Una maldición es algo muy fuerte, pero, sin duda, que se haga justicia con él y con toda la cuadrilla que lo sostiene sí que es un deseo razonable y hasta bueno, en cualquier época del año, porque la justicia debe imperar en todo momento y las personas debemos buscarla activamente.
Se nos llena la boca de tolerancia, solidaridad y demás palabras políticamente correctas, cuando lo que debe movernos es el sentido de la justicia. La justicia es dar a cada uno lo que le corresponde según sus actos y especialmente a los malvados el castigo proporcional al daño que hacen.
Y el daño que hace un dirigente es tanto mayor cuanto mayor es su poder. Se trata de millones de personas que viven con zozobra gracias a las decisiones de los que mandan, personas a las que se les acorta la vida debido al estrés que sufren por las decisiones de esta gentuza. Se trata de la mala vida que tienen tantos por culpa de los robos a que nos someten con sus impuestos desmesurados. Pero eso ni las leyes lo valoran ni la casta lo menciona ni lo acepta.
Los gobernantes, no los mangantes, son los que asumen que cada decisión que toman produce dolor en alguien y por tanto cuidan mucho las decisiones para producir el menor daño posible. El daño es inevitable, porque cuando se beneficia a muchos es imposible no perjudicar a algunos, de lo que se trata es que los perjudicados sean los menos y tratar de compensarlos de alguna manera.
La casta, lo que hace es lo contrario, beneficiar a unos pocos y perjudicar a muchos. No es que quieran perjudicar a nadie especialmente, entre otras cosas porque no es bueno matar a la gallina, es que ni siquiera se paran a pensar si producen daño. Es la actitud típica del psicópata. Es el egoísmo puro y absoluto. Pero es más, para conseguir estos fines malvados, no dudaron en corromper a la sociedad. Y ahora tenemos una sociedad corrompida que hace lo que ellos quieren.
El caso del Sr Sánchez es de libro de psiquiatría, es clarísimo, sin embargo la enfermedad mental que tiene no le impide distinguir el bien del mal, que es la condición legal para juzgar a una persona y por tanto no sólo debería ser juzgado sino que él es consciente del mal que hace, sin embargo al no tener ningún freno, se siente por encima del bien y del mal y hace su voluntad que convierte en ley obligatoria.
Aunque han existido muchos así en la Historia, realmente hay que buscar mucho para encontrar ejemplares de este tipo, porque hasta los tiranos más sanguinarios tenían algún tipo de freno que les impedía desarrollar toda su maldad. Éste, el único freno que tiene es que manda en un país empobrecido y sin capacidad de hacer daño a sus vecinos, al inmenso daño físico, que daño a largo plazo siempre hace.
Se comporta como los tiranos, sólo que los tiempos no están para ir cortando cabezas, pero las corta de forma simbólica y con daño no menor, pues a veces perder la vida es más piadoso que sufrir al tirano.
Por supuesto gentes así alcanzan el poder en sociedades degradadas, sociedades que han perdido el concepto del bien y del mal, sociedades psicópatas, si ese termino se puede aplicar a una sociedad.
Todas las sociedades se corrompen, es algo natural. Las sociedades, como las familias, comienzan trabajando mucho y pasando privaciones, eso les conduce a mejorar hasta que alcanzan una riqueza que les hace pensar que es hora de gastar lo ganado, entonces la familia se lanza al despilfarro y la sociedad igual y se cae en todos los vicios. Al fin y al cabo los vicios son los que producen placer. El resultado final es la ruina, de la familia y de la sociedad. En el caso de las familias lo que ocurre es que acaban viviendo en la calle y en el de las sociedades, que son invadidas por gentes que quieren prosperar.
Sin embargo este desarrollo natural no se ha producido en España, al menos no en tanta extensión ni con tanta intensidad. Ha sido una evolución forzada. La casta ha manipulado la sociedad para envilecerla y que sus miserias, las de la casta, pasen desapercibidas.
Leí hace unos días que un dirigente socialista se había embolsado de los EREs como 65 millones. No se mencionó que fuera para le partido o para el sindicato o para la sociedad de amigos de lo ajeno, simplemente el tipo se los llevó a su casa o al menos eso daba a entender la noticia. Nadie en Andalucía, ni en España, porque esto no es cosa exclusiva de Andalucía, levantó una voz indignada, se aceptó como cosa natural.
¿Acaso la sociedad está tan envilecida que considera que el tipo ese es un ejemplo a seguir y lo que produce es envidia? ¿O acaso estamos tan embrutecidos que ni siquiera somos capaces de reaccionar ante semejante robo?
Una de las cosas que nos han inculcado es la culpa difusa. Todos somos culpables de algo, no se sabe bien de qué, pero cuando un tipo como el doctor (Sánchez) hace de las suyas, todos tenemos parte de culpa. Y eso es una falacia. Es la manipulación que pone la casta para hacer las cosas con impunidad. El que roba es un ladrón y los demos no tenemos ninguna culpa, no somos culpables de lo que haga un tipo que engañó a una parte de la sociedad. Lo que pasa es que si te engañan dos veces, eres culpable de ser tonto.
Pero no quiero terminar sin recordar que estamos hablando de un personaje funesto y que todo lo que se diga de él es poco y que se merece lo peor, pero sobre todo una buena justicia. Sin embargo, no podemos olvidar que está rodeado de gente que lo han puesto ahí y que son tan culpables como él, porque tras cuarenta años de miserias, ya no quedan inocentes. Y lo peor de todo es que han envilecido a la sociedad, que ya es incapaz de distinguir el bien del mal y ese es el peor pecado de la casta.
Vanlop
Se nos llena la boca de tolerancia, solidaridad y demás palabras políticamente correctas, cuando lo que debe movernos es el sentido de la justicia. La justicia es dar a cada uno lo que le corresponde según sus actos y especialmente a los malvados el castigo proporcional al daño que hacen.
Y el daño que hace un dirigente es tanto mayor cuanto mayor es su poder. Se trata de millones de personas que viven con zozobra gracias a las decisiones de los que mandan, personas a las que se les acorta la vida debido al estrés que sufren por las decisiones de esta gentuza. Se trata de la mala vida que tienen tantos por culpa de los robos a que nos someten con sus impuestos desmesurados. Pero eso ni las leyes lo valoran ni la casta lo menciona ni lo acepta.
Los gobernantes, no los mangantes, son los que asumen que cada decisión que toman produce dolor en alguien y por tanto cuidan mucho las decisiones para producir el menor daño posible. El daño es inevitable, porque cuando se beneficia a muchos es imposible no perjudicar a algunos, de lo que se trata es que los perjudicados sean los menos y tratar de compensarlos de alguna manera.
La casta, lo que hace es lo contrario, beneficiar a unos pocos y perjudicar a muchos. No es que quieran perjudicar a nadie especialmente, entre otras cosas porque no es bueno matar a la gallina, es que ni siquiera se paran a pensar si producen daño. Es la actitud típica del psicópata. Es el egoísmo puro y absoluto. Pero es más, para conseguir estos fines malvados, no dudaron en corromper a la sociedad. Y ahora tenemos una sociedad corrompida que hace lo que ellos quieren.
El caso del Sr Sánchez es de libro de psiquiatría, es clarísimo, sin embargo la enfermedad mental que tiene no le impide distinguir el bien del mal, que es la condición legal para juzgar a una persona y por tanto no sólo debería ser juzgado sino que él es consciente del mal que hace, sin embargo al no tener ningún freno, se siente por encima del bien y del mal y hace su voluntad que convierte en ley obligatoria.
Aunque han existido muchos así en la Historia, realmente hay que buscar mucho para encontrar ejemplares de este tipo, porque hasta los tiranos más sanguinarios tenían algún tipo de freno que les impedía desarrollar toda su maldad. Éste, el único freno que tiene es que manda en un país empobrecido y sin capacidad de hacer daño a sus vecinos, al inmenso daño físico, que daño a largo plazo siempre hace.
Se comporta como los tiranos, sólo que los tiempos no están para ir cortando cabezas, pero las corta de forma simbólica y con daño no menor, pues a veces perder la vida es más piadoso que sufrir al tirano.
Por supuesto gentes así alcanzan el poder en sociedades degradadas, sociedades que han perdido el concepto del bien y del mal, sociedades psicópatas, si ese termino se puede aplicar a una sociedad.
Todas las sociedades se corrompen, es algo natural. Las sociedades, como las familias, comienzan trabajando mucho y pasando privaciones, eso les conduce a mejorar hasta que alcanzan una riqueza que les hace pensar que es hora de gastar lo ganado, entonces la familia se lanza al despilfarro y la sociedad igual y se cae en todos los vicios. Al fin y al cabo los vicios son los que producen placer. El resultado final es la ruina, de la familia y de la sociedad. En el caso de las familias lo que ocurre es que acaban viviendo en la calle y en el de las sociedades, que son invadidas por gentes que quieren prosperar.
Sin embargo este desarrollo natural no se ha producido en España, al menos no en tanta extensión ni con tanta intensidad. Ha sido una evolución forzada. La casta ha manipulado la sociedad para envilecerla y que sus miserias, las de la casta, pasen desapercibidas.
Leí hace unos días que un dirigente socialista se había embolsado de los EREs como 65 millones. No se mencionó que fuera para le partido o para el sindicato o para la sociedad de amigos de lo ajeno, simplemente el tipo se los llevó a su casa o al menos eso daba a entender la noticia. Nadie en Andalucía, ni en España, porque esto no es cosa exclusiva de Andalucía, levantó una voz indignada, se aceptó como cosa natural.
¿Acaso la sociedad está tan envilecida que considera que el tipo ese es un ejemplo a seguir y lo que produce es envidia? ¿O acaso estamos tan embrutecidos que ni siquiera somos capaces de reaccionar ante semejante robo?
Una de las cosas que nos han inculcado es la culpa difusa. Todos somos culpables de algo, no se sabe bien de qué, pero cuando un tipo como el doctor (Sánchez) hace de las suyas, todos tenemos parte de culpa. Y eso es una falacia. Es la manipulación que pone la casta para hacer las cosas con impunidad. El que roba es un ladrón y los demos no tenemos ninguna culpa, no somos culpables de lo que haga un tipo que engañó a una parte de la sociedad. Lo que pasa es que si te engañan dos veces, eres culpable de ser tonto.
Pero no quiero terminar sin recordar que estamos hablando de un personaje funesto y que todo lo que se diga de él es poco y que se merece lo peor, pero sobre todo una buena justicia. Sin embargo, no podemos olvidar que está rodeado de gente que lo han puesto ahí y que son tan culpables como él, porque tras cuarenta años de miserias, ya no quedan inocentes. Y lo peor de todo es que han envilecido a la sociedad, que ya es incapaz de distinguir el bien del mal y ese es el peor pecado de la casta.
Vanlop
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