No compartimos con plenitud el calificativo de "satánicos" aplicado a Pedro Sánchez y a los suyos, pero sí creemos que es casi imposible encontrar en la Historia de España y, probablemente, del mundo personajes tan ajenos a los valores de siempre, negativos y sucios como el que preside nuestro gobierno.
Es cierto que todo el poder mundial parece marcado con la señal de la Bestia, pero en pocos lugares los mensajeros del mal han cruzado tantas líneas rojas como el sanchismo en España.
Engañan a la inmensa mayoría de torpes humanos, pero algunos estamos decididos a resistir los embates de estos globalistas genocidas, pervertidores de toda moral y ética, abortistas, amigos de los delincuentes, okupas, embusteros y corruptos, todos al servicio del mal.
La sospecha de que los encierros forzados, los virus incontrolables, las vacunas experimentales, el uso del miedo, las sospechas, las divisiones, los odios, las guerras y las amenazas atómicas sólo sirven para controlar y esclavizar a los ciudadanos y liquidar, poco a poco, sus libertades y derechos es cada día más sólida.
El deseo de las élites de reducir la población mundial no es una sospecha sino una certeza, al igual que el uso de la mentira, el odio y la estafa en la política mundial.
Basta con mirar profundamente a España para descubrir que su esencia está siendo destruida y que se está construyendo el mal donde antes reinaba el bien. La más visible canallada es haber resucitado, con la Memoria Histórica, todo el odio de la Guerra Civil que habíamos enterrado en la Transición, sustituyendo el rencor por el perdón. Aquella obra maestra de la concordia y la democracia ha sido demolida por Pedro Sánchez porque le estorbaba en su carrera hacia el vicio y la perversión. El Diablo siempre divide y confunde a la víctima antes de destruirla.
Algunos de los indignados con lo que se hace desde el poder piensan que los líderes mundiales sufrirán los castigos que la Biblia reserva para el mal en estado puro: el lago de fuego, junto a su jefe y maestro: Satanás y demás demonios.
No son pocos los que, angustiados por lo que se le está haciendo a España con la mentira, el odio, los valores, los niños, la decadencia y las columnas que sostenían la verdad y el bien común, creen que Pedro Sánchez es uno de los emisarios de Satanás en la Tierra.
Sea o no sea un lacayo del infierno, Pedro Sánchez es, por encima de toda duda, un pésimo gobernante, un promotor del mal que ha basado su poder en la mentira y la estafa a sus votantes, a los que prometió lo contrario de lo que ha hecho, un dinamitero al servicio del mal, un enemigo de España y de los grandes valores de la Humanidad, un ser negativo y rechazado por los seres humanos decentes.
Basta mirar quienes son sus aliados en la tarea de gobernar (separatistas, golpistas, herederos de terroristas y totalitarios de color rojo) para descubrir un mundo de odio a España, adoración del mal, totalitarismo y rencores concentrados que produce miseria y destrucción.
Francisco Rubiales
Es cierto que todo el poder mundial parece marcado con la señal de la Bestia, pero en pocos lugares los mensajeros del mal han cruzado tantas líneas rojas como el sanchismo en España.
Engañan a la inmensa mayoría de torpes humanos, pero algunos estamos decididos a resistir los embates de estos globalistas genocidas, pervertidores de toda moral y ética, abortistas, amigos de los delincuentes, okupas, embusteros y corruptos, todos al servicio del mal.
La sospecha de que los encierros forzados, los virus incontrolables, las vacunas experimentales, el uso del miedo, las sospechas, las divisiones, los odios, las guerras y las amenazas atómicas sólo sirven para controlar y esclavizar a los ciudadanos y liquidar, poco a poco, sus libertades y derechos es cada día más sólida.
El deseo de las élites de reducir la población mundial no es una sospecha sino una certeza, al igual que el uso de la mentira, el odio y la estafa en la política mundial.
Basta con mirar profundamente a España para descubrir que su esencia está siendo destruida y que se está construyendo el mal donde antes reinaba el bien. La más visible canallada es haber resucitado, con la Memoria Histórica, todo el odio de la Guerra Civil que habíamos enterrado en la Transición, sustituyendo el rencor por el perdón. Aquella obra maestra de la concordia y la democracia ha sido demolida por Pedro Sánchez porque le estorbaba en su carrera hacia el vicio y la perversión. El Diablo siempre divide y confunde a la víctima antes de destruirla.
Algunos de los indignados con lo que se hace desde el poder piensan que los líderes mundiales sufrirán los castigos que la Biblia reserva para el mal en estado puro: el lago de fuego, junto a su jefe y maestro: Satanás y demás demonios.
No son pocos los que, angustiados por lo que se le está haciendo a España con la mentira, el odio, los valores, los niños, la decadencia y las columnas que sostenían la verdad y el bien común, creen que Pedro Sánchez es uno de los emisarios de Satanás en la Tierra.
Sea o no sea un lacayo del infierno, Pedro Sánchez es, por encima de toda duda, un pésimo gobernante, un promotor del mal que ha basado su poder en la mentira y la estafa a sus votantes, a los que prometió lo contrario de lo que ha hecho, un dinamitero al servicio del mal, un enemigo de España y de los grandes valores de la Humanidad, un ser negativo y rechazado por los seres humanos decentes.
Basta mirar quienes son sus aliados en la tarea de gobernar (separatistas, golpistas, herederos de terroristas y totalitarios de color rojo) para descubrir un mundo de odio a España, adoración del mal, totalitarismo y rencores concentrados que produce miseria y destrucción.
Francisco Rubiales
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