La política, en España, se ha convertido en un oficio para los peores y en la ruta más corta para disfrutar de una vida cargada de privilegios y en la que no se rinden cuentas ante nadie ni se paga por los errores. La política, en España, es un auténtico chollo para miserables, mediocres, listillos y sinvergüenza. Las filas de los partidos políticos se nutren de oportunistas dispuestos a todo con tal de hacer carrera como profesionales de la política, sin espíritu de sacrificio ni idea de lo que la política y el liderazgo exigen en el ámbito de la ejemplaridad y el servicio.
El sistema está diseñado para que se enrolen en la política gente sis escrúpulos y sin grandeza. Sólo hay que someterse a los designios del líder, aprender a hablar en público y ser adulador y pelota hasta que los años te permitan llegar a la cima. Entonces, ocupando ya altos puestos en el partido, se espera a ganar las elecciones y ocupar cargos de poder bien remunerados y cargados de privilegios, satisfacciones y oportunidades para enriquecerse.
Mientras que los políticos no paguen por sus errores, sigan teniendo tantos privilegios y ninguna obligación de rendir cuentas a los ciudadanos, intentarán llegar al Congreso y a las alcaldías todos los sinvergüenzas de España. En cualquier otra profesión se les exigirían méritos, valores y eficacia, pero en la política no hay exigencias, sino habilidades, astucias y trucos. La vida política es la mejor manera de vivir del cuento y la única al alcance de los mediocres y miserables, ya que no tienen que pasar unas oposiciones duras, ni alcanzar una preparación especial.
La política debería considerarse como la más noble de las profesiones, ya que implica servicio y sacrificio por la comunidad y los ciudadanos. Esos rasgos de sacrificio y servicio justifican algunos de los privilegios de la clase política. Pero cuando el sacrificio y el servicio se suprimen y se sustituyen por abusos y corrupciones, todos los privilegios deben desaparecer en justicia y la sociedad debe reaccionar con fuerza para impedir que los peores accedan al poder y tomen en sus sucias manos el timón de la nación.
La reforma de la "carrera" política y la entrada de la democracia en la vida interna de los partidos son las dos primeras exigencias para iniciar la ruta de la regeneración. Mientras los partidos sean nidos de mediocres y resentidos, cansados de someterse al líder en espera de su "oportunidad" y mientras que las exigencias al político cierren el paso a los mediocres y a los ladrones y miserables, la política española seguirá siendo la cloaca que conduce al país hacia el desastre y que ha convertido a España en un problema para sus socios de Europa y Occidente.
Francisco Rubiales
El sistema está diseñado para que se enrolen en la política gente sis escrúpulos y sin grandeza. Sólo hay que someterse a los designios del líder, aprender a hablar en público y ser adulador y pelota hasta que los años te permitan llegar a la cima. Entonces, ocupando ya altos puestos en el partido, se espera a ganar las elecciones y ocupar cargos de poder bien remunerados y cargados de privilegios, satisfacciones y oportunidades para enriquecerse.
Mientras que los políticos no paguen por sus errores, sigan teniendo tantos privilegios y ninguna obligación de rendir cuentas a los ciudadanos, intentarán llegar al Congreso y a las alcaldías todos los sinvergüenzas de España. En cualquier otra profesión se les exigirían méritos, valores y eficacia, pero en la política no hay exigencias, sino habilidades, astucias y trucos. La vida política es la mejor manera de vivir del cuento y la única al alcance de los mediocres y miserables, ya que no tienen que pasar unas oposiciones duras, ni alcanzar una preparación especial.
La política debería considerarse como la más noble de las profesiones, ya que implica servicio y sacrificio por la comunidad y los ciudadanos. Esos rasgos de sacrificio y servicio justifican algunos de los privilegios de la clase política. Pero cuando el sacrificio y el servicio se suprimen y se sustituyen por abusos y corrupciones, todos los privilegios deben desaparecer en justicia y la sociedad debe reaccionar con fuerza para impedir que los peores accedan al poder y tomen en sus sucias manos el timón de la nación.
La reforma de la "carrera" política y la entrada de la democracia en la vida interna de los partidos son las dos primeras exigencias para iniciar la ruta de la regeneración. Mientras los partidos sean nidos de mediocres y resentidos, cansados de someterse al líder en espera de su "oportunidad" y mientras que las exigencias al político cierren el paso a los mediocres y a los ladrones y miserables, la política española seguirá siendo la cloaca que conduce al país hacia el desastre y que ha convertido a España en un problema para sus socios de Europa y Occidente.
Francisco Rubiales
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