Enero es el mes de las rebajas en España. Se vende barato en los comercios de todo el país y los buscadores de gangas y de oportunidades andan de cacería, pero la que parece estar realmente de oferta, bajando cada día más su precio y su aprecio, es la democracia española, que retrocede en todos los frentes.
Bajan la cohesión de la sociedad, la unidad nacional, las libertades y derechos ciudadanos, la libertad de expresión, la seguridad ciudadana, la capacidad de alcanzar consenso y la voluntad de convivir en armonía, esencia de la nación española, que se encuentra a a precio de saldo.
Pero bajan también el peso y la influencia de España en el mundo, el aprecio ciudadano por la política, el respeto a los políticos y el prestigio del sistema, al igual que la unión entre los ciudadanos y su gobierno.
La oposición dice que es Zapatero, presidente del gobierno socialista, quien ha puesto al país de rebajas con su debilidad institucional y con su temeraria apuesta por el Estatuto independentista catalán y por la reinserción del terrorismo de ETA, pero los ciudadanos creen más bien que los culpables de que la nación y la convivencia estén a precio de saldo son los políticos y sus partidos, los cuales, demostranndo irresponsabilidad, ineficacia e incapacidad para cooperar en la búsqueda del bien común, han relegado el interés general y se han dedicado a la trifulca y al enfrentamiento a ultranza.
También estan de rebajas los valores y los principios democráticos, la credibilidad de los medios de comunicación, la importancia de la ciudadanía y la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
Hace pocos días, en una de esas tertulias políticas que tanto proliferan en las emisoras de radio españolas, cuando se conversaba sobre la falta de ilusiones colectivas y de objetivos comunes en la sociedad española y sobre la caida generalizada de los valores y principios democráticos en el país, alguien preguntó a los contertulios si había algo que estuviera creciendo o apreciándose en el país. La respuesta, ocurrente pero dramática, fue: "solo la inflación, el precio de la vivienda y el déficit de la balanza comercial. Todo lo demás baja".
Bajan la cohesión de la sociedad, la unidad nacional, las libertades y derechos ciudadanos, la libertad de expresión, la seguridad ciudadana, la capacidad de alcanzar consenso y la voluntad de convivir en armonía, esencia de la nación española, que se encuentra a a precio de saldo.
Pero bajan también el peso y la influencia de España en el mundo, el aprecio ciudadano por la política, el respeto a los políticos y el prestigio del sistema, al igual que la unión entre los ciudadanos y su gobierno.
La oposición dice que es Zapatero, presidente del gobierno socialista, quien ha puesto al país de rebajas con su debilidad institucional y con su temeraria apuesta por el Estatuto independentista catalán y por la reinserción del terrorismo de ETA, pero los ciudadanos creen más bien que los culpables de que la nación y la convivencia estén a precio de saldo son los políticos y sus partidos, los cuales, demostranndo irresponsabilidad, ineficacia e incapacidad para cooperar en la búsqueda del bien común, han relegado el interés general y se han dedicado a la trifulca y al enfrentamiento a ultranza.
También estan de rebajas los valores y los principios democráticos, la credibilidad de los medios de comunicación, la importancia de la ciudadanía y la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
Hace pocos días, en una de esas tertulias políticas que tanto proliferan en las emisoras de radio españolas, cuando se conversaba sobre la falta de ilusiones colectivas y de objetivos comunes en la sociedad española y sobre la caida generalizada de los valores y principios democráticos en el país, alguien preguntó a los contertulios si había algo que estuviera creciendo o apreciándose en el país. La respuesta, ocurrente pero dramática, fue: "solo la inflación, el precio de la vivienda y el déficit de la balanza comercial. Todo lo demás baja".
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