El totalitarismo escondido detrás del gobierno social-comunista de Pedro Sánchez ha saltado como un resorte ante el derecho concedido a los padres en Murcia para que decidan si sus hijos reciben o no el adoctrinamiento que decida el gobierno del sanchsmo, que practica una versión hipócrita y aparentemente suave del viejo comunismo opresor.
No es ignorancia sino ideología totalitaria. El gobierno conoce los Derechos ciudadanos, aunque su ignorancia parezca infinita:
Art. 27 Constitución Española:
3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
Artículo 26 Declaración de Derechos Humanos:
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Por lo visto, ni Sánchez ni sus nuevos ministros se han dignado leerse la constitución ni conocen los derechos fundamentales, aunque quizás lo que ocurre es que su totalitarismo les obliga a ignorar estos mandatos y derechos.
No pretendáis robarnos también nuestros hijos para imbuirles vuestra mezquindad y degradada podredumbre ética.
El gobierno de Sánchez no puede aceptar la libertad de elegir porque eso va contra los cimientos de su tiranía. Tiene que imponer la fuerza del Estado sobre toda libertad individual. Por eso ha saltado como un resorte cuando en Murcia se ha establecido en sistema de libertad, similar al que existe en Estados Unidos y en otros países libres y democráticos, donde los padres, en ejercicio de la potestad que les da el derecho natural y las leyes, deciden que tipo de educación deben recibir sus hijos.
Los padres españoles tienen todo el derecho del mundo a rechazar el adoctrinamiento sanchista, que es de la misma calaña que el adoctrinamiento que los independentistas catalanes han impuesto en las escuelas, porque toda violación de las libertades básicas son rufianescas, canallescas y anticonstitucionales.
Aunque lo disimule, el comunismo le brota a Sanchez y a su socio Iglesias de las entrañas y no pueden admitir que la voluntad libre de los padres prevalezcan sobre el criterio de un Estado que siempre, desde el principio de los tiempos, ha tenido tendencias opresoras y esclavizadoras, además de haber sido el peor educador imaginable.
Precisamente la democracia nació para frenar y controlar las tendencias opresoras de los gobiernos, a los que el sistema somete a la opinión pública, a las leyes y a una serie de cautelas, frenos y contrapesos que en España no existen porque los políticos en lugar de una democracia nos han construido una partitocracia que es similar a una dictadura de partidos y de políticos impunes.
Quien no crea que el Estado es el peor educador imaginable, que estudie la vida y resultados de los hospicios, orfanatos y casas de acogida estatales, verdaderos nidos de delincuentes, de potenciales suicidas y de infelices que deambulan por la vida, salvo pocas excepciones, marcados por el abuso y la frialdad de una educación del Estado, que nunca ha sabido amar ni proporcional calor de hogar.
España está donde está, postrada y en manos de gente peligrosa, porque los ciudadanos no se han opuesto a los abusos y arbitrariedades de los partidos políticos, que han robado, endeudado el país, alimentado el independentismo, mimado a los corruptos y creado redes indecentes de clientelismo y corrupción. Si los ciudadanos se hubieran plantado en su momento, España sería hoy una nación decente y gente como la que hoy conforma el gobierno del sanchismo comunista no tendría sitio en el gobierno de un país de hombres y mujeres libres y dignos.
Si ahora permitimos que el Estado se autoproclame educador único de nuestros hijos y nietos, enseñándoles en las escuelas lo que les enseñan, en algunos casos clases de masturbación, de sexo prematuro y de sometimiento a los criterios e ideas totalitarias, entonces el país morirá todavía un poco más y perderá la poca vida digna y decente que le queda.
Sanchez parece cada día más empeñado en establecer un régimen tan totalitario como el de Franco. Con la prohibición del “pin parental” ya lo está construyendo. Él espera que los españoles, que hoy son considerados en el mundo como el pueblo más cobarde y sometido, le permitan también pervertir el alma de los niños, pero eso ojalá podamos impedirlo.
Esa insignia que padres de alumnos colocan en la ropa que sus hijos llevan a la escuela, advierte a los profesores para que no los instruyan en prácticas y teorías diferentes a las de la moral y las costumbres tradicionales en España. Esa insignia y ese derecho son los restos de decencia y dignidad que no podemos perder frente a la perversión y el abuso. El stalinismo, el nazismo y, en cierta medida, el franquismo, ya hicieron durante sus regímenes lo que están imponiendo ahora los socialistas del gobierno de España. La razón es que esos regímenes y otros movimientos de izquierda prefieren la igualdad a la libertad porque de esa manera ellos dominan, someten e imperan.
¿Van los españoles a seguir gritando el viejo "Vivan las caenas" ante la agresión sanchista a la libertad?
Me temo que sí.
Francisco Rubiales
No es ignorancia sino ideología totalitaria. El gobierno conoce los Derechos ciudadanos, aunque su ignorancia parezca infinita:
Art. 27 Constitución Española:
3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
Artículo 26 Declaración de Derechos Humanos:
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Por lo visto, ni Sánchez ni sus nuevos ministros se han dignado leerse la constitución ni conocen los derechos fundamentales, aunque quizás lo que ocurre es que su totalitarismo les obliga a ignorar estos mandatos y derechos.
No pretendáis robarnos también nuestros hijos para imbuirles vuestra mezquindad y degradada podredumbre ética.
El gobierno de Sánchez no puede aceptar la libertad de elegir porque eso va contra los cimientos de su tiranía. Tiene que imponer la fuerza del Estado sobre toda libertad individual. Por eso ha saltado como un resorte cuando en Murcia se ha establecido en sistema de libertad, similar al que existe en Estados Unidos y en otros países libres y democráticos, donde los padres, en ejercicio de la potestad que les da el derecho natural y las leyes, deciden que tipo de educación deben recibir sus hijos.
Los padres españoles tienen todo el derecho del mundo a rechazar el adoctrinamiento sanchista, que es de la misma calaña que el adoctrinamiento que los independentistas catalanes han impuesto en las escuelas, porque toda violación de las libertades básicas son rufianescas, canallescas y anticonstitucionales.
Aunque lo disimule, el comunismo le brota a Sanchez y a su socio Iglesias de las entrañas y no pueden admitir que la voluntad libre de los padres prevalezcan sobre el criterio de un Estado que siempre, desde el principio de los tiempos, ha tenido tendencias opresoras y esclavizadoras, además de haber sido el peor educador imaginable.
Precisamente la democracia nació para frenar y controlar las tendencias opresoras de los gobiernos, a los que el sistema somete a la opinión pública, a las leyes y a una serie de cautelas, frenos y contrapesos que en España no existen porque los políticos en lugar de una democracia nos han construido una partitocracia que es similar a una dictadura de partidos y de políticos impunes.
Quien no crea que el Estado es el peor educador imaginable, que estudie la vida y resultados de los hospicios, orfanatos y casas de acogida estatales, verdaderos nidos de delincuentes, de potenciales suicidas y de infelices que deambulan por la vida, salvo pocas excepciones, marcados por el abuso y la frialdad de una educación del Estado, que nunca ha sabido amar ni proporcional calor de hogar.
España está donde está, postrada y en manos de gente peligrosa, porque los ciudadanos no se han opuesto a los abusos y arbitrariedades de los partidos políticos, que han robado, endeudado el país, alimentado el independentismo, mimado a los corruptos y creado redes indecentes de clientelismo y corrupción. Si los ciudadanos se hubieran plantado en su momento, España sería hoy una nación decente y gente como la que hoy conforma el gobierno del sanchismo comunista no tendría sitio en el gobierno de un país de hombres y mujeres libres y dignos.
Si ahora permitimos que el Estado se autoproclame educador único de nuestros hijos y nietos, enseñándoles en las escuelas lo que les enseñan, en algunos casos clases de masturbación, de sexo prematuro y de sometimiento a los criterios e ideas totalitarias, entonces el país morirá todavía un poco más y perderá la poca vida digna y decente que le queda.
Sanchez parece cada día más empeñado en establecer un régimen tan totalitario como el de Franco. Con la prohibición del “pin parental” ya lo está construyendo. Él espera que los españoles, que hoy son considerados en el mundo como el pueblo más cobarde y sometido, le permitan también pervertir el alma de los niños, pero eso ojalá podamos impedirlo.
Esa insignia que padres de alumnos colocan en la ropa que sus hijos llevan a la escuela, advierte a los profesores para que no los instruyan en prácticas y teorías diferentes a las de la moral y las costumbres tradicionales en España. Esa insignia y ese derecho son los restos de decencia y dignidad que no podemos perder frente a la perversión y el abuso. El stalinismo, el nazismo y, en cierta medida, el franquismo, ya hicieron durante sus regímenes lo que están imponiendo ahora los socialistas del gobierno de España. La razón es que esos regímenes y otros movimientos de izquierda prefieren la igualdad a la libertad porque de esa manera ellos dominan, someten e imperan.
¿Van los españoles a seguir gritando el viejo "Vivan las caenas" ante la agresión sanchista a la libertad?
Me temo que sí.
Francisco Rubiales
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