Pasé por una tienda de corbatas y me compré una de rayas rojas y amarillas. Seguramente fue una llamada del subconsciente que, ante las dificultades actuales, me empujaba a defender este país (España) al que he aprendido a amar de manera especial, como sólo sabemos hacerlo los que hemos pasado media vida en el extranjero.
Ayer tarde fui a un acto social con mi nueva corbata, quizás para aportar cemento a las grietas que se nos abren por Cataluña y el País Vasco, pero cual no sería mi sorpresa cuando nada menos que cuatro personas conocidas se acercaron para decirme "¿Qué haces con una corbata catalana?".
Les respondí a todos que mi corbata reproducía la bandera española, no la catalana, pero de nada sirvió la negación porque me respondían que la española tiene las bandas más anchas.
Anécdota cierta que refleja la surrealista locura nacional. Las banderas de los que defendemos la unión y de los que quieren dinamitarla tienen los mismos colores y hasta se confunden en una corbata.
¿No te jode?
Ayer tarde fui a un acto social con mi nueva corbata, quizás para aportar cemento a las grietas que se nos abren por Cataluña y el País Vasco, pero cual no sería mi sorpresa cuando nada menos que cuatro personas conocidas se acercaron para decirme "¿Qué haces con una corbata catalana?".
Les respondí a todos que mi corbata reproducía la bandera española, no la catalana, pero de nada sirvió la negación porque me respondían que la española tiene las bandas más anchas.
Anécdota cierta que refleja la surrealista locura nacional. Las banderas de los que defendemos la unión y de los que quieren dinamitarla tienen los mismos colores y hasta se confunden en una corbata.
¿No te jode?
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