La Ley de Amnistía es la mayor y más dañina de las líneas rojas sobrepasadas por el sanchismo. La amnistía representa que el Estado pide perdón y olvida la rebelión violenta, plagada de actos terroristas e intentos de destruir España, que protagonizó el independentismo catalán hace pocos años. De hecho, con la amnistía, España se arrodilla ante los delincuentes catalanes que quisieron asesinarla. Toda una vergüenza y una ignominia que sólo puede protagonizar un gobierno como el de Sánchez y sus aliados independentistas, ex terroristas y comunistas, sin honor, sin decencia y sin una gota de amor a España.
Si el Rey no esquiva la firma de esa ley inmoral e inconstitucional habrá empujado a España hacia el abismo, habrá traicionado al pueblo español, al que está obligado a proteger, y habrá también condenado a la Monarquía, para la que será difícil justificar su utilidad en el futuro, si España, como ocurrirá sin duda, logra un día sacudirse el yugo del socialismo sanchista.
Recurrir al Tribunal Constitucional carece de sentido porque ese órgano es uno de los que Pedro Sánchez y sus aliados han ocupado y dominan, convirtiendo sus sentencias y dictámenes en apoyos al gobierno.
Pero la Justicia sí tiene esperanza en el socorro que pueda prestar a España el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, al que recurrirá sin duda para impedir la estocada final que prepara el sanchismo a la España libre, democrática y decente.
Si todas estas esperanzas fallan, la única salida que le queda a la libertad en España es que Puigdemont retire su apoyo al sátrapa y este caiga, provocando una fiesta masiva y una orgía de champagne y celebración en millones de españoles, que podrán respirar y recuperar la esperanza en una patria digna y no prostituida por la dictadura peor de la Historia, que es la socialista, la que ha llenado el mundo de cadáveres, empobrecido y esclavizado a los pueblos de Cuba, Venezuela, Corea del Norte y otros.
La vieja derecha que representa el PP demuestra que es claramente impotente ante el sanchismo, al que admira desde el fondo de su alma dañada. Para ese partido, desorientado, confundido y enfermo, el enemigo no es el sanchismo tiránico sino VOX, el único partido que tiene planteamientos de auténtica derecha y que es capaz de oponerse con dureza y eficacia a la dictadura de Sánchez.
Ahora, cuando España más necesita la fortaleza de la oposición contra el Sánchez desatado y sin escrúpulos, cuando cobra todo sentido y valor ese grito que cada día se escucha mas en las calles, plazas y hogares de España: "Sólo nos queda VOX".
Francisco Rubiales
Si el Rey no esquiva la firma de esa ley inmoral e inconstitucional habrá empujado a España hacia el abismo, habrá traicionado al pueblo español, al que está obligado a proteger, y habrá también condenado a la Monarquía, para la que será difícil justificar su utilidad en el futuro, si España, como ocurrirá sin duda, logra un día sacudirse el yugo del socialismo sanchista.
Recurrir al Tribunal Constitucional carece de sentido porque ese órgano es uno de los que Pedro Sánchez y sus aliados han ocupado y dominan, convirtiendo sus sentencias y dictámenes en apoyos al gobierno.
Pero la Justicia sí tiene esperanza en el socorro que pueda prestar a España el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, al que recurrirá sin duda para impedir la estocada final que prepara el sanchismo a la España libre, democrática y decente.
Si todas estas esperanzas fallan, la única salida que le queda a la libertad en España es que Puigdemont retire su apoyo al sátrapa y este caiga, provocando una fiesta masiva y una orgía de champagne y celebración en millones de españoles, que podrán respirar y recuperar la esperanza en una patria digna y no prostituida por la dictadura peor de la Historia, que es la socialista, la que ha llenado el mundo de cadáveres, empobrecido y esclavizado a los pueblos de Cuba, Venezuela, Corea del Norte y otros.
La vieja derecha que representa el PP demuestra que es claramente impotente ante el sanchismo, al que admira desde el fondo de su alma dañada. Para ese partido, desorientado, confundido y enfermo, el enemigo no es el sanchismo tiránico sino VOX, el único partido que tiene planteamientos de auténtica derecha y que es capaz de oponerse con dureza y eficacia a la dictadura de Sánchez.
Ahora, cuando España más necesita la fortaleza de la oposición contra el Sánchez desatado y sin escrúpulos, cuando cobra todo sentido y valor ese grito que cada día se escucha mas en las calles, plazas y hogares de España: "Sólo nos queda VOX".
Francisco Rubiales
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