democrática de España y las Américas, IDEA. En ese mismo contexto, el expresidente español, José María Aznar, denunció “las violaciones graves, sistemáticas y generalizadas de derechos humanos que sufren los pueblos de Nicaragua y de Venezuela.”
Los firmantes dieron su respaldo absoluto a la OEA, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo, el Grupo de Lima y las Conferencias Episcopales de Venezuela y de Nicaragua denunciando y condenando lo que a su juicio constituyen “crímenes de trascendencia internacional.”
Entre los firmantes se encontraban Enrique Bolaños, Oscar Arias, Rafael Ángel Calderón, José María Figueras y Miguel Ángel Rodríguez. Además, Nicolás Ardito Barletta, Mireya Moscoso, Belisario Betancour, Andrés Pastrana, Alfredo Cristiani, y Vicente Fox.
La protesta contra el papa Bergoglio en las redes sociales crece y ya casi es estruendosa. Las críticas destacan la equidistancia del pontífice entre los que asesinan y los que mueren asesinados. Como resumen del ambiente reinante en las redes puede citarse a la periodista Marta Colomina, que se preguntó: “A ver Papa, ¿usted cree que puede pedir a los venezolanos “conformidad y unión” con el dictador que los está matando de hambre y enfermedades, que es lo que significa la “concordia” según DRAE? El papa Francisco pidió concordia para Venezuela en su mensaje de Navidad”. Por otra parte, Miguel Velarde, director de la consultora Alpha Politikos, utilizó su cuenta en Twitter para expresar lo siguiente: “Después de un largo y estruendoso silencio, el papa Bergoglio finalmente se pronuncia sobre Venezuela y Nicaragua y nos damos cuenta que era mejor el largo y estruendoso silencio”.
Algunos expertos afirman que el papa es claramente de izquierdas y que sus simpatías personales están marcando la política vaticana, muy complaciente y tolerante ante regímenes crueles y asesinos comunistas, citando como ejemplos el trato a Cuba, Nicaragua y Venezuela, principalmente.
Y el ejemplo más citado es que el Vaticano ha querido estar presente en una toma de posesión de Nicolás Maduro, juzgada casi universalmente como ilegítima y sin apenas enviados de otros países, presencia vaticana impuesta en contra del criterio de la propia iglesia venezolana, cuando el mundo considera que el bolivariano sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, ha ido demasiado lejos en su imposición de una tiranía socialista que ha empobrecido Venezuela hasta la miseria, ha causado muertos, oprime y que su nuevo mandato es ilegítimo, algo que se ha hecho evidente en la ‘foto’ de su nueva toma de posesión, en la que aparecen solo los líderes o representantes de países cómplices.
Solamente cuatro presidentes latinoamericanos acudieron al acto realizado en Caracas en la sede del Tribunal Supremo de Justicia: Evo Morales, de Bolivia; Miguel Díaz-Canel, de Cuba; Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador; y Daniel Ortega, de Nicaragua. Los primeros ministros de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves; y de San Cristóbal y Nieves, Timothy Harris, completaron la lista de mandatarios asistentes al acto. Los únicos mandatarios procedentes de fuera del continente americano fueron los presidentes de Osetia del Sur, Anatoli Bibílov, y de Abjasia, Raul Khajimba, dos países no reconocidos por la ONU. Juanto a esos pocos tiranos presentes se sentó el representante de la Santa Sede.
Francisco Rubiales
Muchas voces rechazan que el Vaticano haya enviado un representante a la ceremonia, que se ha sentado al lado de los únicos países que acudieron, todos ellos tiranías totalitarias comunistas, como Cuba, Nicaragua y Bolivia. También rechaza que el papa, ante lo que es ya una matanza de la oposición en Venezuela y Nizaragua, pida "concordia" a las partes, sin diferenciar entre los que asesinan y los que son asesinados, ni entre los que pasan hambre y los que viven en el lujo como políticos en el poder.
El escándalo del Vaticano alcanzó ya notoriedad mundial después de que el pasado 23 de julio un grupo de veinte expresidentes criticó “el silencio y la celosa prudencia” del Vaticano ante las atrocidades cometidas por los gobiernos dictatoriales en Nicaragua y Venezuela.
Los exmandatarios suscribieron un documento agrupados en la Iniciativa Democrática de España y las Américas, IDEA. En ese mismo contexto, el expresidente español, José María Aznar, denunció “las violaciones graves, sistemáticas y generalizadas de derechos humanos que sufren los pueblos de Nicaragua y de Venezuela.”
Los firmantes dieron su respaldo absoluto a la OEA, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo, el Grupo de Lima y las Conferencias Episcopales de Venezuela y de Nicaragua denunciando y condenando lo que a su juicio constituyen “crímenes de trascendencia internacional.”
Entre los firmantes se encontraban Enrique Bolaños, Oscar Arias, Rafael Ángel Calderón, José María Figueras y Miguel Ángel Rodríguez. Además, Nicolás Ardito Barletta, Mireya Moscoso, Belisario Betancour, Andrés Pastrana, Alfredo Cristiani, y Vicente Fox.
La protesta contra el papa Bergoglio en las redes sociales crece y ya casi es estruendosa. Las críticas destacan la equidistancia del pontífice entre los que asesinan y los que mueren asesinados. Como resumen del ambiente reinante en las redes puede citarse a la periodista Marta Colomina, que se preguntó: “A ver Papa, ¿usted cree que puede pedir a los venezolanos “conformidad y unión” con el dictador que los está matando de hambre y enfermedades, que es lo que significa la “concordia” según DRAE? El papa Francisco pidió concordia para Venezuela en su mensaje de Navidad”. Por otra parte, Miguel Velarde, director de la consultora Alpha Politikos, utilizó su cuenta en Twitter para expresar lo siguiente: “Después de un largo y estruendoso silencio, el papa Bergoglio finalmente se pronuncia sobre Venezuela y Nicaragua y nos damos cuenta que era mejor el largo y estruendoso silencio”.
Algunos expertos afirman que el papa es claramente de izquierdas y que sus simpatías personales están marcando la política vaticana, muy complaciente y tolerante ante regímenes crueles y asesinos comunistas, citando como ejemplos el trato a Cuba, Nicaragua y Venezuela, principalmente.
Y el ejemplo más citado es que el Vaticano ha querido estar presente en una toma de posesión de Nicolás Maduro, juzgada casi universalmente como ilegítima y sin apenas enviados de otros países, presencia vaticana impuesta en contra del criterio de la propia iglesia venezolana, cuando el mundo considera que el bolivariano sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, ha ido demasiado lejos en su imposición de una tiranía socialista que ha empobrecido Venezuela hasta la miseria, ha causado muertos, oprime y que su nuevo mandato es ilegítimo, algo que se ha hecho evidente en la ‘foto’ de su nueva toma de posesión, en la que aparecen solo los líderes o representantes de países cómplices.
Solamente cuatro presidentes latinoamericanos acudieron al acto realizado en Caracas en la sede del Tribunal Supremo de Justicia: Evo Morales, de Bolivia; Miguel Díaz-Canel, de Cuba; Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador; y Daniel Ortega, de Nicaragua. Los primeros ministros de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves; y de San Cristóbal y Nieves, Timothy Harris, completaron la lista de mandatarios asistentes al acto. Los únicos mandatarios procedentes de fuera del continente americano fueron los presidentes de Osetia del Sur, Anatoli Bibílov, y de Abjasia, Raul Khajimba, dos países no reconocidos por la ONU. Juanto a esos pocos tiranos presentes se sentó el representante de la Santa Sede.
Francisco Rubiales
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