La locura de los políticos no tiene fin, ni límites y si quieren comprobarlo no dejen de leer la entrevista a Rebecca Sommer que les permitirá deducir que Europa camina a pasos agigantados hacia el tercer mundo, hacia el caos, hacia su autodestrucción, de la mano de un cáncer que deberíamos haber extirpado hace más cien años, los políticos y sus organizaciones para dominarnos, los partidos.
Rebecca fue una activista alemana destacada, que luchó por acoger a los inmigrantes creyendo que eran personas necesitadas de una acogida que les permitiera olvidar el pasado y emprender una nueva vida, pero la realidad le demostró que muchos de los que llegaban eran verdaderas bestias hostiles sin respeto, más dispuestas a destruir su nuevo país que a adaptarse a sus costumbres y leyes.
Cuando lean la entrevista quizás opinen que los gigantescos carteles alemanes que daban la bienvenida en 2015 a los cientos de miles de refugiados que invadían Europa eran el preludio del Apocalipsis y de la locura, la consecuencia de permitir que los políticos gobiernen como quieren, sin controles y sin tener que pagar por sus desmanes y suciedades, sembrando la violencia en los corazones como consecuencia de la injusticia y actitudes despóticas que Europa siempre ha combatido. La muerte de Europa, ya en marcha, no será tanto la consecuencia de la corrupción, del auge de las mafias, de la invasión musulmana o de la llegada de cientos de miles de delincuentes cargados de odio, sino culpa directa de los políticos, gente que está destrozando a marchas forzadas la cultura y los valores que hicieron de Europa la tierra más libre, próspera, poderosa y atractiva del planeta.
Los grandes valores europeos, forjados durante siglos con imaginación, creatividad, lucha y mucha sangre de luchadores, están siendo hoy arrasados por los políticos, el mayor drama padecido por Europa en todos los tiempos, peor que la invasión de los barbaros al Imperio Romano, la de los hunos y los otomanos, que la oscuridad inculta del medioevo, el absolutismo, el nacionalismo y los totalitarismos asesinos comunista y nazi.
Europa ha sido tomada por una clase de políticos desalmados, ajenos a la democracia, arrogantes, egoístas, sin respeto a los ciudadanos y a las leyes, que se sienten con derecho a ser privilegiados y con derecho a gobernar sin rendir cuentas a nadie, tomando decisiones que muchas veces son dañinas y que conducen no sólo a generar infelicidad entre los ciudadanos, sino también a la entronización de la mentira y el engaño y a la destrucción de los grandes valores y principios que hicieron grande a Europa.
Es difícil entender como esa invasión letal de políticos sin alma ha logrado hacerse con el poder e instaurar en Europa una cultura de la destrucción del humanismo y de sus valores. El drama sólo puede entenderse como una victoria en toda regla del mal en la eterna batalla que libra contra el bien, representada en la Biblia y en otros muchos documentos como la lucha entre Dios y Satán y sus diablos.
Europa ha sobrevivido a todos sus fantasmas y dramas acaecidos en la Historia, desde la invasión de los Hunos y la de los Otomanos a numerosas tiranías y guerras, dos de ellas guerras mundiales, pero difícilmente sobrevivirá a la calamidad de los políticos, la peor de sus pesadillas. Ese nuevo drama demoledor es la toma del poder por una tribu miserable y siniestra, egoista y cruel que ha puesto su empeño en destrozar las raíces cristianas y humanísticas del continente europeo, sus valores, basados en la libertad y la resistencia frente al abuso, los derechos humanos conquistados y el derecho a la prosperidad, la felicidad y la paz.
Todo eso está sucumbiendo ante un liderazgo que parece satánico, que subyuga a los ciudadanos sin que éstos se den cuenta, que los somete a la mentira y a la confusión y que ha corrompido los valores y la democracia hasta conseguir que los gobernantes puedan mandar como tiranos, sin que parezcan tiranos y sin rendir cuentas ante la justicia y ante sus martirizados pueblos.
Abrir las puertas, de manera indiscriminada y sin controles ni filtros, a los millones de inmigrantes que llegan, muchos de ellos con más odio y afán de conquista que hambre, gente que aspira a vivir de los subsidios y de exprimir en provecho propia a la rica Europa, ha sido sólo la última canallada de la clase política, que también es culpable de otros muchos abusos y arbitrariedades como la libertad coartada, el endeudamiento desmesurado, la corrupción infecciosa, el cobro de impuestos injustos y desproporcionados, la burocratización que frena la riqueza, el desmesurado crecimiento de los estados, el asesinato de la ilusión y de la esperanza y, sobre todo, el hundimiento de los valores y la instauración de una corrupción tan letal que ha contaminado no sólo las grandes instituciones, sino hasta los últimos rincones de la vida diaria.
Europa se encuentra ya a un paso de su derrota y de su desaparición como referencia mundial de cultura, derechos humanos y libertad. Si los europeos no quieren perecer, tienen una única salida: expulsar del poder a los políticos actuales, resetear el continente que esos políticos han construido y sustituir el actual liderazgo, podrido y denigrante, por una nueva raza de políticos decentes, que sean auténticos servidores del pueblo, de la verdad, de la Justicia y de la paz.
Francisco Rubiales
(Perdonad que insista, pero lean la entrevista a Rebecca Sommer pulsando AQUÍ.
Rebecca fue una activista alemana destacada, que luchó por acoger a los inmigrantes creyendo que eran personas necesitadas de una acogida que les permitiera olvidar el pasado y emprender una nueva vida, pero la realidad le demostró que muchos de los que llegaban eran verdaderas bestias hostiles sin respeto, más dispuestas a destruir su nuevo país que a adaptarse a sus costumbres y leyes.
Cuando lean la entrevista quizás opinen que los gigantescos carteles alemanes que daban la bienvenida en 2015 a los cientos de miles de refugiados que invadían Europa eran el preludio del Apocalipsis y de la locura, la consecuencia de permitir que los políticos gobiernen como quieren, sin controles y sin tener que pagar por sus desmanes y suciedades, sembrando la violencia en los corazones como consecuencia de la injusticia y actitudes despóticas que Europa siempre ha combatido. La muerte de Europa, ya en marcha, no será tanto la consecuencia de la corrupción, del auge de las mafias, de la invasión musulmana o de la llegada de cientos de miles de delincuentes cargados de odio, sino culpa directa de los políticos, gente que está destrozando a marchas forzadas la cultura y los valores que hicieron de Europa la tierra más libre, próspera, poderosa y atractiva del planeta.
Los grandes valores europeos, forjados durante siglos con imaginación, creatividad, lucha y mucha sangre de luchadores, están siendo hoy arrasados por los políticos, el mayor drama padecido por Europa en todos los tiempos, peor que la invasión de los barbaros al Imperio Romano, la de los hunos y los otomanos, que la oscuridad inculta del medioevo, el absolutismo, el nacionalismo y los totalitarismos asesinos comunista y nazi.
Europa ha sido tomada por una clase de políticos desalmados, ajenos a la democracia, arrogantes, egoístas, sin respeto a los ciudadanos y a las leyes, que se sienten con derecho a ser privilegiados y con derecho a gobernar sin rendir cuentas a nadie, tomando decisiones que muchas veces son dañinas y que conducen no sólo a generar infelicidad entre los ciudadanos, sino también a la entronización de la mentira y el engaño y a la destrucción de los grandes valores y principios que hicieron grande a Europa.
Es difícil entender como esa invasión letal de políticos sin alma ha logrado hacerse con el poder e instaurar en Europa una cultura de la destrucción del humanismo y de sus valores. El drama sólo puede entenderse como una victoria en toda regla del mal en la eterna batalla que libra contra el bien, representada en la Biblia y en otros muchos documentos como la lucha entre Dios y Satán y sus diablos.
Europa ha sobrevivido a todos sus fantasmas y dramas acaecidos en la Historia, desde la invasión de los Hunos y la de los Otomanos a numerosas tiranías y guerras, dos de ellas guerras mundiales, pero difícilmente sobrevivirá a la calamidad de los políticos, la peor de sus pesadillas. Ese nuevo drama demoledor es la toma del poder por una tribu miserable y siniestra, egoista y cruel que ha puesto su empeño en destrozar las raíces cristianas y humanísticas del continente europeo, sus valores, basados en la libertad y la resistencia frente al abuso, los derechos humanos conquistados y el derecho a la prosperidad, la felicidad y la paz.
Todo eso está sucumbiendo ante un liderazgo que parece satánico, que subyuga a los ciudadanos sin que éstos se den cuenta, que los somete a la mentira y a la confusión y que ha corrompido los valores y la democracia hasta conseguir que los gobernantes puedan mandar como tiranos, sin que parezcan tiranos y sin rendir cuentas ante la justicia y ante sus martirizados pueblos.
Abrir las puertas, de manera indiscriminada y sin controles ni filtros, a los millones de inmigrantes que llegan, muchos de ellos con más odio y afán de conquista que hambre, gente que aspira a vivir de los subsidios y de exprimir en provecho propia a la rica Europa, ha sido sólo la última canallada de la clase política, que también es culpable de otros muchos abusos y arbitrariedades como la libertad coartada, el endeudamiento desmesurado, la corrupción infecciosa, el cobro de impuestos injustos y desproporcionados, la burocratización que frena la riqueza, el desmesurado crecimiento de los estados, el asesinato de la ilusión y de la esperanza y, sobre todo, el hundimiento de los valores y la instauración de una corrupción tan letal que ha contaminado no sólo las grandes instituciones, sino hasta los últimos rincones de la vida diaria.
Europa se encuentra ya a un paso de su derrota y de su desaparición como referencia mundial de cultura, derechos humanos y libertad. Si los europeos no quieren perecer, tienen una única salida: expulsar del poder a los políticos actuales, resetear el continente que esos políticos han construido y sustituir el actual liderazgo, podrido y denigrante, por una nueva raza de políticos decentes, que sean auténticos servidores del pueblo, de la verdad, de la Justicia y de la paz.
Francisco Rubiales
(Perdonad que insista, pero lean la entrevista a Rebecca Sommer pulsando AQUÍ.
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