
El papa Francisco se siente a gusto con los dictadores comunistas
Era un papa "hispano" que odiaba la Hispanidad. Nunca quiso visitar España, país al que despreciaba a pesar de que fue España quien evangelizó a más de la mitad del mundo católico.
Era una típica víctima de la "Leyenda Negra antiespañola". Cuando citó a España dijo que debía "pedir perdón por la conquista".
Uno de los más encarnizados adversarios ideológicos del papa Francisco, el Cardenal africano Robert Sarah, piensa que “El islamismo es un fanatismo monstruoso que debe combatirse con fuerza y determinación. No detendrá su guerra. Los africanos lo sabemos demasiado bien. Los bárbaros son enemigos de la paz". El cardenal africano cuestiona a Francisco porque lo considera demasiado tolerante y cercano a los peores enemigos de la Iglesia.
Numerosas televisiones conservadoras del mundo abrieron sus telediarios con la muerte del papa, al que muchos calificaban como "amigo de los comunistas", aludiendo a su cercanía emocional e intelectual con los hermanos Castro, el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Correa y otros totalitarios.
No es fácil demostrar que Bergoglio fue un papa zurdo amigo de los comunistas, pero sí es evidente que fue un papa que apostó por los pobres y que al hacerlo, como le ocurre a la mayoría de los jesuitas, confundía la pobreza con el izquierdismo, sin admitir que el mensaje de Jesús es incompatible con el comunismo represor y asesino.
Cuando Bergoglio fue elegido papá esperábamos que se implicara con los presos políticos de Venezuela y Cuba, pero viajó a ambos países y ni siquiera preguntó por ellos.
A España nunca quiso venir, a pesar de ser el país que más ha hecho por la fe católica a lo largo de la historia,
La verdad es que nunca fue claro y que su ideología, típicamente jesuítica, navegaba entre dos aguas sin inclinarse por completo hacia la izquierda. En 2013, afirmó que, si bien la ideología marxista es errónea, muchos marxistas que había conocido eran buenas personas. También ha fomentado la cooperación entre marxistas y cristianos.
Esos mensajes de convivencia entre marxismo y cristianismo tienen buena acogida en el mundo de los progres y los globalistas, pero chirrían en sociedades que, como en la cubana, venezolana o nicaragüense, el pueblo está obligado a soportar la bota represora y asesina de sus dirigentes comunistas.
A pesar de las apariencias e indicios, Francisco ha negado ser comunista, consciente de que sus tesis pueden ser interpretadas como cercanas a la izquierda y ha afirmado siempre que se basan en la doctrina social de la Iglesia.
Francisco Rubiales
Era una típica víctima de la "Leyenda Negra antiespañola". Cuando citó a España dijo que debía "pedir perdón por la conquista".
Uno de los más encarnizados adversarios ideológicos del papa Francisco, el Cardenal africano Robert Sarah, piensa que “El islamismo es un fanatismo monstruoso que debe combatirse con fuerza y determinación. No detendrá su guerra. Los africanos lo sabemos demasiado bien. Los bárbaros son enemigos de la paz". El cardenal africano cuestiona a Francisco porque lo considera demasiado tolerante y cercano a los peores enemigos de la Iglesia.
Numerosas televisiones conservadoras del mundo abrieron sus telediarios con la muerte del papa, al que muchos calificaban como "amigo de los comunistas", aludiendo a su cercanía emocional e intelectual con los hermanos Castro, el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Correa y otros totalitarios.
No es fácil demostrar que Bergoglio fue un papa zurdo amigo de los comunistas, pero sí es evidente que fue un papa que apostó por los pobres y que al hacerlo, como le ocurre a la mayoría de los jesuitas, confundía la pobreza con el izquierdismo, sin admitir que el mensaje de Jesús es incompatible con el comunismo represor y asesino.
Cuando Bergoglio fue elegido papá esperábamos que se implicara con los presos políticos de Venezuela y Cuba, pero viajó a ambos países y ni siquiera preguntó por ellos.
A España nunca quiso venir, a pesar de ser el país que más ha hecho por la fe católica a lo largo de la historia,
La verdad es que nunca fue claro y que su ideología, típicamente jesuítica, navegaba entre dos aguas sin inclinarse por completo hacia la izquierda. En 2013, afirmó que, si bien la ideología marxista es errónea, muchos marxistas que había conocido eran buenas personas. También ha fomentado la cooperación entre marxistas y cristianos.
Esos mensajes de convivencia entre marxismo y cristianismo tienen buena acogida en el mundo de los progres y los globalistas, pero chirrían en sociedades que, como en la cubana, venezolana o nicaragüense, el pueblo está obligado a soportar la bota represora y asesina de sus dirigentes comunistas.
A pesar de las apariencias e indicios, Francisco ha negado ser comunista, consciente de que sus tesis pueden ser interpretadas como cercanas a la izquierda y ha afirmado siempre que se basan en la doctrina social de la Iglesia.
Francisco Rubiales
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