La "España cabreada", representada por VOX, se abre camino y lucha contra la España de siempre, la que ha venido votando a los viejos partidos desde la muerte de Franco, ahora más débil que nunca. Votar al PSOE, al PP o a los nuevos partidos que han surgido para sustituirlos (Podemos y Ciudadanos) equivale a votar por el pasado, mientras que votar a VOX representa corregir el rumbo y lanzarse hacia un futuro desconocido, pero distinto. Es la batalla de los viejo, que se resiste a morir, frente a lo nuevo. Es la lucha de la esperanza, que quiere imponerse a la tristeza y al fracaso.
Los cabreados se rebelan en todo el mundo contra la ineficacia y el fracaso de la vieja política, que se ha demostrado incapaz de solucionar dramas como la desigualdad, la pobreza, la injusticia y otros muchos. La gente ve con desesperación como el pueblo no avanza y cómo los políticos se atiborran de ventajas, privilegios y dinero. El "Estado de Bienestar" ha muerto casi para todos, menos para los millonarios, los políticos y los enchufados del poder. El pueblo, una y otra vez, ha sido engañado ante las urnas con promesas falsas, hasta que ha empezado a decir "basta" y decide votar en contra del poder viejo, cansado de soportar a inútiles y sátrapas arrogantes, arbitrarios y ladrones.
Ese enfrentamiento entre los cabreados y los sometidos es la verdadera esencia de la cita electoral del 28 de abril en España, donde se enfrentan sólo dos bandos, los que quieren seguir por la senda actual y los que ya están hartos y quieren cambiar. Los primeros van a votar a lo viejo, representado por el PSOE, el PP, Podemos, Ciudadanos y esos nacionalismos nauseabundos que se alimentan del victimismo y del odio, mientras que los cabreados e indignados apostarán por VOX, un partido sin experiencia y sin apenas cuadros, pero que habla claro y afronta los problemas reales, sin miedo.
Es lo viejo contra lo nuevo, lo conocido contra lo desconocido, lo que ha fracasado contra lo que promete triunfar, el conformismo contra la esperanza, la cobardía frente a la osadía, el miedo frente a la rebeldía, la mentira contra la verdad, la vieja política contra la nueva.
Votar a los viejos partidos, ya sean de derecha o de izquierda, significa aceptar el mundo como está, con sus enormes déficits y carencias, con sus injusticias y escándalos, un mundo corrupto e ineficiente que batalla siempre contra los mimos problemas, sin jamás resolverlos: corrupción, abuso de poder, privilegios para los separatistas desleales, impuestos altos, burocracia excesiva, privilegios de los poderosos, aforados, desigualdad, injusticia y un largo etcétera que hace de nuestro mundo un espectáculo a veces deprimente y siempre insatisfactorio, mientras que votar por lo nuevo representa la rebeldía contra el poder establecido, contra el establishment y el mundo que nos han diseñado los poderosos sin ni siquiera preguntarnos si nos gusta.
Las elecciones del 28 de abril serán las verdaderas primeras elecciones del siglo XXI en España, las que cerrarán de un portazo el viejo siglo XX, el siglo de los políticos y de los estados, abriendo una etapa de la Historia marcada por la lucha entre el pueblo y sus antiguos dueños, entre los que mandan y los que tienen que obedecer, entre los que quieren que el mundo siga como está y los que queremos cambiarlo.
En España, esa lucha, el 28 de abril, sera la de todos los del pasado contra VOX.
Francisco Rubiales
Los cabreados se rebelan en todo el mundo contra la ineficacia y el fracaso de la vieja política, que se ha demostrado incapaz de solucionar dramas como la desigualdad, la pobreza, la injusticia y otros muchos. La gente ve con desesperación como el pueblo no avanza y cómo los políticos se atiborran de ventajas, privilegios y dinero. El "Estado de Bienestar" ha muerto casi para todos, menos para los millonarios, los políticos y los enchufados del poder. El pueblo, una y otra vez, ha sido engañado ante las urnas con promesas falsas, hasta que ha empezado a decir "basta" y decide votar en contra del poder viejo, cansado de soportar a inútiles y sátrapas arrogantes, arbitrarios y ladrones.
Ese enfrentamiento entre los cabreados y los sometidos es la verdadera esencia de la cita electoral del 28 de abril en España, donde se enfrentan sólo dos bandos, los que quieren seguir por la senda actual y los que ya están hartos y quieren cambiar. Los primeros van a votar a lo viejo, representado por el PSOE, el PP, Podemos, Ciudadanos y esos nacionalismos nauseabundos que se alimentan del victimismo y del odio, mientras que los cabreados e indignados apostarán por VOX, un partido sin experiencia y sin apenas cuadros, pero que habla claro y afronta los problemas reales, sin miedo.
Es lo viejo contra lo nuevo, lo conocido contra lo desconocido, lo que ha fracasado contra lo que promete triunfar, el conformismo contra la esperanza, la cobardía frente a la osadía, el miedo frente a la rebeldía, la mentira contra la verdad, la vieja política contra la nueva.
Votar a los viejos partidos, ya sean de derecha o de izquierda, significa aceptar el mundo como está, con sus enormes déficits y carencias, con sus injusticias y escándalos, un mundo corrupto e ineficiente que batalla siempre contra los mimos problemas, sin jamás resolverlos: corrupción, abuso de poder, privilegios para los separatistas desleales, impuestos altos, burocracia excesiva, privilegios de los poderosos, aforados, desigualdad, injusticia y un largo etcétera que hace de nuestro mundo un espectáculo a veces deprimente y siempre insatisfactorio, mientras que votar por lo nuevo representa la rebeldía contra el poder establecido, contra el establishment y el mundo que nos han diseñado los poderosos sin ni siquiera preguntarnos si nos gusta.
Las elecciones del 28 de abril serán las verdaderas primeras elecciones del siglo XXI en España, las que cerrarán de un portazo el viejo siglo XX, el siglo de los políticos y de los estados, abriendo una etapa de la Historia marcada por la lucha entre el pueblo y sus antiguos dueños, entre los que mandan y los que tienen que obedecer, entre los que quieren que el mundo siga como está y los que queremos cambiarlo.
En España, esa lucha, el 28 de abril, sera la de todos los del pasado contra VOX.
Francisco Rubiales
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