El renacimiento del neocomunismo en Alemania, donde el Link Partei o "Partido de la Izquierda", formado a toda prisa y casi espontáneamente, ha superado a Los Verdes del carismático Joschka Fisher, representa el mayor revés de la democracia en Europa desde la II Guerra Mundial.
Integrado por antiguos sindicalistas, disidentes de la socialdemocracia de izquierda y, sobre todo, por antiguos comunistas reciclados en demócratas, la victoria del Link Partei en Alemania es el reflejo no sólo del renacimiento de un comunismo nuevo, adaptado al juego democrático, en todo el Este de Europa, sino también de la decadencia de una democracia europea degradada, divorciada de los ciudadanos e incapaz de entusiasmar a otros que no sean los partidos que, gracias a ella, ejercen el poder y el dominio.
El influyente "The Guardian" interpreta así el fenómeno del renacimiento neocomunista: " desconcetados, resentidos y carentes de líderes con un programa convincente, son muchos los que se suman a un tendencia que va en aumento al decir que tiene que haber otra manera de hacer las cosas ".
El neocomunismo no es sólo una nostalgia de los viejos tiempos pasados, cuando el Estado cuidaba de los suyos y daba empleo y sustento a toda la sociedad, sino también el fracaso de una democracia que cada día está más distante del ciudadano, que ya es incapaz de entusiasmar y de convencer y que ignora con temeridad que está invadida por el cáncer.
Con sus 54 escaños, el Link Partie no sólo es el triunfador moral de las elecciones alemanas, donde lo que cuenta es "el impulso político", sino que representa hoy la fuerza emergente con mayor proyección de futuro, no sólo en ese país sino en todo el oriente de Europa que en el pasado abandonó el comunismo, abrazando una democracia que resultó que estaba degenerada y que ha sido demasiado pródiga en decepciones y traiciones.
Basta echar una ojeada a la prensa de los paises que conocieron el comunismo para advertir que la gente siente nostalgia de aquel régimen y aunque no pretenden resucitarlo, sí creen necesario asumir algunos de sus valores. Un antiguo empleado de la antigua RDA rememoraba el pasado recientemente ante las cámaras de la televisión "Euronews": " recuerdo cómo hablábamos entre nosotros, compartíamos opiniones y preparábamos actividades para nuestros hijos. Hoy nadie habla con nadie y todos estamos encerrados en nuestros hogares, algunos sin trabajo y viviendo en silencio la miseria, rumiando la frustración del capitalismo ".
Integrado por antiguos sindicalistas, disidentes de la socialdemocracia de izquierda y, sobre todo, por antiguos comunistas reciclados en demócratas, la victoria del Link Partei en Alemania es el reflejo no sólo del renacimiento de un comunismo nuevo, adaptado al juego democrático, en todo el Este de Europa, sino también de la decadencia de una democracia europea degradada, divorciada de los ciudadanos e incapaz de entusiasmar a otros que no sean los partidos que, gracias a ella, ejercen el poder y el dominio.
El influyente "The Guardian" interpreta así el fenómeno del renacimiento neocomunista: " desconcetados, resentidos y carentes de líderes con un programa convincente, son muchos los que se suman a un tendencia que va en aumento al decir que tiene que haber otra manera de hacer las cosas ".
El neocomunismo no es sólo una nostalgia de los viejos tiempos pasados, cuando el Estado cuidaba de los suyos y daba empleo y sustento a toda la sociedad, sino también el fracaso de una democracia que cada día está más distante del ciudadano, que ya es incapaz de entusiasmar y de convencer y que ignora con temeridad que está invadida por el cáncer.
Con sus 54 escaños, el Link Partie no sólo es el triunfador moral de las elecciones alemanas, donde lo que cuenta es "el impulso político", sino que representa hoy la fuerza emergente con mayor proyección de futuro, no sólo en ese país sino en todo el oriente de Europa que en el pasado abandonó el comunismo, abrazando una democracia que resultó que estaba degenerada y que ha sido demasiado pródiga en decepciones y traiciones.
Basta echar una ojeada a la prensa de los paises que conocieron el comunismo para advertir que la gente siente nostalgia de aquel régimen y aunque no pretenden resucitarlo, sí creen necesario asumir algunos de sus valores. Un antiguo empleado de la antigua RDA rememoraba el pasado recientemente ante las cámaras de la televisión "Euronews": " recuerdo cómo hablábamos entre nosotros, compartíamos opiniones y preparábamos actividades para nuestros hijos. Hoy nadie habla con nadie y todos estamos encerrados en nuestros hogares, algunos sin trabajo y viviendo en silencio la miseria, rumiando la frustración del capitalismo ".
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