Lo mismo arruinan una boda anunciando a los novios que el acto queda embargado que piden a los asesores fiscales que traicionen a sus clientes, denunciando los trucos para pagar menos. El proceder de Hacienda en manos de los socialistas es cada día más depredador, escandaloso y brutal. Los españoles repudiamos cada día más a los gobernantes codiciosos y ya solo pagamos por miedo, nunca por solidaridad y espíritu democrático.
El Tribunal Supremo acaba de anular las costas que Hacienda exigía al contribuyente que quería disputar sus resoluciones. Lo hace en una sentencia en la que los magistrados se muestran extremadamente duros con la actuación general de la Administración en materia tributaria y en la que ponen la regulación de las costas como último ejemplo de una mala praxis habitual, que muchos expertos consideran marcada por la crueldad y el abuso de poder.
La imagen de Hacienda está por los suelos y con razón. Los españoles no entienden ni soportan que la Hacienda pública controle al milímetro la pensión exigua de cualquier abuela española, mientras no hace nada contra el que quizás sea el mayor evasor del país: Jordi Pujol y su familia. Hacienda, en España, es ya sinónimo de injusticia, desigualdad y represión porque exprime al débil mucho más que al millonario, justo lo contrario de lo que el socialismo predica con falsedad.
La fiscalizad española es un abuso contumaz: cobran cuando ahorras, cuando gastas, cuando inviertes, cuando consumes, cuento creas empresas, cuando compras una vivienda, cuando viajas y hasta cuando te casas o te mueres. Son depredadores sin alma que ya operan sin miedo, como enemigos del pueblo. Su justificación de que “solo pagan los ricos” es una sucia mentira desmentida por las estadísticas.
La Hacienda pública solo tiene sentido en democracia cuando el gobierno que cobra es justo, decente y digno, pero cuando esta bajo sospecha y es corrupto y arbitrario, Hacienda es un monstruo depredador y opresor.
Ante la bajeza de Hacienda, nadie dice nada. El Imperio del miedo se ha instalado en el corazón del país y aterroriza a los ciudadanos sin que los socialistas admitan que algunas de sus actitudes y políticas son propias de tiranos.
Pedro Sánchez y sus adlateres exhiben una arrogancia impune cargada de altivez y desprecio, de la que es reflejo el uso desmesurado de aviones privados, helicópteros y otros derroches, pero en lugar de tanta actitud tiránica deberían releer a Ayn Ryan, cuando escribió: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias mas que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.
Quieren recuperar ahora el impuesto a los muertos y volver a saquear las herencias y donaciones, quieren subir todos los impuestos y crear otros nuevos, sin ni siquiera plantearse que ellos deben dar ejemplo ahorrando y eliminando su obsceno despilfarro y adelgazando el escandaloso tamaño del Estado, preñado de parásitos inútiles.
Se comportan como sátrapas que han perdido el miedo a la ira del pueblo vejado. La impunidad les hace osados, pero les juro que los abusos siempre se pagan, más temprano que tarde.
No es de recibo que el pais mas corrupto de Europa pretenda esquilmar a sus ciudadanos con subidas de impuestos brutales. La gente termina temiendo que su dinero sea también engullido por la corrupción y termine en la cuenta corriente de uno de los miles de políticos españoles que no pueden justificar su abultada riqueza.
Con miles de comunistas travestidos de demócratas incrustados en el Estado y con demasiado poder sin controles, los políticos en el poder se empeñan en cobrar impuestos que las demás democracias han abolido por injustos y confiscatorio, como el del patrimonio.
Justifican el expolio diciendo que solo pagan los ricos, una mentira sangrante porque según las estadísticas ni los ricos ni las grandes empresas pagan lo que marca la ley porque saben eludir el pago y el poder no se atreve a forzarlos. Ni siquiera cobrarán la tasa Google porque Washington defendería a sus empresas aplicando sanciones y royalties a los productos españoles.
En la injusta y cobarde España, el grueso de la factura fiscal la pagan los trabajadores, los autónomos y las clases medias. Todos los demás, incluidos los políticos, disfrtan de exenciones y ventajas.
Lo menos grave que se puede decir hoy de la Hacienda española es que es profundamente injusta.
Francisco Rubiales
El Tribunal Supremo acaba de anular las costas que Hacienda exigía al contribuyente que quería disputar sus resoluciones. Lo hace en una sentencia en la que los magistrados se muestran extremadamente duros con la actuación general de la Administración en materia tributaria y en la que ponen la regulación de las costas como último ejemplo de una mala praxis habitual, que muchos expertos consideran marcada por la crueldad y el abuso de poder.
La imagen de Hacienda está por los suelos y con razón. Los españoles no entienden ni soportan que la Hacienda pública controle al milímetro la pensión exigua de cualquier abuela española, mientras no hace nada contra el que quizás sea el mayor evasor del país: Jordi Pujol y su familia. Hacienda, en España, es ya sinónimo de injusticia, desigualdad y represión porque exprime al débil mucho más que al millonario, justo lo contrario de lo que el socialismo predica con falsedad.
La fiscalizad española es un abuso contumaz: cobran cuando ahorras, cuando gastas, cuando inviertes, cuando consumes, cuento creas empresas, cuando compras una vivienda, cuando viajas y hasta cuando te casas o te mueres. Son depredadores sin alma que ya operan sin miedo, como enemigos del pueblo. Su justificación de que “solo pagan los ricos” es una sucia mentira desmentida por las estadísticas.
La Hacienda pública solo tiene sentido en democracia cuando el gobierno que cobra es justo, decente y digno, pero cuando esta bajo sospecha y es corrupto y arbitrario, Hacienda es un monstruo depredador y opresor.
Ante la bajeza de Hacienda, nadie dice nada. El Imperio del miedo se ha instalado en el corazón del país y aterroriza a los ciudadanos sin que los socialistas admitan que algunas de sus actitudes y políticas son propias de tiranos.
Pedro Sánchez y sus adlateres exhiben una arrogancia impune cargada de altivez y desprecio, de la que es reflejo el uso desmesurado de aviones privados, helicópteros y otros derroches, pero en lugar de tanta actitud tiránica deberían releer a Ayn Ryan, cuando escribió: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias mas que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.
Quieren recuperar ahora el impuesto a los muertos y volver a saquear las herencias y donaciones, quieren subir todos los impuestos y crear otros nuevos, sin ni siquiera plantearse que ellos deben dar ejemplo ahorrando y eliminando su obsceno despilfarro y adelgazando el escandaloso tamaño del Estado, preñado de parásitos inútiles.
Se comportan como sátrapas que han perdido el miedo a la ira del pueblo vejado. La impunidad les hace osados, pero les juro que los abusos siempre se pagan, más temprano que tarde.
No es de recibo que el pais mas corrupto de Europa pretenda esquilmar a sus ciudadanos con subidas de impuestos brutales. La gente termina temiendo que su dinero sea también engullido por la corrupción y termine en la cuenta corriente de uno de los miles de políticos españoles que no pueden justificar su abultada riqueza.
Con miles de comunistas travestidos de demócratas incrustados en el Estado y con demasiado poder sin controles, los políticos en el poder se empeñan en cobrar impuestos que las demás democracias han abolido por injustos y confiscatorio, como el del patrimonio.
Justifican el expolio diciendo que solo pagan los ricos, una mentira sangrante porque según las estadísticas ni los ricos ni las grandes empresas pagan lo que marca la ley porque saben eludir el pago y el poder no se atreve a forzarlos. Ni siquiera cobrarán la tasa Google porque Washington defendería a sus empresas aplicando sanciones y royalties a los productos españoles.
En la injusta y cobarde España, el grueso de la factura fiscal la pagan los trabajadores, los autónomos y las clases medias. Todos los demás, incluidos los políticos, disfrtan de exenciones y ventajas.
Lo menos grave que se puede decir hoy de la Hacienda española es que es profundamente injusta.
Francisco Rubiales
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