El Islam es, a la vez, una religión y una teoría política, sin que puedan separarse estos dos elementos. Su dios es un amo, un dueño, no como en el cristianismo, que es un padre.
Es una religión-cultura redentorista, que establece tres desigualdades: entre amo y esclavo, entre hombre y mujer y entre musulmán y no musulmán. Lo que significa que el nivel máximo humano se alcanza siendo varón, libre y musulmán. El Islam es una teocracia totalitaria, imperialista, colonialista, patriarcal y esclavista. No hay separación entre el poder de César y el de Alá; no hay iglesia, existe la Umma, la comunidad de todos los creyentes, que está por encima de Estados y naciones. El poder terrenal del Islam se fue derrumbando a medida que los españoles a finales del siglo XV restablecieron las rutas marítimas con el Lejano Oriente.
Los islamistas no son una banda de fanáticos. En ese movimiento descentralizado, que en cierto modo refleja la estructura de la Umma, se encuentra buena parte de su élite cultural y económica.
Los islamistas han llegado a la conclusión de que la salvación del mundo musulmán está en el Islam, y la del resto del mundo, también. De ahí su carácter extremo y universalista.
El terrorismo es una forma de lucha cruel y sanguinaria que por lo general emplean los movimientos radicales para conquistar el poder. Se trata de aterrorizar a los ciudadanos para que presionen a sus gobiernos y cedan ante sus demandas. Aquí, en España, lo estamos viviendo sin islamistas, con ETA. La paz no es el fin del terrorismo, sino el enemigo, como también lo es la libertad.
El terrorismo musulmán sería impensable si no tuvieran el monopolio del petróleo. El terrorismo islámico no lucha por la libertad. Como ideología totalitaria, no solamente está en contra de la libertad individual y colectiva, sino que basa su fuerza en el uso del terror.
Lo que no se puede negar de Mahoma es que creó un Estado en Arabia, conquistó un Imperio al frente de sus ejércitos, fundó una dinastía y basó su fuerza en la Yihad o Guerra Santa (Azora II). El Islamismo es sobre todo y más que una religión, una teoría política teocrática Y totalitaria. El Corán, que es un libro puntual, escrito en un momento concreto de la Historia, nada tiene que ver con la Biblia, que son sesenta y seis libros escritos durante unos mil años.
El islamismo es la versión árabe del nazismo.
La época gloriosa de los Imperios musulmanes en España y la convivencia de las tres religiones es un mito creado por la historiografía romántica, liberal y marxista. Sólo la ideologización y la incultura hacen posible que haya personas en España que ensalcen las cuatro invasiones musulmanas que sufrimos por parte de naciones de otros continentes, de aspecto, lengua y cultura totalmente distintas a la nuestra. Si finalmente logramos sacudirnos esos yugos, fue porque nuestra sociedad cristiana medieval era más culta, libre, progresista, adelantada y productiva. Para los integristas islámicos Al Ándalus (España) es tierra de la Umma que debe reconquistarse, como Palestina
El Imperio islámico destruyó civilizaciones más cultas, como Bizancio, Grecia, Egipto, Persia, India y España, asimilando de ellas sólo aspectos superficiales. Cuando invadió el Mediterráneo cortó la comunicación entre Oriente y Occidente, originando una crisis medieval que duró ocho siglos. Desde entonces todas las fronteras del Islam están ensangrentadas.
Las democracias occidentales deben ejercer un control riguroso de las fronteras y establecer cuotas de inmigración por naciones, favoreciendo a los países amigos afines culturalmente. El establecimiento de colonias bárbaras en las sociedades avanzadas reproduce su organización tribal y, por lo tanto, a la vez que se convierten en un semillero de terroristas y mafiosos, las desestabiliza. Al Qaeda considera el Islam como una nación, y las mezquitas como búnkeres militares en territorio enemigo. Los que asesinan por la patria, la religión o un sistema económico no son patriotas, ni religiosos, ni idealistas, sino criminales.
Pai Pallardo
Es una religión-cultura redentorista, que establece tres desigualdades: entre amo y esclavo, entre hombre y mujer y entre musulmán y no musulmán. Lo que significa que el nivel máximo humano se alcanza siendo varón, libre y musulmán. El Islam es una teocracia totalitaria, imperialista, colonialista, patriarcal y esclavista. No hay separación entre el poder de César y el de Alá; no hay iglesia, existe la Umma, la comunidad de todos los creyentes, que está por encima de Estados y naciones. El poder terrenal del Islam se fue derrumbando a medida que los españoles a finales del siglo XV restablecieron las rutas marítimas con el Lejano Oriente.
Los islamistas no son una banda de fanáticos. En ese movimiento descentralizado, que en cierto modo refleja la estructura de la Umma, se encuentra buena parte de su élite cultural y económica.
Los islamistas han llegado a la conclusión de que la salvación del mundo musulmán está en el Islam, y la del resto del mundo, también. De ahí su carácter extremo y universalista.
El terrorismo es una forma de lucha cruel y sanguinaria que por lo general emplean los movimientos radicales para conquistar el poder. Se trata de aterrorizar a los ciudadanos para que presionen a sus gobiernos y cedan ante sus demandas. Aquí, en España, lo estamos viviendo sin islamistas, con ETA. La paz no es el fin del terrorismo, sino el enemigo, como también lo es la libertad.
El terrorismo musulmán sería impensable si no tuvieran el monopolio del petróleo. El terrorismo islámico no lucha por la libertad. Como ideología totalitaria, no solamente está en contra de la libertad individual y colectiva, sino que basa su fuerza en el uso del terror.
Lo que no se puede negar de Mahoma es que creó un Estado en Arabia, conquistó un Imperio al frente de sus ejércitos, fundó una dinastía y basó su fuerza en la Yihad o Guerra Santa (Azora II). El Islamismo es sobre todo y más que una religión, una teoría política teocrática Y totalitaria. El Corán, que es un libro puntual, escrito en un momento concreto de la Historia, nada tiene que ver con la Biblia, que son sesenta y seis libros escritos durante unos mil años.
El islamismo es la versión árabe del nazismo.
La época gloriosa de los Imperios musulmanes en España y la convivencia de las tres religiones es un mito creado por la historiografía romántica, liberal y marxista. Sólo la ideologización y la incultura hacen posible que haya personas en España que ensalcen las cuatro invasiones musulmanas que sufrimos por parte de naciones de otros continentes, de aspecto, lengua y cultura totalmente distintas a la nuestra. Si finalmente logramos sacudirnos esos yugos, fue porque nuestra sociedad cristiana medieval era más culta, libre, progresista, adelantada y productiva. Para los integristas islámicos Al Ándalus (España) es tierra de la Umma que debe reconquistarse, como Palestina
El Imperio islámico destruyó civilizaciones más cultas, como Bizancio, Grecia, Egipto, Persia, India y España, asimilando de ellas sólo aspectos superficiales. Cuando invadió el Mediterráneo cortó la comunicación entre Oriente y Occidente, originando una crisis medieval que duró ocho siglos. Desde entonces todas las fronteras del Islam están ensangrentadas.
Las democracias occidentales deben ejercer un control riguroso de las fronteras y establecer cuotas de inmigración por naciones, favoreciendo a los países amigos afines culturalmente. El establecimiento de colonias bárbaras en las sociedades avanzadas reproduce su organización tribal y, por lo tanto, a la vez que se convierten en un semillero de terroristas y mafiosos, las desestabiliza. Al Qaeda considera el Islam como una nación, y las mezquitas como búnkeres militares en territorio enemigo. Los que asesinan por la patria, la religión o un sistema económico no son patriotas, ni religiosos, ni idealistas, sino criminales.
Pai Pallardo