
La llegada al poder de Donald Trump, significa que ya se está dinamitando el poderoso Deep State de Estados Unidos y ha empezado desmontando la CIA y otros poderes estatales, como el FBI, que trabajan para imponer el nefasto socialismo, el derrumbe de los valores, la globalización, la invasión de los inmigrantes ilegales y la hipócrita y malvada cultura woke.
La España de Pedro Sánchez es considerada en la mayoría de los centros de estudios geopolíticos y estratégicos de Occidente como uno de los países más corruptos del mundo. España tiene al Estado profundo en el poder, pleno de visibilidad y de energía, gobernando bajo el brazo de Pedro Sánchez, líder de uno de los sistemas políticos más sucios y deleznables del planeta.
Todos los rasgos del Estado pervertido se concentran en la España del presente: gobierno que miente, despilfarra, corrompe, protege a delincuentes, expolia, incumple la Constitución, se endeuda locamente y se alía con partidos que odian a España y promueve la rebelión, el separatismo, la división y el odio.
El "Estado Profundo" está integrado por los peores seres humanos, desde los policías cómplices del narcotráfico a los políticos que promueven la corrupción, destrozan los valores y se enriquecen con el poder, sin olvidar a los traidores y sádicos que dicen servir a un Estado que es básicamente injusto, que margina y castiga a los que votan a la derecha, que frena el progreso, impone impuestos abusivos y pretende controlarlo todo, incluso aquello que la democracia exige que sea libre e independiente, como el poder judicial, la prensa, las fuerzas de orden y defensa y las instituciones de vigilancia y control.
Un drama especial de España es que la vieja derecha española, encarnada en el PP, el mayor partido del país, está demasiado cerca del Estado Profundo español, por cobardía y sus vicios y tendencias filosocialistas.
Desmontar el podrido Estado Profundo español es la tarea más urgente y noble imaginable para un demócrata y para toda persona decente. En España, acabar con el Deep State equivale a expulsar a Pedro Sánchez del poder y eliminar hasta las últimas huellas y residuos de un régimen que convive con la corrupción, avanza hacia la dictadura, rechaza los controles democráticos y quiere perpetuarse en el poder.
Al igual que en Estados Unidos, para desmontar el Deep State se está cambiando a los corruptos por verdaderos servidores públicos, a conspiradores por funcionarios leales y a agentes promotores de males y vicios por defensores del bien común, en España habría que reformar todo lo que el sanchismo ha corrompido, desde los servicios de inteligencia, hasta la diplomacia, los altos mandos militares y policiales, decenas de miles de políticos dedicados a promover el mal y a funcionarios y profesionales incrustados en los ministerios y servicios básicos, donde dan la espalda al bien común y anteponen su intereses y los de sus partidos al bienestar del pueblo y la nación, toda una hueste miserable que amordaza, castra y convierte a la nación española en tullida y enferma.
El corazón del Deep State español está formado por los socialistas del PSOE, máximos beneficiados por el gobierno, por los partidos aliados da Sánchez, comunistas y separatistas llenos de odio a España y mercenarios que no paran de chantajear y traicionar, además de legiones de personas corruptas que están al servicio del poder, desinformando, mintiendo, realizando negocios sucios, comprando voluntades y trabajando para el mal.
El Estado Profundo es la obra cumbre del socialismo moderno tras el derribo del Muro de Berlín, una marea de suciedad que ha llenado las calles de inmigrantes ilegales, muchos de ellos delincuentes y sin ánimo de integrarse, que ha deteriorado servicios públicos como la educación, la salud y la ayuda a los débiles, que ha ido asesinando, poco a poco, la democracia, que ha masacrado los viejos valores y que ha luchado más por el bienestar y la fortaleza del poder y de sus élites que por el pueblo.
El socialismo y sus obras de deterioro y destrucción de la democracia, las libertades y derechos ha sido y es el gran mal del mundo y desmontarlo y erradicarlo será el mayor desafío de la Humanidad y la civilización en este siglo XXI.
Francisco Rubiales
La España de Pedro Sánchez es considerada en la mayoría de los centros de estudios geopolíticos y estratégicos de Occidente como uno de los países más corruptos del mundo. España tiene al Estado profundo en el poder, pleno de visibilidad y de energía, gobernando bajo el brazo de Pedro Sánchez, líder de uno de los sistemas políticos más sucios y deleznables del planeta.
Todos los rasgos del Estado pervertido se concentran en la España del presente: gobierno que miente, despilfarra, corrompe, protege a delincuentes, expolia, incumple la Constitución, se endeuda locamente y se alía con partidos que odian a España y promueve la rebelión, el separatismo, la división y el odio.
El "Estado Profundo" está integrado por los peores seres humanos, desde los policías cómplices del narcotráfico a los políticos que promueven la corrupción, destrozan los valores y se enriquecen con el poder, sin olvidar a los traidores y sádicos que dicen servir a un Estado que es básicamente injusto, que margina y castiga a los que votan a la derecha, que frena el progreso, impone impuestos abusivos y pretende controlarlo todo, incluso aquello que la democracia exige que sea libre e independiente, como el poder judicial, la prensa, las fuerzas de orden y defensa y las instituciones de vigilancia y control.
Un drama especial de España es que la vieja derecha española, encarnada en el PP, el mayor partido del país, está demasiado cerca del Estado Profundo español, por cobardía y sus vicios y tendencias filosocialistas.
Desmontar el podrido Estado Profundo español es la tarea más urgente y noble imaginable para un demócrata y para toda persona decente. En España, acabar con el Deep State equivale a expulsar a Pedro Sánchez del poder y eliminar hasta las últimas huellas y residuos de un régimen que convive con la corrupción, avanza hacia la dictadura, rechaza los controles democráticos y quiere perpetuarse en el poder.
Al igual que en Estados Unidos, para desmontar el Deep State se está cambiando a los corruptos por verdaderos servidores públicos, a conspiradores por funcionarios leales y a agentes promotores de males y vicios por defensores del bien común, en España habría que reformar todo lo que el sanchismo ha corrompido, desde los servicios de inteligencia, hasta la diplomacia, los altos mandos militares y policiales, decenas de miles de políticos dedicados a promover el mal y a funcionarios y profesionales incrustados en los ministerios y servicios básicos, donde dan la espalda al bien común y anteponen su intereses y los de sus partidos al bienestar del pueblo y la nación, toda una hueste miserable que amordaza, castra y convierte a la nación española en tullida y enferma.
El corazón del Deep State español está formado por los socialistas del PSOE, máximos beneficiados por el gobierno, por los partidos aliados da Sánchez, comunistas y separatistas llenos de odio a España y mercenarios que no paran de chantajear y traicionar, además de legiones de personas corruptas que están al servicio del poder, desinformando, mintiendo, realizando negocios sucios, comprando voluntades y trabajando para el mal.
El Estado Profundo es la obra cumbre del socialismo moderno tras el derribo del Muro de Berlín, una marea de suciedad que ha llenado las calles de inmigrantes ilegales, muchos de ellos delincuentes y sin ánimo de integrarse, que ha deteriorado servicios públicos como la educación, la salud y la ayuda a los débiles, que ha ido asesinando, poco a poco, la democracia, que ha masacrado los viejos valores y que ha luchado más por el bienestar y la fortaleza del poder y de sus élites que por el pueblo.
El socialismo y sus obras de deterioro y destrucción de la democracia, las libertades y derechos ha sido y es el gran mal del mundo y desmontarlo y erradicarlo será el mayor desafío de la Humanidad y la civilización en este siglo XXI.
Francisco Rubiales
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