Imagen crítica que circula por Internet y que pretende reflejar la sumisión del periodismo español al poder. Examen fin de carrera de los periodistas españoles lameculos, de talón al portador
El Secretario de Estado de Comunicación del gobierno de España, Miguel Ángel Oliver, es un típico periodistas sometido, un auténtico "perro del poder", un personaje enfermo que ha contraído el virus de la sumisión con talón al portador, una de las grandes vergüenzas de la democracia y de una profesión periodística, cuyo papel en democracia es precisamente el contrario, el de acosar a los gobiernos publicando la verdad para que el pueblo conozca la realidad sin filtros ni manipulaciones y para que los miserables que se han apoderado del Estado tengan miedo de que se conozcan sus bajezas.
Comprar medios y periodistas es una de las tareas fundamentales del actual gobierno de España, que acaba de regalar nada menos que 15 millones de euros, en plena lucha contra la pandemia del coronavirus, a dos grupos televisivos que le ayudan a comprar votos y votantes, a manipular la realidad y a ocultar sus errores, suciedades y miserias.
Cuando un gobierno consigue domesticar a la prensa, ya ha construido más de la mitad de su tiranía porque el mayor obstáculo para los dictadores y tiranos es la difusión de la verdad.
El político lleva siglos traicionando a la Humanidad y a sus congéneres, pero el periodista es casi un recién llegado a las cloacas. Hasta no hace mucho, el periodismo se consideraba una profesión vocacional, al servicio siempre de la verdad, bendecida por la democracia, amada por el pueblo y situada en el lado opuesto al que ocupaban los políticos. Hoy, para desgracia de nuestro mundo, el periodismo, salvo honrosas y escasas excepciones, se ha corrompido hasta la médula y es ya una profesión vendida, de "talón al portador".
La crisis del coronavirus está sacando a flote toda la porquería y la pestilencia que ocultaba el periodismo español. Pocas cosas son tan evidentes como la mala gestión que ha realizado el gobierno de la crisis, afrontándola tarde y mal, sin previsión, enviando a los sanitarios a la muerte sin mascarillas, sin guantes y sin batas protectoras y empujando a los ciudadanos hacia el contagio masivo y a una sanidad pública sin recursos, sin respiradores, sin medicamentos suficientes y sin ni siquiera bastantes camas para morir.
Pero hay miles de periodistas comprados con talones al portador, sometidos al gobierno, que niegan esa realidad patente y que siguen defendiendo en sus medios y en las influyentes tertulias una gestión tan inepta que reclama a gritos condenas públicas y dimisiones.
Rodeado de socios totalitarios que exigen medidas totalitarias y que aprietan el acelerador hacia la independencia en plena crisis, el gobierno de Sánchez está comportándose como uno de los peores gestores de la crisis en todo el mundo. Casi uno de cada cuatro muertos por coronavirus en el planeta es español, cuando nuestro población es del 0.06 por ciento del total mundial. La pandemia se está cebando en España exclusivamente porque tenemos un gobierno desastroso, un gobierno que se mantiene en el poder por tres razones principales, porque tiene en el bolsillo a gran parte de los periodistas, de los medios, de los fiscales y de los jueces; porque la oposición es inepta e impotente y porque el pueblo español, manipulado y acobardado, ha aprendido a ser esclavo.
La regeneración que España necesita no sólo exige cambiar el modelo de políticos, erradicando a los egoístas, torpes y corruptos que hoy ocupan los ministerios y los altos cargos del poder público, sino exigiendo a los periodistas que cumplan con su deber y condenando al desprecio y la vergüenza a los que se venden a los políticos, asesinando la verdad y poniendo su profesión al servicio de los que están conduciendo a España hacia la derrota, el fracaso y la ruina.
Comprar medios y periodistas es una de las tareas fundamentales del actual gobierno de España, que acaba de regalar nada menos que 15 millones de euros, en plena lucha contra la pandemia del coronavirus, a dos grupos televisivos que le ayudan a comprar votos y votantes, a manipular la realidad y a ocultar sus errores, suciedades y miserias.
Cuando un gobierno consigue domesticar a la prensa, ya ha construido más de la mitad de su tiranía porque el mayor obstáculo para los dictadores y tiranos es la difusión de la verdad.
El político lleva siglos traicionando a la Humanidad y a sus congéneres, pero el periodista es casi un recién llegado a las cloacas. Hasta no hace mucho, el periodismo se consideraba una profesión vocacional, al servicio siempre de la verdad, bendecida por la democracia, amada por el pueblo y situada en el lado opuesto al que ocupaban los políticos. Hoy, para desgracia de nuestro mundo, el periodismo, salvo honrosas y escasas excepciones, se ha corrompido hasta la médula y es ya una profesión vendida, de "talón al portador".
La crisis del coronavirus está sacando a flote toda la porquería y la pestilencia que ocultaba el periodismo español. Pocas cosas son tan evidentes como la mala gestión que ha realizado el gobierno de la crisis, afrontándola tarde y mal, sin previsión, enviando a los sanitarios a la muerte sin mascarillas, sin guantes y sin batas protectoras y empujando a los ciudadanos hacia el contagio masivo y a una sanidad pública sin recursos, sin respiradores, sin medicamentos suficientes y sin ni siquiera bastantes camas para morir.
Pero hay miles de periodistas comprados con talones al portador, sometidos al gobierno, que niegan esa realidad patente y que siguen defendiendo en sus medios y en las influyentes tertulias una gestión tan inepta que reclama a gritos condenas públicas y dimisiones.
Rodeado de socios totalitarios que exigen medidas totalitarias y que aprietan el acelerador hacia la independencia en plena crisis, el gobierno de Sánchez está comportándose como uno de los peores gestores de la crisis en todo el mundo. Casi uno de cada cuatro muertos por coronavirus en el planeta es español, cuando nuestro población es del 0.06 por ciento del total mundial. La pandemia se está cebando en España exclusivamente porque tenemos un gobierno desastroso, un gobierno que se mantiene en el poder por tres razones principales, porque tiene en el bolsillo a gran parte de los periodistas, de los medios, de los fiscales y de los jueces; porque la oposición es inepta e impotente y porque el pueblo español, manipulado y acobardado, ha aprendido a ser esclavo.
La regeneración que España necesita no sólo exige cambiar el modelo de políticos, erradicando a los egoístas, torpes y corruptos que hoy ocupan los ministerios y los altos cargos del poder público, sino exigiendo a los periodistas que cumplan con su deber y condenando al desprecio y la vergüenza a los que se venden a los políticos, asesinando la verdad y poniendo su profesión al servicio de los que están conduciendo a España hacia la derrota, el fracaso y la ruina.
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