Imagen publicada por OK Diario sobre la mentira del sanchismo, que no juega con pensionistas del pueblo, sino con cargos del PSOE utilizados como comparsa de la falsedad propagandística
El twist publicado por Pedro Sánchez dice: "Tras defender en #Davos que aquellos que más tienen, más paguen, he pasado un rato entrañable con un grupo de pensionistas de #Coslada. Nos comprometimos a revalorizar las pensiones por Ley, y lo hicimos. Por una jubilación segura y digna. Política útil. #GobernamosContigo".
La propaganda sanchista está a "revientacalderas" porque se acercan unas elecciones que el sanchismo puede perder, según las encuestas. Esa propaganda es una admirable y costosa fábrica de mentiras que ocupa la mayoría de los esfuerzos del gobierno y que es lo único que funciona en el sanchismo. Todo retrocede y funciona mal, pero la propaganda inunda España de mentiras y Sánchez confía en que, enterrados por esa montaña de falsedades, los españoles le voten.
No es cierto que la economía marche bien, como dicen los sanchistas, ni que los jueces hayan aceptado sin indignarse y rebelarse el asalto de Sánchez a la justicia independiente, ni que Europa alabe todo lo que hace Sánchez, ni que Cataluña esté pacificada, ni que el "proceso" independentista haya terminado, ni que España sea respetada en el mundo, ni que la sociedad haya aceptado el indignante y mafioso indulto de los delincuentes golpistas catalanes. Ocurre justo lo contrario a todo eso: el fuego de la indignación de los demócratas y de los españoles decentes arde con más fuerza, España pierde peso y poder y su política, antidemocrática y corrupta, está bajo sospecha, incluso en Bruselas, por sus fracasos, trucos y artimañas, por falsear cifras y datos, por mentir con descaro, por no respetar la democracia, por su política de endeudamiento suicida, por alimentar el distanciamiento con los ciudadanos y por gobernar desde la Moncloa no para todos los españoles, sino para los que son afines al gobierno.
La mitad del esfuerzo propagandístico se emplea en mentir y la otra mitad en ocultar verdades. Hasta los ministros salen en tromba para magnificar el desencuentro entre VOX y el PP en Castilla y León, donde es mentira que se hayan suprimido derechos de la mujer. Todo el montaje es para ocultar fracasos del gobierno, como los de la ley del "Si es sí", que ya lleva doscientos delincuentes sexuales beneficiados con reducciones de condena o libertad anticipada.
Los grandes dramas de España se ocultan con la colaboración corrompida de unos medios de comunicación que nunca cayeron tan bajo en la historia moderna de España. La compra de medios y de periodistas para que mientan y digan lo que al gobierno le conviene cuesta a España cientos de millones. Así consigue Sánchez que no se hable de las violaciones, asaltos y violencia que crece por toda España, protagonizados, en gran parte, por los inmigrantes ilegales que Sánchez acoge con pagas y ayudas que no están al alcance de los españoles. Tampoco se habla de los suicidios y enfermedades mentales, que crecen, del hambre y la pobreza, que avanzan en la España "progresista", del verdadero nivel del desempleo, más alto que el que reflejan las trucadas cifras del gobierno, ni de la verdadera situación de la economía, ni de la fuga de empresas, acosadas por los impuestos más elevados y abusivos de toda Europa, y un larguísimo etcétera de mentiras y desgracias que el sanchismo esconde, mientras difunde mentiras a diestro y siniestro.
Es tan obscena y falsa la propaganda sanchista que la oposición tendría ya hecha la campaña electoral para ganar si se limitara a decir la verdad. La confrontación de la verdad real con la mentira del poder arrojaría efectos devastadores para un gobierno que miente y engaña como una ametralladora, justo lo contrario de lo que exige la democracia, que es un sistema basado en la verdad y la transparencia.
Casi todo lo que el gobierno dice es mentira: la Guerra Civil la provocó el socialismo, Franco hizo muchas cosas bien hechas, fue el socialismo el que robó las reservas del Banco de España y las envió a Moscú y a México, la II República fue derrotada por su incompetencia y porque ella misma destrozó la sociedad y los valores, el socialismo, con Zapatero y Sánchez, han resucitado el enfrentamiento y el odio, enterrando de manera irresponsable el espíritu de perdón mutuo y concordia de la Transición, las clases medias españolas, soporte y fortaleza de la economía y la sociedad, están siendo destruidas por la izquierda que gobierna, los impuestos en España son, probablemente, los más elevados e injustos del mundo, pedir inversiones para España es ridículo porque las empresas saben que si se instalan aquí serán desplumadas por el gobierno... y un largo etcétera de mentiras, todo un edificio de falsedad y engaño que se ha convertido en la obra sucia y degenerada del gobierno sanchista.
Francisco Rubiales
La propaganda sanchista está a "revientacalderas" porque se acercan unas elecciones que el sanchismo puede perder, según las encuestas. Esa propaganda es una admirable y costosa fábrica de mentiras que ocupa la mayoría de los esfuerzos del gobierno y que es lo único que funciona en el sanchismo. Todo retrocede y funciona mal, pero la propaganda inunda España de mentiras y Sánchez confía en que, enterrados por esa montaña de falsedades, los españoles le voten.
No es cierto que la economía marche bien, como dicen los sanchistas, ni que los jueces hayan aceptado sin indignarse y rebelarse el asalto de Sánchez a la justicia independiente, ni que Europa alabe todo lo que hace Sánchez, ni que Cataluña esté pacificada, ni que el "proceso" independentista haya terminado, ni que España sea respetada en el mundo, ni que la sociedad haya aceptado el indignante y mafioso indulto de los delincuentes golpistas catalanes. Ocurre justo lo contrario a todo eso: el fuego de la indignación de los demócratas y de los españoles decentes arde con más fuerza, España pierde peso y poder y su política, antidemocrática y corrupta, está bajo sospecha, incluso en Bruselas, por sus fracasos, trucos y artimañas, por falsear cifras y datos, por mentir con descaro, por no respetar la democracia, por su política de endeudamiento suicida, por alimentar el distanciamiento con los ciudadanos y por gobernar desde la Moncloa no para todos los españoles, sino para los que son afines al gobierno.
La mitad del esfuerzo propagandístico se emplea en mentir y la otra mitad en ocultar verdades. Hasta los ministros salen en tromba para magnificar el desencuentro entre VOX y el PP en Castilla y León, donde es mentira que se hayan suprimido derechos de la mujer. Todo el montaje es para ocultar fracasos del gobierno, como los de la ley del "Si es sí", que ya lleva doscientos delincuentes sexuales beneficiados con reducciones de condena o libertad anticipada.
Los grandes dramas de España se ocultan con la colaboración corrompida de unos medios de comunicación que nunca cayeron tan bajo en la historia moderna de España. La compra de medios y de periodistas para que mientan y digan lo que al gobierno le conviene cuesta a España cientos de millones. Así consigue Sánchez que no se hable de las violaciones, asaltos y violencia que crece por toda España, protagonizados, en gran parte, por los inmigrantes ilegales que Sánchez acoge con pagas y ayudas que no están al alcance de los españoles. Tampoco se habla de los suicidios y enfermedades mentales, que crecen, del hambre y la pobreza, que avanzan en la España "progresista", del verdadero nivel del desempleo, más alto que el que reflejan las trucadas cifras del gobierno, ni de la verdadera situación de la economía, ni de la fuga de empresas, acosadas por los impuestos más elevados y abusivos de toda Europa, y un larguísimo etcétera de mentiras y desgracias que el sanchismo esconde, mientras difunde mentiras a diestro y siniestro.
Es tan obscena y falsa la propaganda sanchista que la oposición tendría ya hecha la campaña electoral para ganar si se limitara a decir la verdad. La confrontación de la verdad real con la mentira del poder arrojaría efectos devastadores para un gobierno que miente y engaña como una ametralladora, justo lo contrario de lo que exige la democracia, que es un sistema basado en la verdad y la transparencia.
Casi todo lo que el gobierno dice es mentira: la Guerra Civil la provocó el socialismo, Franco hizo muchas cosas bien hechas, fue el socialismo el que robó las reservas del Banco de España y las envió a Moscú y a México, la II República fue derrotada por su incompetencia y porque ella misma destrozó la sociedad y los valores, el socialismo, con Zapatero y Sánchez, han resucitado el enfrentamiento y el odio, enterrando de manera irresponsable el espíritu de perdón mutuo y concordia de la Transición, las clases medias españolas, soporte y fortaleza de la economía y la sociedad, están siendo destruidas por la izquierda que gobierna, los impuestos en España son, probablemente, los más elevados e injustos del mundo, pedir inversiones para España es ridículo porque las empresas saben que si se instalan aquí serán desplumadas por el gobierno... y un largo etcétera de mentiras, todo un edificio de falsedad y engaño que se ha convertido en la obra sucia y degenerada del gobierno sanchista.
Francisco Rubiales
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