Dos mujeres, Susana Díaz y María Jesús Montero, están empeñadas directamente en esa lucha. Ambas tienen un interés especial en la victoria de la izquierda, lo que significa alcanzar objetivos tan miserables como que los impuestos suban y la economía retroceda. Una y otra tienen miedo a que los ciudadanos descubran una verdad que se repite siempre a lo largo de la Historia: que el socialismo se identifica con la ruina, el expolio y la voracidad fiscal y que la derecha sabe crear riqueza con impuestos moderados y libertad.
Los estrategas de la izquierda están advirtiendo a los dirigentes de sus partidos que si no se suben pronto los impuestos en Andalucía y Madrid habrán perdido definitivamente esas dos autonomías y perderán también la batalla de la opinión pública y las próximas elecciones, al menos durante dos décadas.
Susana quiere subir los impuestos para acumular méritos ante Pedro Sánchez, para que le perdone la vida y le permita seguir al frente del socialismo andaluz, mientras que la Montero quiere una subida drástica de impuestos para exhibir su poder, salvar su cuestionada política al frente de la Hacienda nacional y demostrar también que ella es la indiscutible sucesora de Susana en Andalucía.
Los socialistas ven con terror como su granero andaluz se debilita y está cambiando de bando. La idea de que la derecha no roba o roba menos que los socialistas se abre paso en la opinión pública andaluza. Las encuestas ya reflejan una huida constante de votos socialistas hacia la derecha, a la que necesitan desprestigiar como sea. La ruta de subir dolorosamente los impuestos es el primer escalón de esa batalla y el objetivo es que los ciudadanos sientan también el drama del retroceso y la pobreza siendo gobernados por la derecha.
La batalla de los impuestos es especialmente dura y trascendental en un país como España, adormilado y capaz de soportar todo tipo de abusos del gobierno de Pedro Sánchez, pero que es capaz de revolverse y plantar cara a los sátrapas confiscadores si les meten demasiado las manos en el bolsillo y les roban con descaro.
Algunos estrategas y analistas están ya vaticinando que los impuestos elevados, que en España se suben escandalosamente mientras se bajan en el resto de Europa y en los países prósperos del mundo, será la tumba del socialismo y el comunismo.
El socialismo está claramente en retroceso en Andalucía, la región que les ha votado fielmente durante cuatro décadas, haciendo posible su hegemonía en España. Aunque no lo digan, saben que si pierden Andalucía, perderán también España. Por eso ambas partes luchan con especial dureza en los campos de batalla andaluces.
Pero las cosas se le están torciendo a la izquierda en esa batalla por dos razones: la primera es que los andaluces observan más dinero, inversiones y eficacia en el actual gobierno de derechas que en el anterior de los socialistas; la segunda es que las auditorías están poniendo de relieve que los socialistas, durante su largo periodo de poder andaluz, hicieron demasiadas barbaridades y robaron demasiado.
Esa batalla a cuchillo corto está generando nuevos líderes en la derecha: Ayuso en Madrid y Juanma Moreno en Andalucía. Ambos se fortalecen plantándole cara al trio arrogante y tiránico formado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y María Jesús Montero, señalando a los demás líderes autonómicos que enfrentarse a la Moncloa es el camino para ganar votos y complacer a los ciudadanos.
Oto motivo de preocupación para las izquierdas es que no había previsto la durísima oposición de los ciudadanos a su voracidad fiscal y despreciable afición al expolio. Algunos de sus expertos asesores ya les han advertido que se anden con cuidado porque los impuestos pueden ser su tumba.
Son tan arrogantes los dirigentes de las izquierdas que desprecian los sentimientos y la voluntad popular, sin prudencia alguna y sin haber previsto las consecuencias. Se disponen a restablecer impuestos tan impopulares, anticonstitucionales, injustos y sensibles como el de Sucesiones, bautizado por el pueblo como "el que roba las herencias", que había sido suprimidos por la derecha en Madrid y Andalucía y suavizado en otras regiones, que Pedro Sánchez y su dóberman María Jesús Montero quieren restablecer en toda España baja el engañoso recurso de la "armonización", que no es otra cosa que una brutal subida encubierta de todos los impuestos, una medida brutal e inoportuna, desaconsejada por los expertos de todo el mundo porque crearía más desempleo y pobreza en estos momentos de depresión por la pandemia.
Tienen razón porque los españoles, aunque pasivos y cobardes, son capaces de matar cuando les robas descaradamente su dinero, como pretende hacer la izquierda con su subida abusiva e inoportuna de impuestos.
La lucha por los impuestos abre un capítulo nuevo en la España actual y descubrirá una novedad: las autonomías, apoyadas por sus pueblos, enfrentándose al gobierno central. Por fin habrá surgido quien les plante cara a las izquierdas y a sus tribus de independentistas y pro etarras aliados. Serán las autonomías, incluso las del propio partido, las que, empujadas por sus pueblos, se negarán a soportar el expolio fiscal que la izquierda siempre practica para arruinar a los pueblos y hacerlos dependientes de las limosnas del Estado.
Nos esperan años terribles, pero interesantes desde el punto de vista político porque por fin los españoles empezarán a enfrentarse a sus verdugos y predadores políticos.
Francisco Rubiales
Los estrategas de la izquierda están advirtiendo a los dirigentes de sus partidos que si no se suben pronto los impuestos en Andalucía y Madrid habrán perdido definitivamente esas dos autonomías y perderán también la batalla de la opinión pública y las próximas elecciones, al menos durante dos décadas.
Susana quiere subir los impuestos para acumular méritos ante Pedro Sánchez, para que le perdone la vida y le permita seguir al frente del socialismo andaluz, mientras que la Montero quiere una subida drástica de impuestos para exhibir su poder, salvar su cuestionada política al frente de la Hacienda nacional y demostrar también que ella es la indiscutible sucesora de Susana en Andalucía.
Los socialistas ven con terror como su granero andaluz se debilita y está cambiando de bando. La idea de que la derecha no roba o roba menos que los socialistas se abre paso en la opinión pública andaluza. Las encuestas ya reflejan una huida constante de votos socialistas hacia la derecha, a la que necesitan desprestigiar como sea. La ruta de subir dolorosamente los impuestos es el primer escalón de esa batalla y el objetivo es que los ciudadanos sientan también el drama del retroceso y la pobreza siendo gobernados por la derecha.
La batalla de los impuestos es especialmente dura y trascendental en un país como España, adormilado y capaz de soportar todo tipo de abusos del gobierno de Pedro Sánchez, pero que es capaz de revolverse y plantar cara a los sátrapas confiscadores si les meten demasiado las manos en el bolsillo y les roban con descaro.
Algunos estrategas y analistas están ya vaticinando que los impuestos elevados, que en España se suben escandalosamente mientras se bajan en el resto de Europa y en los países prósperos del mundo, será la tumba del socialismo y el comunismo.
El socialismo está claramente en retroceso en Andalucía, la región que les ha votado fielmente durante cuatro décadas, haciendo posible su hegemonía en España. Aunque no lo digan, saben que si pierden Andalucía, perderán también España. Por eso ambas partes luchan con especial dureza en los campos de batalla andaluces.
Pero las cosas se le están torciendo a la izquierda en esa batalla por dos razones: la primera es que los andaluces observan más dinero, inversiones y eficacia en el actual gobierno de derechas que en el anterior de los socialistas; la segunda es que las auditorías están poniendo de relieve que los socialistas, durante su largo periodo de poder andaluz, hicieron demasiadas barbaridades y robaron demasiado.
Esa batalla a cuchillo corto está generando nuevos líderes en la derecha: Ayuso en Madrid y Juanma Moreno en Andalucía. Ambos se fortalecen plantándole cara al trio arrogante y tiránico formado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y María Jesús Montero, señalando a los demás líderes autonómicos que enfrentarse a la Moncloa es el camino para ganar votos y complacer a los ciudadanos.
Oto motivo de preocupación para las izquierdas es que no había previsto la durísima oposición de los ciudadanos a su voracidad fiscal y despreciable afición al expolio. Algunos de sus expertos asesores ya les han advertido que se anden con cuidado porque los impuestos pueden ser su tumba.
Son tan arrogantes los dirigentes de las izquierdas que desprecian los sentimientos y la voluntad popular, sin prudencia alguna y sin haber previsto las consecuencias. Se disponen a restablecer impuestos tan impopulares, anticonstitucionales, injustos y sensibles como el de Sucesiones, bautizado por el pueblo como "el que roba las herencias", que había sido suprimidos por la derecha en Madrid y Andalucía y suavizado en otras regiones, que Pedro Sánchez y su dóberman María Jesús Montero quieren restablecer en toda España baja el engañoso recurso de la "armonización", que no es otra cosa que una brutal subida encubierta de todos los impuestos, una medida brutal e inoportuna, desaconsejada por los expertos de todo el mundo porque crearía más desempleo y pobreza en estos momentos de depresión por la pandemia.
Tienen razón porque los españoles, aunque pasivos y cobardes, son capaces de matar cuando les robas descaradamente su dinero, como pretende hacer la izquierda con su subida abusiva e inoportuna de impuestos.
La lucha por los impuestos abre un capítulo nuevo en la España actual y descubrirá una novedad: las autonomías, apoyadas por sus pueblos, enfrentándose al gobierno central. Por fin habrá surgido quien les plante cara a las izquierdas y a sus tribus de independentistas y pro etarras aliados. Serán las autonomías, incluso las del propio partido, las que, empujadas por sus pueblos, se negarán a soportar el expolio fiscal que la izquierda siempre practica para arruinar a los pueblos y hacerlos dependientes de las limosnas del Estado.
Nos esperan años terribles, pero interesantes desde el punto de vista político porque por fin los españoles empezarán a enfrentarse a sus verdugos y predadores políticos.
Francisco Rubiales
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