Existe una peligrosa alianza entre los falsos progresistas y el gran capital para acabar con las libertades e imponer un nuevo orden autoritario
Se llaman progresistas porque el término tiene prestigio y aporta votos, pero el mundo que ellos defienden no solo no progresa sino que genera retroceso, esclavitud y pobreza, que son claros estigmas del peor pasado de la Humanidad. Mas que "progres" deberían ser llamados "rémoras" porque son un auténtico lastre para el verdadero avance de la Humanidad y el bien común. Su gran meta no tiene nada de modernidad y progreso porque es el poder absoluto, probablemente el peor y más antiguo vicio de la Humanidad.
Suelen ser comunistas o socialistas, lo que viene a ser lo mismo porque unos y otros son adoradores del Estado y enemigos de las libertades y derechos individuales. Hablan del valor de lo “colectivo”, que es una fórmula para eludir el compromiso de ser individualmente libres. Siempre hacen lo contrario de lo que predican y están plagados de contradicciones y creencias absurdas, como por ejemplo la adoración del "Che" Guevara, un tipo al que le gustaba matar, que fusiló a mansalva en Cuba y que disfrutaba torturando a los afeminados.
En realidad son promotores vergonzantes del sometimiento a un Estado fuerte que siempre tiende a eliminar la libertad y el verdadero progreso de la Humanidad, que no es otro que el autogobierno y un mundo de justicia y prosperidad.
En el mundo actual son un peligro grave porque han fraguado una alianza con los grandes poderes financieros que promueven el Nuevo Orden Mundial y la Agenda 2030, una alianza que a algunos sorprende pero que es lógica porque la izquierda y el gran capital están unidos por el autoritarismo, el totalitarismo y el odio a la democracia y a la libertad. Los progres y los multimillonarios quieren cambiar el mundo eliminando la democracia e imponiendo gobiernos autoritarios y vasallos del poder mundial en la sombra.
Los progres siempre anteponen la igualdad a la libertad, pero cuando ellos gobiernan crean desigualdad a gran escala porque sus dirigentes se hacen millonarios a velocidad supersónica y se atiborran de privilegios, mientras el pueblo retrocede y se empobrece al mismo ritmo trepidante.
Sus mayores vicios son la envidia y el odio. Odian a los que demuestran ser mejores que ellos, sobre todo a los triunfadores que han logrado un nivel de vida alto con su propio esfuerzo y siempre sueñan, llenos de rencor, con arrebatarles sus riquezas “para repartirlas”, un objetivo falso porque esas riquezas suelen utilizarlas para aumentar su poder y llenarse los bolsillos.
Otro de sus vicios es que siempre anhelan el reparto del botín del poder. Le apasionan las subvenciones y los privilegios que se derivan de los cargos públicos. Disfrutan con el poder y a cambio de sus privilegios y dineros se convierten en propagandistas de su bando, sin capacidad crítica alguna y aprobando y defendiendo auténticas barbaridades y abusos.
Se autoproclaman demócratas, pero no lo son porque su desprecio a las libertades individuales, que son consustanciales a la democracia, les impide ser demócratas verdaderos.
Son sectarios y arbitrarios y son incapaces de criticar los abusos y las injusticias, si las cometen los suyos.
Su moral es tan laxa y mercenaria que hasta aprueban el fraude electoral, siempre que beneficie a los suyos.
Su mayor peligro y, al mismo tiempo, su peor drama es que se sienten con derecho a gobernar y a impedir por cualquier medio que gane la derecha.
Francisco Rubiales
Suelen ser comunistas o socialistas, lo que viene a ser lo mismo porque unos y otros son adoradores del Estado y enemigos de las libertades y derechos individuales. Hablan del valor de lo “colectivo”, que es una fórmula para eludir el compromiso de ser individualmente libres. Siempre hacen lo contrario de lo que predican y están plagados de contradicciones y creencias absurdas, como por ejemplo la adoración del "Che" Guevara, un tipo al que le gustaba matar, que fusiló a mansalva en Cuba y que disfrutaba torturando a los afeminados.
En realidad son promotores vergonzantes del sometimiento a un Estado fuerte que siempre tiende a eliminar la libertad y el verdadero progreso de la Humanidad, que no es otro que el autogobierno y un mundo de justicia y prosperidad.
En el mundo actual son un peligro grave porque han fraguado una alianza con los grandes poderes financieros que promueven el Nuevo Orden Mundial y la Agenda 2030, una alianza que a algunos sorprende pero que es lógica porque la izquierda y el gran capital están unidos por el autoritarismo, el totalitarismo y el odio a la democracia y a la libertad. Los progres y los multimillonarios quieren cambiar el mundo eliminando la democracia e imponiendo gobiernos autoritarios y vasallos del poder mundial en la sombra.
Los progres siempre anteponen la igualdad a la libertad, pero cuando ellos gobiernan crean desigualdad a gran escala porque sus dirigentes se hacen millonarios a velocidad supersónica y se atiborran de privilegios, mientras el pueblo retrocede y se empobrece al mismo ritmo trepidante.
Sus mayores vicios son la envidia y el odio. Odian a los que demuestran ser mejores que ellos, sobre todo a los triunfadores que han logrado un nivel de vida alto con su propio esfuerzo y siempre sueñan, llenos de rencor, con arrebatarles sus riquezas “para repartirlas”, un objetivo falso porque esas riquezas suelen utilizarlas para aumentar su poder y llenarse los bolsillos.
Otro de sus vicios es que siempre anhelan el reparto del botín del poder. Le apasionan las subvenciones y los privilegios que se derivan de los cargos públicos. Disfrutan con el poder y a cambio de sus privilegios y dineros se convierten en propagandistas de su bando, sin capacidad crítica alguna y aprobando y defendiendo auténticas barbaridades y abusos.
Se autoproclaman demócratas, pero no lo son porque su desprecio a las libertades individuales, que son consustanciales a la democracia, les impide ser demócratas verdaderos.
Son sectarios y arbitrarios y son incapaces de criticar los abusos y las injusticias, si las cometen los suyos.
Su moral es tan laxa y mercenaria que hasta aprueban el fraude electoral, siempre que beneficie a los suyos.
Su mayor peligro y, al mismo tiempo, su peor drama es que se sienten con derecho a gobernar y a impedir por cualquier medio que gane la derecha.
Francisco Rubiales
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