En ese movimiento participan empresarios, entre los que hay muchos que hicieron buenos negocios con la Junta, viejos socialistas que tuvieron protagonismo en tiempos de Felipe González, fuerzas influidas por los ayuntamientos socialistas, profesionales y miles de enchufados y beneficiados por el régimen que sienten terror a un futuro fuera del útero protector socialista.
¿Merecen estos protectores de Susana el apoyo de la sociedad? La respuesta es difícil porque hasta ahora ella era el enemigo indiscutible de los demócratas andaluces y de la gente de bien, pero ante el argumento de que el sanchismo puede sustituir al susanismo, muchos dudan.
Hay bastantes votantes de Ciudadanos en ese movimiento de apoyo a Susana, lo que refleja que al partido de Rivera le fue muy bien durante la legislatura anterior, en la que hizo de muleta del socialismo y también el carácter cambiante y voluble de ese partido, que en realidad no tienen claro con quien deben aliarse ni en que lugar deben estar, olvidando que el mandato del pueblo es claro y contundente: "fuera el socialismo de la Junta y de las instituciones andaluzas".
La actitud de Susana, seriamente "tocada" por su derrota, de la que no termina de rehacerse, es dejarse querer por sus espontáneos protectores, mientras las divisiones internas en su partido, antes disimuladas, están saliendo a flote, hasta el punto de que muchos de los antiguos camaradas se están pasando al sanchismo y ya hablan claramente de que ella es la única culpable de la derrota y que es necesario que abandona el liderazgo del partido en Andalucía.
Pero la "inteligencia" andaluza, que sabe que Susana sería incapaz de pactar con los miserables que hoy sostienen a Sánchez y que el susanismo era el principal freno de la miseria moral que representa Pedro Sánchez, siente más rechazo al sanchismo, frío, sin ética, sin respeto a la Constitución y capaz de aliarse con la peor chusma política de España, que una Susana que, aunque sátrapa y tirana al frente de su "régimen", era el mayor freno del socialismo español a la deriva guerracivilista, el envilecimiento y la falta de respeto y amor a España y a la Constitución que Sánchez está imponiendo en el PSOE.
Francisco Rubiales
¿Merecen estos protectores de Susana el apoyo de la sociedad? La respuesta es difícil porque hasta ahora ella era el enemigo indiscutible de los demócratas andaluces y de la gente de bien, pero ante el argumento de que el sanchismo puede sustituir al susanismo, muchos dudan.
Hay bastantes votantes de Ciudadanos en ese movimiento de apoyo a Susana, lo que refleja que al partido de Rivera le fue muy bien durante la legislatura anterior, en la que hizo de muleta del socialismo y también el carácter cambiante y voluble de ese partido, que en realidad no tienen claro con quien deben aliarse ni en que lugar deben estar, olvidando que el mandato del pueblo es claro y contundente: "fuera el socialismo de la Junta y de las instituciones andaluzas".
La actitud de Susana, seriamente "tocada" por su derrota, de la que no termina de rehacerse, es dejarse querer por sus espontáneos protectores, mientras las divisiones internas en su partido, antes disimuladas, están saliendo a flote, hasta el punto de que muchos de los antiguos camaradas se están pasando al sanchismo y ya hablan claramente de que ella es la única culpable de la derrota y que es necesario que abandona el liderazgo del partido en Andalucía.
Pero la "inteligencia" andaluza, que sabe que Susana sería incapaz de pactar con los miserables que hoy sostienen a Sánchez y que el susanismo era el principal freno de la miseria moral que representa Pedro Sánchez, siente más rechazo al sanchismo, frío, sin ética, sin respeto a la Constitución y capaz de aliarse con la peor chusma política de España, que una Susana que, aunque sátrapa y tirana al frente de su "régimen", era el mayor freno del socialismo español a la deriva guerracivilista, el envilecimiento y la falta de respeto y amor a España y a la Constitución que Sánchez está imponiendo en el PSOE.
Francisco Rubiales
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