Las masas no se mueven espontáneamente, necesitan que un trauma las ponga en marcha, generalmente una guerra, aunque también pudiera ser un desastre natural, pero esto es raro. En estos momentos tenemos el trauma, en forma de guerra, lo que ocurre es que la gente no se ha enterado, que es una guerra. Una guerra moderna, muy asimétrica.
La II Guerra Mundial marcó el fin de las guerras convencionales. Fundamentalmente fue el enfrentamiento de ejércitos regulares, aunque la población se vio involucrada de diversas formas. La III Guerra Mundial fue la llamada guerra fría, en donde los poderosos enfrentaron dos formas de ver el mundo a través de terceros, que eran los que ponían los muertos. Una vez derrotado uno de los bandos, había llegado el momento del mundo unipolar donde la potencia vencedora impondría sus caprichos. Una parte del mundo no estuvo de acuerdo y hubo que empezar la IV Guerra Mundial, que fue la del terrorismo y las revoluciones de color, que en lugar de conducir a los pueblos hasta el redil generaron un rechazo profundo al poder político en la gente, especialmente en ciertos sectores de Occidente, sobre todo en el más sumiso. Como es natural, estas formas de guerra no son absolutas, conviven elementos de las anteriores, con elementos de las futuras.
Y así llegamos a la V Guerra Mundial, en la que parece que serán las armas biológicas las que impondrán la forma de lucha. Pero los ejércitos se seguirán enfrentando, los terroristas matando, etc., siempre de forma localizada. Lo general, lo que marque la naturaleza del conflicto, serán las armas biológicas. Y esta V Guerra será, con gran diferencia, la más terrible, como ya lo estamos viendo.
El concepto de guerra asimétrica se va imponiendo paulatinamente. La 3ª ya fue una guerra asimétrica, pues se enfrentaban grupos pequeños respaldados por los grandes. La 4ª fue totalmente asimétrica, pues los terroristas siempre suponen una ínfima parte de la población a la que atacan. Pero la asimetría es total en las guerras de 5ª generación, en las cuales, un solo hombre puede poner de rodillas a un país, con sólo esparcir un patógeno.
No lo digo yo, lo dijo hace poco Bill Gates, el perejil de todas las salsas. Dijo que las guerras del futuro serán biológicas y en ello estamos.
¿Y quienes son los bandos enfrentados? Porque para que haya guerra tiene que haber dos bandos. Pues uno es el formado por la minoría de los que mandan, con sus ejércitos de mercenarios, políticos y periodistas, fundamentalmente, pero también los abducidos y los bien intencionados, que de alguna manera lo son porque también están abducidos. El otro bando es el resto de la población, que no tiene culpa de la guerra y que ni siquiera se entera de ella. Hasta ahí se ha llegado en refinamiento; uno de los bandos ni siquiera sabe que está en guerra.
Ni siquiera la mayoría del ejército de mercenarios sabe que luchan por uno de los bandos y, llenos de imbecilidad, creen servir a la sociedad, lo que constituye un éxito para los aos, por haber logrado que sus mercenarios asesinos crean que están haciendo el bien.
La ignorancia no exculpa a los mercenarios porque ellos saben que están en contra del pueblo, al que han prometido servir, pero, como buenos psicópatas, su único amo es su ego, al que lo sacrifican todo. Afortunadamente, son gentes que no miran al futuro, las cosas las hacen aquí y ahora y mañana ya veremos, con lo cual los errores son inmensos y tienen que recurrir a la mentira cada vez con más intensidad.
La figura perfecta del mercenario enloquecido es la de un hombre que miente tanto que ni siquiera sabe ya si se llama Pedro.
Para esta gente, una sociedad pacífica es lo ideal, van imponiendo sus ideas y transformándola hasta que alcanzan el poder absoluto. Luego no son capaces de ejercerlo, pero eso ya es otra historia, que suele acabar mal para los de siempre. Tal y como estamos viendo. Es la degeneración ascendiendo. Primero se llegó al zapaterismo, después al sanchismo y pronto quieren imponernos la sucia y criminal sociedad bolivariana.
Claro que las guerras se sabe cuando y como empiezan pero no se sabe cómo van a terminar. pero eso no les importa a los pasicópatas y a sus huestes, como tampoco les importa el dolor que sufra la gente.
Pero nuestros psicópatas del gobierno y de la televisión sólo son peones al servicio de los que de verdad mandan, que son también enfermos mentales, pero de otro tipo. Ellos utilizan los proyectos a largo plazo e imponen siempre la hoja de ruta a nuestros psicópatas visibles.
La gestión desastrosa que están llevando los psicópatas gobernantes españoles representa una ocasión para eliminarlos. Sus errores, abusos y suciedades abrirán los ojos a muchos abducidos, que pedirán justicia, única forma de eliminar a ese enemigo insidioso que tenemos.
Tenemos la crisis y la gran pregunta es se esta vez seremos capaces de salir de ella con un mundo mejor o si pasará como las otras veces, que el mundo sigue igual, sin aprender nada.
Vanlop
La II Guerra Mundial marcó el fin de las guerras convencionales. Fundamentalmente fue el enfrentamiento de ejércitos regulares, aunque la población se vio involucrada de diversas formas. La III Guerra Mundial fue la llamada guerra fría, en donde los poderosos enfrentaron dos formas de ver el mundo a través de terceros, que eran los que ponían los muertos. Una vez derrotado uno de los bandos, había llegado el momento del mundo unipolar donde la potencia vencedora impondría sus caprichos. Una parte del mundo no estuvo de acuerdo y hubo que empezar la IV Guerra Mundial, que fue la del terrorismo y las revoluciones de color, que en lugar de conducir a los pueblos hasta el redil generaron un rechazo profundo al poder político en la gente, especialmente en ciertos sectores de Occidente, sobre todo en el más sumiso. Como es natural, estas formas de guerra no son absolutas, conviven elementos de las anteriores, con elementos de las futuras.
Y así llegamos a la V Guerra Mundial, en la que parece que serán las armas biológicas las que impondrán la forma de lucha. Pero los ejércitos se seguirán enfrentando, los terroristas matando, etc., siempre de forma localizada. Lo general, lo que marque la naturaleza del conflicto, serán las armas biológicas. Y esta V Guerra será, con gran diferencia, la más terrible, como ya lo estamos viendo.
El concepto de guerra asimétrica se va imponiendo paulatinamente. La 3ª ya fue una guerra asimétrica, pues se enfrentaban grupos pequeños respaldados por los grandes. La 4ª fue totalmente asimétrica, pues los terroristas siempre suponen una ínfima parte de la población a la que atacan. Pero la asimetría es total en las guerras de 5ª generación, en las cuales, un solo hombre puede poner de rodillas a un país, con sólo esparcir un patógeno.
No lo digo yo, lo dijo hace poco Bill Gates, el perejil de todas las salsas. Dijo que las guerras del futuro serán biológicas y en ello estamos.
¿Y quienes son los bandos enfrentados? Porque para que haya guerra tiene que haber dos bandos. Pues uno es el formado por la minoría de los que mandan, con sus ejércitos de mercenarios, políticos y periodistas, fundamentalmente, pero también los abducidos y los bien intencionados, que de alguna manera lo son porque también están abducidos. El otro bando es el resto de la población, que no tiene culpa de la guerra y que ni siquiera se entera de ella. Hasta ahí se ha llegado en refinamiento; uno de los bandos ni siquiera sabe que está en guerra.
Ni siquiera la mayoría del ejército de mercenarios sabe que luchan por uno de los bandos y, llenos de imbecilidad, creen servir a la sociedad, lo que constituye un éxito para los aos, por haber logrado que sus mercenarios asesinos crean que están haciendo el bien.
La ignorancia no exculpa a los mercenarios porque ellos saben que están en contra del pueblo, al que han prometido servir, pero, como buenos psicópatas, su único amo es su ego, al que lo sacrifican todo. Afortunadamente, son gentes que no miran al futuro, las cosas las hacen aquí y ahora y mañana ya veremos, con lo cual los errores son inmensos y tienen que recurrir a la mentira cada vez con más intensidad.
La figura perfecta del mercenario enloquecido es la de un hombre que miente tanto que ni siquiera sabe ya si se llama Pedro.
Para esta gente, una sociedad pacífica es lo ideal, van imponiendo sus ideas y transformándola hasta que alcanzan el poder absoluto. Luego no son capaces de ejercerlo, pero eso ya es otra historia, que suele acabar mal para los de siempre. Tal y como estamos viendo. Es la degeneración ascendiendo. Primero se llegó al zapaterismo, después al sanchismo y pronto quieren imponernos la sucia y criminal sociedad bolivariana.
Claro que las guerras se sabe cuando y como empiezan pero no se sabe cómo van a terminar. pero eso no les importa a los pasicópatas y a sus huestes, como tampoco les importa el dolor que sufra la gente.
Pero nuestros psicópatas del gobierno y de la televisión sólo son peones al servicio de los que de verdad mandan, que son también enfermos mentales, pero de otro tipo. Ellos utilizan los proyectos a largo plazo e imponen siempre la hoja de ruta a nuestros psicópatas visibles.
La gestión desastrosa que están llevando los psicópatas gobernantes españoles representa una ocasión para eliminarlos. Sus errores, abusos y suciedades abrirán los ojos a muchos abducidos, que pedirán justicia, única forma de eliminar a ese enemigo insidioso que tenemos.
Tenemos la crisis y la gran pregunta es se esta vez seremos capaces de salir de ella con un mundo mejor o si pasará como las otras veces, que el mundo sigue igual, sin aprender nada.
Vanlop
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