A los dueños de la finca, norteamericanos y británicos, las consecuencias de su aventura iraquí les ha está cogiendo fuera de juego. Aturdidos e impotentes, miran su "libro de ruta" y no entienden por qué las cosas no están saliendo como ellos planearon en aquella tranquila y hogareña jornada que pasaron juntos en los acogedores salones de "Camp David". En la idílica imagen vemos al Presidente estadounidense, George Bush (derecha), y al primer ministro británico, Toni Blair, (izquierda.), juntos en Camp David, en marzo 2003, en plena campaña bélica contra Iraq.
Esta foto es mucho más expresiva que la maldita imagen que se hicieron un par de semanas antes, en las islas Azores, junto a nuestro Aznar, el otro gran empecinado.
Dos años después, ya no hay calor de hogar, ni sillones orejeros. Toni Blair es ahora el ejemplo más claro del aturdimiento y la incapacidad para afrontar la realidad y sus consecuencias. Empeñado tozudamente en negar cualquier relación política entre su participación en la guerra de Iraq y los atentados que está sufriendo Londres, su empecinamiento es casi infantil. Dudo mucho que sea capaz de reaccionar y de reconocer sus errores y mucho es de temer que las consecuencias las acabaremos pagando los demás. El tiempo lo dirá.
Pilar Aguarón
Esta foto es mucho más expresiva que la maldita imagen que se hicieron un par de semanas antes, en las islas Azores, junto a nuestro Aznar, el otro gran empecinado.
Dos años después, ya no hay calor de hogar, ni sillones orejeros. Toni Blair es ahora el ejemplo más claro del aturdimiento y la incapacidad para afrontar la realidad y sus consecuencias. Empeñado tozudamente en negar cualquier relación política entre su participación en la guerra de Iraq y los atentados que está sufriendo Londres, su empecinamiento es casi infantil. Dudo mucho que sea capaz de reaccionar y de reconocer sus errores y mucho es de temer que las consecuencias las acabaremos pagando los demás. El tiempo lo dirá.
Pilar Aguarón