Dicen que la experiencia es un grado (y hasta el valor añadido). Algunos, como gustaban iterar mi abuelo paterno, José, mi tío Jesús y Eusebio, mi padre (los tres, finados), que en paz descansen, incluso sostenían que es la madre de la ciencia. El menda lerenda se conformaría con que, si no madre, fuera, al menos, madrastra de su conciencia.
También dicen que, cuando a uno le vienen los palos (literales o figurados) de todas las partes, por todos los lados, tiende a guarecerse bajo o resguardarse tras escudos artificiales, naturales o sobrenaturales. Pero, como la mejor defensa (aseguran, asimismo, quienes aún recuerdan lo que significa el latinajo “si vis pacem, para bellum”) es un buen ataque, cuando advierte la primera oportunidad, lanza su mandoble (en sentido recto o traslaticio) contra su oponente.
A veces, algunos gerifaltes ignorantes (que los hay) llegan a pensar que la gente (incluida la que hace las veces de policía o centinela) es tonta. Sin embargo, todo quisque, hijo de vecino o ciudadano de a pie suele tener más sentido común o sensatez de la que ellos mismos sospechan o suponen (no hacen lo que otros, que se jactan o enorgullecen inútilmente, por nada) y aciertan a ver antes y mejor que nadie de qué pie cojea o de qué mano manquea cada uno de sus representantes políticos (y es que, entre estos últimos, abundan los que profieren más argumentaciones efectistas, o sea, más fuegos artificiales, que razonamientos impecables, quiero decir, trufados con razones de peso).
El Gobierno de la Nación, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero (y es que ya llueve sobre mojado), lleva algún tiempo metiendo la pata hasta el mismísimo corvejón y perdiendo paulatinamente apoyos. Los sondeos eso dicen; que con sonrisas, talante y trampantojos (incluyo en este apartado o epígrafe a sus aliados de ERC) la credibilidad, ganada en buena lid, en semejantes términos o guisa se pudre o pierde, yéndose al garete, a hacer puñetas, es decir, al traste.
Lo que tiene que hacer Rodríguez Zapatero sin falta es dejarse de los “Prestige” e “Irak”, toros pasados, y coger los morlacos actuales, pesos pesados, por las astas hasta darles soluciones satisfactorias a la mayor parte de ellos, los problemas que la sociedad española tiene planteados en estos momentos.
Así que menos monterías (convendría no olvidar ni echar en saco roto el mito clásico de Acteón), menos tonterías (a qué viene resucitar ahora errores u horrores ajenos –cuando otrora los propios no les iban a la zaga, pues fueron incluso de mayor o aún peor calado-) y más hontanares de ideas excelentes, más respuestas pintiparadas, como bólido con las cuatro ruedas recién estrenadas y la quinta, la de repuesto, igualmente, a punto.
Ángel Sáez García
También dicen que, cuando a uno le vienen los palos (literales o figurados) de todas las partes, por todos los lados, tiende a guarecerse bajo o resguardarse tras escudos artificiales, naturales o sobrenaturales. Pero, como la mejor defensa (aseguran, asimismo, quienes aún recuerdan lo que significa el latinajo “si vis pacem, para bellum”) es un buen ataque, cuando advierte la primera oportunidad, lanza su mandoble (en sentido recto o traslaticio) contra su oponente.
A veces, algunos gerifaltes ignorantes (que los hay) llegan a pensar que la gente (incluida la que hace las veces de policía o centinela) es tonta. Sin embargo, todo quisque, hijo de vecino o ciudadano de a pie suele tener más sentido común o sensatez de la que ellos mismos sospechan o suponen (no hacen lo que otros, que se jactan o enorgullecen inútilmente, por nada) y aciertan a ver antes y mejor que nadie de qué pie cojea o de qué mano manquea cada uno de sus representantes políticos (y es que, entre estos últimos, abundan los que profieren más argumentaciones efectistas, o sea, más fuegos artificiales, que razonamientos impecables, quiero decir, trufados con razones de peso).
El Gobierno de la Nación, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero (y es que ya llueve sobre mojado), lleva algún tiempo metiendo la pata hasta el mismísimo corvejón y perdiendo paulatinamente apoyos. Los sondeos eso dicen; que con sonrisas, talante y trampantojos (incluyo en este apartado o epígrafe a sus aliados de ERC) la credibilidad, ganada en buena lid, en semejantes términos o guisa se pudre o pierde, yéndose al garete, a hacer puñetas, es decir, al traste.
Lo que tiene que hacer Rodríguez Zapatero sin falta es dejarse de los “Prestige” e “Irak”, toros pasados, y coger los morlacos actuales, pesos pesados, por las astas hasta darles soluciones satisfactorias a la mayor parte de ellos, los problemas que la sociedad española tiene planteados en estos momentos.
Así que menos monterías (convendría no olvidar ni echar en saco roto el mito clásico de Acteón), menos tonterías (a qué viene resucitar ahora errores u horrores ajenos –cuando otrora los propios no les iban a la zaga, pues fueron incluso de mayor o aún peor calado-) y más hontanares de ideas excelentes, más respuestas pintiparadas, como bólido con las cuatro ruedas recién estrenadas y la quinta, la de repuesto, igualmente, a punto.
Ángel Sáez García