Dos iluminados con peligro: el de Kiev y el de la Moncloa
No sabemos si la guerra de Ucrania es el preludio del Apocalipsis nuclear, pero si parece que lo es de la Tercera Gran Guerra Mundial. Solo hay que repasar los inicios de la Primera y la Segunda para concluir que la Tercera puede haber empezado ya en Ucrania.
La baja calidad de las democracias y el pésimo nivel ético y humano de los dirigentes del mundo están haciendo posible una nueva guerra mundial que esta vez podría representar el fin de la raza humana.
Estamos rodeados de locos, mediocres y hasta delincuentes que han tomado el poder en el mundo. Hay asesinos al frente de países como Rusia, Nicaragua, Cuba, Irán, Corea del Norte y otros muchos, mientras los líderes de las principales potencias no son fiables y el mamarracho que manda en Kiev se siente el protagonista iluminado.
España, país al que no se le ha perdido nada en el conflicto de Ucrania, está implicada hasta las trancas por culpa de un mediocre irresponsable y carente de valores como Pedro Sánchez, un peón al servicio del globalismo y de los poderes oscuros y perversos que gobiernan desde las sombras.
Nuestros dirigentes del pasado fueron lo bastante hábiles y sabios para mantener a España al margen de la primera y la segunda gran guerra, pero el mentecato Sánchez ya nos ha metido de lleno en la Tercera. España está enviando armas y equipos a Ucrania. El próximo serán seis tanques Leopard.
En la Tercera Guerra Mundial no se enfrentan dos ideologías ni dos formas de entender la vida, como ocurrió en la Segunda, sino dos imperialismos y dos ambiciones hegemónicas. Antes era fácil discernir quien defendía la libertad y quien representaba el mal pero ahora es muy difícil.
Rusia dice que se siente atacada en Ucrania, uno de sus territorios históricos, pero olvida que ha invadido ese país, al que está masacrando sin respeto alguno a los derechos humanos.
Por su parte, Occidente ha dejado de ser el paraíso de las libertades y del respeto a los derechos, tras haber provocado guerras de crueldad y dominio en Irak, Afganistán, Libia, Siria y otros países.
La neutralidad ante conflictos inmorales es un valor que España supo gestionar en el pasado, mientras que hoy, Sánchez ha tomado partido y no para de crear nuevos enemigos para España: Rusia, Argelia y otros que todavía no han dado la cara.
Francisco Rubiales
La baja calidad de las democracias y el pésimo nivel ético y humano de los dirigentes del mundo están haciendo posible una nueva guerra mundial que esta vez podría representar el fin de la raza humana.
Estamos rodeados de locos, mediocres y hasta delincuentes que han tomado el poder en el mundo. Hay asesinos al frente de países como Rusia, Nicaragua, Cuba, Irán, Corea del Norte y otros muchos, mientras los líderes de las principales potencias no son fiables y el mamarracho que manda en Kiev se siente el protagonista iluminado.
España, país al que no se le ha perdido nada en el conflicto de Ucrania, está implicada hasta las trancas por culpa de un mediocre irresponsable y carente de valores como Pedro Sánchez, un peón al servicio del globalismo y de los poderes oscuros y perversos que gobiernan desde las sombras.
Nuestros dirigentes del pasado fueron lo bastante hábiles y sabios para mantener a España al margen de la primera y la segunda gran guerra, pero el mentecato Sánchez ya nos ha metido de lleno en la Tercera. España está enviando armas y equipos a Ucrania. El próximo serán seis tanques Leopard.
En la Tercera Guerra Mundial no se enfrentan dos ideologías ni dos formas de entender la vida, como ocurrió en la Segunda, sino dos imperialismos y dos ambiciones hegemónicas. Antes era fácil discernir quien defendía la libertad y quien representaba el mal pero ahora es muy difícil.
Rusia dice que se siente atacada en Ucrania, uno de sus territorios históricos, pero olvida que ha invadido ese país, al que está masacrando sin respeto alguno a los derechos humanos.
Por su parte, Occidente ha dejado de ser el paraíso de las libertades y del respeto a los derechos, tras haber provocado guerras de crueldad y dominio en Irak, Afganistán, Libia, Siria y otros países.
La neutralidad ante conflictos inmorales es un valor que España supo gestionar en el pasado, mientras que hoy, Sánchez ha tomado partido y no para de crear nuevos enemigos para España: Rusia, Argelia y otros que todavía no han dado la cara.
Francisco Rubiales
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