Para Cuba, la existencia de una Venezuela amiga, que le suministre los recursos vitales que la ineficiente economía comunista cubana necesita, es una cuestión de vida o muerte porque sin la ayuda venezolana, Cuba tendría que pedir limosna y tirar la toalla. Por esa razón, los cubanos están dispuestos a defender el chavismo "hasta el extremo".
Los cubanos tienen un cóctel que ellos consideran invencible. Funciona en Cuba y está construyéndose en Venezuela, donde ya está en una etapa muy avanzada. Consiste en blindar el poder gubernamental para que jamás se pierda. Es justo lo contrario que la democracia, pura tiranía, pues su objetivo es conservar el poder, sea como sea. El cóctel incluye leyes antidemocráticas, servicios de inteligencia, instituciones domesticadas, ejercito purgado y lleno de privilegios, miembros del partido, ejércitos de chivatos y delincuentes y la "clientela" del sistema,compuesta por masas de pobres, incultos y lobotomizados, adictos al nuevo régimen y subvencionados. Todo esto, unido con el acoso a la oposición y con una represión desenfrenada, hasta capaz de matar a través de grupos lumperizados, convierten al Estado en "inmortal y eterno", según los estrategas del castrismo.
Sin la poderosa ayuda cubana, el régimen chavista, que cuenta con el apoyo de la minoría de la población, ya habría caído, pero los cubanos cubren grietas y apuntalan el sistema para que resista. La principal labor que realizan es la de inteligencia, sobre todo en las altas esferas del régimen y en las fuerzas armadas, donde todos están vigilados y controlados.
El "Socialismo del siglo XXI", que es la matriz del chavismo, es un sistema ideado por los estrategas cubanos para tomar el poder sin volver a perderlo nunca. Consiste en acceder al gobierno a través de las urnas y una vez dentro reformarlo todo para que las elecciones no puedan perderse, ni puedan producirse golpes de Estado o revueltas con capacidad de cambiar el orden revolucionario. Se cambian las leyes, se prolongan los periodos presidenciales, se colocan a los más fieles en los cargos públicos, se infitra a las fuerzas armadas, se controla la seguridad, se purgan los cuadros, incluso los intermedios, se crean redes de chivatos y adictos al sistema, se infiltra y destruye a la oposición y se reprime con una dureza extrema.
Una vez comprobado que la oposición gana las elecciones en Venezuela, el "protocolo" chavista impedirá que se vuelva a votar con libertad. Es así de sencillo.
Cada día que pasa el blindaje del régimen es más sólido y la única manera de acabar con Maduro y sus pretorianos será mediante una intervención exterior.
Francisco Rubiales
Los cubanos tienen un cóctel que ellos consideran invencible. Funciona en Cuba y está construyéndose en Venezuela, donde ya está en una etapa muy avanzada. Consiste en blindar el poder gubernamental para que jamás se pierda. Es justo lo contrario que la democracia, pura tiranía, pues su objetivo es conservar el poder, sea como sea. El cóctel incluye leyes antidemocráticas, servicios de inteligencia, instituciones domesticadas, ejercito purgado y lleno de privilegios, miembros del partido, ejércitos de chivatos y delincuentes y la "clientela" del sistema,compuesta por masas de pobres, incultos y lobotomizados, adictos al nuevo régimen y subvencionados. Todo esto, unido con el acoso a la oposición y con una represión desenfrenada, hasta capaz de matar a través de grupos lumperizados, convierten al Estado en "inmortal y eterno", según los estrategas del castrismo.
Sin la poderosa ayuda cubana, el régimen chavista, que cuenta con el apoyo de la minoría de la población, ya habría caído, pero los cubanos cubren grietas y apuntalan el sistema para que resista. La principal labor que realizan es la de inteligencia, sobre todo en las altas esferas del régimen y en las fuerzas armadas, donde todos están vigilados y controlados.
El "Socialismo del siglo XXI", que es la matriz del chavismo, es un sistema ideado por los estrategas cubanos para tomar el poder sin volver a perderlo nunca. Consiste en acceder al gobierno a través de las urnas y una vez dentro reformarlo todo para que las elecciones no puedan perderse, ni puedan producirse golpes de Estado o revueltas con capacidad de cambiar el orden revolucionario. Se cambian las leyes, se prolongan los periodos presidenciales, se colocan a los más fieles en los cargos públicos, se infitra a las fuerzas armadas, se controla la seguridad, se purgan los cuadros, incluso los intermedios, se crean redes de chivatos y adictos al sistema, se infiltra y destruye a la oposición y se reprime con una dureza extrema.
Una vez comprobado que la oposición gana las elecciones en Venezuela, el "protocolo" chavista impedirá que se vuelva a votar con libertad. Es así de sencillo.
Cada día que pasa el blindaje del régimen es más sólido y la única manera de acabar con Maduro y sus pretorianos será mediante una intervención exterior.
Francisco Rubiales
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