La degradación de poder hay que afrontarla, en los días que corren, con enorme valentía, claridad y profundidad. Un pensamiento que no me corresponde a mí, aunque lo comparta planamente, sino a mi buen amigo Manuel Pimentel. Cuando como filósofo político y del Derecho, me aproximo en mis clases al concepto <<poder>> intento alejarme del abordaje tradicional que obvia su verdadera esencia, esto es, sus expresiones en la práctica. Por eso, trato de comunicar a mis alumnos dicha peculiaridad que por obvia, pasa en múltiples ocasiones desapercibida. Hay quien sostiene que “Existe un componente depredador y rastrero en el concepto de poder que nunca ha abandonado el escenario a lo largo de los siglos. Unas clases dominantes suceden a otras y cada época establece sus sistemas de dominación y sus reglas, pero el poder, aunque disfrazado, sigue siendo el mismo: depredador, al servicio de las elites, implacable y utilizado sólo por los amos como instrumento para dominar y sojuzgar”. Ésta es una cita sobre la que tampoco me puedo arrogar su paternidad, aunque, al menos en parte, sintetiza bastante bien cuál es la concepción sobre el poder que, como estudioso del fenómeno y sus manifestaciones, uno puede llagar a experimentar. Acaba de ver la luz el libro Políticos, los nuevos amos, que a todos recomiendo de paso, por el que siento un especial cariño y predilección. Cariño por su autor, Francisco Rubiales, amigo incondicional donde los haya, y predilección por la calidad que atesoran sus hojas, llenas de reflexiones tras más de treinta años de experiencia entre bambalinas. Paco afirma, criticando la actual partitocracia en la que se convertido la democracia, que “Ahora, al iniciarse el tercer milenio, [los poderosos] están encarnados en las democracias, adaptados a las nuevas reglas, ocupando, como siempre, las alturas del Estado y ejerciendo, desde el poder político, el sometimiento. Con esos depredadores han retornado las viejas doctrinas totalitarias y oligárquicas,…”. Provocadoramente, este prestigioso periodista añade: “Haber permitido que los partidos políticos se transformaran en refugio de opresores y en maquinarias obsesionadas por el poder han sido dos errores terribles de los ciudadanos libres. Ese fallo en las defensas ha hecho posible que muchos depredadores se instalen como «nuevos amos» en el corazón de una democracia que previamente han corrompido mediante distintas estrategias”. Para Paco, “Los partidos son la maquinaria de dominio más sofisticada y avanzada creada por el ser humano”, pero no sólo eso, sino que también los políticos profesionales “Se comportan en el poder público democrático como lo hacían los antiguos señores ungidos. Se saben poderosos y blindados por las urnas, muchos de ellos amparados en la inviolabilidad y en la inmunidad, por ser cargos electos, y ejercen el poder sin complejos, sin tener en cuenta la eficiencia, con lujo y boato, con actitudes altivas y lejanas a esa humildad y austeridad que ennoblecen el liderazgo”.
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Un discurso demasiado duro, quizá, y cuestionable también. Sin embargo, hay algo que nunca se le podrá imputar a este autor: honradez, honestidad y sinceridad consigo mismo y para con los demás. Que se comparta o no, dependerá del marco conceptual en que se mueva cada uno.
Juan J. Mora Molina
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Un discurso demasiado duro, quizá, y cuestionable también. Sin embargo, hay algo que nunca se le podrá imputar a este autor: honradez, honestidad y sinceridad consigo mismo y para con los demás. Que se comparta o no, dependerá del marco conceptual en que se mueva cada uno.
Juan J. Mora Molina
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