Juzguen ustedes mismos. El mensaje que ha provocado la censura, con prohibición de publicar durante todo un mes, ha sido el siguiente:
"Pedro Sánchez: no alimentes a la bestia nazi catalana y recuerda que si hubieran parado los pies a Hitler el mundo se habría ahorrado 50 millones de tumbas".
Como puede verse, es un llamamiento en favor de la democracia y de la paz, para que se frene el nazismo que existe en Cataluña, como hicieron las tropas aliadas y los jueces de Nüremberg con el monstruo nazi, precisamente para evitar las tragedias y la sangre que suele traer consigo el triunfo de doctrinas extremistas y violentas como el nazismo, el comunismo y el fascismo.
Pretender que ese mensaje "incita al odio" es una barbaridad, probablemente interesada y mercenaria, porque va precisamente en el sentido contrario.
Lo que ocurre con Facebook, una red sancionada internacionalmente por delitos como la cesión de información confidencial y privada a terceros y por la fragilidad sospechosa de sus sistemas de seguridad, frecuentemente burlados por presuntos piratas informáticos, es que, para asegurarse impunidad, está cada día más sometido al poder político y financiero y que se ha hecho muy sensible a las protestas de los gobiernos y a la labor de censura solapada y represión que gobiernos y partidos con tendencias totalitarias ejercen, directamente o a través de ejércitos de trolls contratados para que denuncien e interfieran los debates libres y las publicaciones críticas de la ciudadanía.
El independentismo catalán es uno de esos centros que ejercen intensa censura y la represión en las redes, como también lo son las terminales adictas al gobierno de Pedro Sánchez, que incluso pretende aprobar leyes que castiguen a los que defiendan ideas y doctrinas contrarias al pensamiento oficial, todo un rasgo antidemocrático y propio de las tiranías.
Con el dinero de los españoles, el independentismo paga a un ejército de mercenarios dedicados a reprimir y alterar los debates e informaciones críticas con el “proceso” independentista, incluyendo acusaciones y bloqueos. Esa actividad represiva y totalitaria es especialmente intensa en la red Facebook, tal vez porque esa red social tiene una de sus oficinas principales en la ciudad de Barcelona.
Facebook, según algunos expertos y analistas, es sospechoso de ceder información valiosa sobre sus clientes a algunos servicios de inteligencia, a cambio de impunidad en sus negocios.
Durante este tiempo de censura publicaré a través de la página Voto en Blanco, a la que puede accederse sólo pulsando el "Me gusta". De ese modo seguiré en la lucha por desvelar los abusos y arbitrariedades del poder y por defender la democracia y los derechos y libertades ciudadanas frente a las agresiones y asaltos totalitarios.
Francisco Rubiales
"Pedro Sánchez: no alimentes a la bestia nazi catalana y recuerda que si hubieran parado los pies a Hitler el mundo se habría ahorrado 50 millones de tumbas".
Como puede verse, es un llamamiento en favor de la democracia y de la paz, para que se frene el nazismo que existe en Cataluña, como hicieron las tropas aliadas y los jueces de Nüremberg con el monstruo nazi, precisamente para evitar las tragedias y la sangre que suele traer consigo el triunfo de doctrinas extremistas y violentas como el nazismo, el comunismo y el fascismo.
Pretender que ese mensaje "incita al odio" es una barbaridad, probablemente interesada y mercenaria, porque va precisamente en el sentido contrario.
Lo que ocurre con Facebook, una red sancionada internacionalmente por delitos como la cesión de información confidencial y privada a terceros y por la fragilidad sospechosa de sus sistemas de seguridad, frecuentemente burlados por presuntos piratas informáticos, es que, para asegurarse impunidad, está cada día más sometido al poder político y financiero y que se ha hecho muy sensible a las protestas de los gobiernos y a la labor de censura solapada y represión que gobiernos y partidos con tendencias totalitarias ejercen, directamente o a través de ejércitos de trolls contratados para que denuncien e interfieran los debates libres y las publicaciones críticas de la ciudadanía.
El independentismo catalán es uno de esos centros que ejercen intensa censura y la represión en las redes, como también lo son las terminales adictas al gobierno de Pedro Sánchez, que incluso pretende aprobar leyes que castiguen a los que defiendan ideas y doctrinas contrarias al pensamiento oficial, todo un rasgo antidemocrático y propio de las tiranías.
Con el dinero de los españoles, el independentismo paga a un ejército de mercenarios dedicados a reprimir y alterar los debates e informaciones críticas con el “proceso” independentista, incluyendo acusaciones y bloqueos. Esa actividad represiva y totalitaria es especialmente intensa en la red Facebook, tal vez porque esa red social tiene una de sus oficinas principales en la ciudad de Barcelona.
Facebook, según algunos expertos y analistas, es sospechoso de ceder información valiosa sobre sus clientes a algunos servicios de inteligencia, a cambio de impunidad en sus negocios.
Durante este tiempo de censura publicaré a través de la página Voto en Blanco, a la que puede accederse sólo pulsando el "Me gusta". De ese modo seguiré en la lucha por desvelar los abusos y arbitrariedades del poder y por defender la democracia y los derechos y libertades ciudadanas frente a las agresiones y asaltos totalitarios.
Francisco Rubiales
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