El Nuevo Orden Mundial o el "Gran Reseteo" del mundo, mediante el que se pretende crear una tiranía de alcance mundial, apoyada por el poder en las sombras, la izquierda, el mundo de las grandes finanzas y buena parte de las grandes instituciones y empresas, quiere suprimir la democracia y la religión cristiana, porque ambas estimulan las libertades y dificultan la esclavitud de los humanos.
La religión musulmana, al predicar la sumisión absoluta del hombre a Dios (Alá) y a los poderes de la Tierra, lo que hace a los musulmanes del mundo más fáciles de someter, es la favorita de los nuevos tiranos que están intentando cambiar el mundo para dominarlo mejor.
Estas tesis son las que explican por qué el cristianismo esté siendo marginado y perseguido en todo el mundo, incluso en países de Europa que le deben a esa religión su identidad actual y gran parte de su cultura. Ninguna otra religión del planeta sufre hoy más persecución y acoso que la cristiana.
El cristianismo, si no estuviera corrompido en su jerarquía, tendría que haberse puesto al frente de la rebelión del ser humano contra los que quieren esclavizarlo, esgrimiendo con orgullo la dignidad de los hijos de Dios, pero los obispos, prelados y hasta los pontífices parecen dormidos y, en algunos casos, hasta colaboradores del "Gran Reseteo".
El cristianismo es en teoría la mayor y más poderosa fuente de dignidad humana y la mejor escuela de libertad existente en el mundo. El mismo Dios ha creado al hombre libre y le deja decidir su destino, lo que le convierte en un ser difícil de ser domesticado o esclavizado. Cualquier cristiano lúcido se plantea la siguiente cuestión fundamental: "Si Dios me ha hecho libre, ¿con que derecho quieren los poderosos convertirme en esclavo?". La respuesta es siempre "no" a la esclavitud y "si" a la rebeldía.
La democracia, por su parte, es el único sistema que permite al pueblo decidir sobre el destino del mundo. Mediante el voto, los demócratas eligen a sus líderes y, en teoría, tienen el poder de rechazar o aprobar ideas, políticas y proyectos, lo que resulta intolerable para los poderosos del mundo, que hasta ahora se han limitado a prostituir la democracia, eliminando sus defensa, controles, cautelas y contrapesos, pero que ahora han decidido pasar a la ofensiva y resetear el mundo para crear, a partir de cero, un sistema más manejable que les permita a ellos decidir en exclusiva y ponga de rodillas y someta a los ciudadanos.
En esa coyuntura se encuentra el mundo, dividido en dos bandos que cada día avanzan hacia el enfrentamiento: por una parte las élites que siempre han dominado el mundo y por otra los hombres y mujeres que siempre han luchado por la libertad.
En realidad no ha cambiado nada desde el principio de los tiempos porque siempre hemos sido, somos y seremos luchadores contra la esclavitud. En los últimos siglos el poder de las élites había retrocedido un poco y permitido a los seres humanos conquistar cuotas de poder como los derechos humanos, el derecho a votar, la misma democracia, el Estado de Derecho y varios pasos adelante en Justicia.
Pero el poder real, el que siempre ha gobernado desde las sombras, se ha cansado de retroceder y de hacer concesiones y quiere recuperar el absoluto control del mundo, creyéndose con derecho a decidir sobre la vida, la muerte, las costumbres y hasta la población que debe tener el planeta. Ese poder quiere librarse de su propia decadencia y sustituir a las rancias realezas y políticos cercanos al pueblo por peones bien pagados y entrenados para someter sin piedad al pueblo, poniéndolo al servicio del verdadero poder, l mismo que disfrutaron todos los tiranos desde el principio de los tiempos, desde los faraones a Hitler, Stalin, Mao y cualquier otro tirano.
Los verdaderos "amos" del mundo no son más de mil personas, casi todas invisibles y camufladas como simplemente millonarios. Los que ejercen el poder, desde los grandes empresarios a los políticos, sin olvidar a dueños y editores de medios de comunicación, altos magistrados, legisladores y profesionales de gran relevancia, no son más que peones de lujo, élites bien pagadas al servicio del verdadero poder en la sombra. Su misión es hacer de capataces para doblegar la voluntad popular y esclavizar a las masas.
Ese ejercito inmenso de mamporreros al servicio de las sombras tiene como denominadores comunes el ansia de poder y de privilegios, la traición a la raza humana el odio profundo a la democracia, a la religión cristiana y a toda manifestación de libertad.
Francisco Rubiales
La religión musulmana, al predicar la sumisión absoluta del hombre a Dios (Alá) y a los poderes de la Tierra, lo que hace a los musulmanes del mundo más fáciles de someter, es la favorita de los nuevos tiranos que están intentando cambiar el mundo para dominarlo mejor.
Estas tesis son las que explican por qué el cristianismo esté siendo marginado y perseguido en todo el mundo, incluso en países de Europa que le deben a esa religión su identidad actual y gran parte de su cultura. Ninguna otra religión del planeta sufre hoy más persecución y acoso que la cristiana.
El cristianismo, si no estuviera corrompido en su jerarquía, tendría que haberse puesto al frente de la rebelión del ser humano contra los que quieren esclavizarlo, esgrimiendo con orgullo la dignidad de los hijos de Dios, pero los obispos, prelados y hasta los pontífices parecen dormidos y, en algunos casos, hasta colaboradores del "Gran Reseteo".
El cristianismo es en teoría la mayor y más poderosa fuente de dignidad humana y la mejor escuela de libertad existente en el mundo. El mismo Dios ha creado al hombre libre y le deja decidir su destino, lo que le convierte en un ser difícil de ser domesticado o esclavizado. Cualquier cristiano lúcido se plantea la siguiente cuestión fundamental: "Si Dios me ha hecho libre, ¿con que derecho quieren los poderosos convertirme en esclavo?". La respuesta es siempre "no" a la esclavitud y "si" a la rebeldía.
La democracia, por su parte, es el único sistema que permite al pueblo decidir sobre el destino del mundo. Mediante el voto, los demócratas eligen a sus líderes y, en teoría, tienen el poder de rechazar o aprobar ideas, políticas y proyectos, lo que resulta intolerable para los poderosos del mundo, que hasta ahora se han limitado a prostituir la democracia, eliminando sus defensa, controles, cautelas y contrapesos, pero que ahora han decidido pasar a la ofensiva y resetear el mundo para crear, a partir de cero, un sistema más manejable que les permita a ellos decidir en exclusiva y ponga de rodillas y someta a los ciudadanos.
En esa coyuntura se encuentra el mundo, dividido en dos bandos que cada día avanzan hacia el enfrentamiento: por una parte las élites que siempre han dominado el mundo y por otra los hombres y mujeres que siempre han luchado por la libertad.
En realidad no ha cambiado nada desde el principio de los tiempos porque siempre hemos sido, somos y seremos luchadores contra la esclavitud. En los últimos siglos el poder de las élites había retrocedido un poco y permitido a los seres humanos conquistar cuotas de poder como los derechos humanos, el derecho a votar, la misma democracia, el Estado de Derecho y varios pasos adelante en Justicia.
Pero el poder real, el que siempre ha gobernado desde las sombras, se ha cansado de retroceder y de hacer concesiones y quiere recuperar el absoluto control del mundo, creyéndose con derecho a decidir sobre la vida, la muerte, las costumbres y hasta la población que debe tener el planeta. Ese poder quiere librarse de su propia decadencia y sustituir a las rancias realezas y políticos cercanos al pueblo por peones bien pagados y entrenados para someter sin piedad al pueblo, poniéndolo al servicio del verdadero poder, l mismo que disfrutaron todos los tiranos desde el principio de los tiempos, desde los faraones a Hitler, Stalin, Mao y cualquier otro tirano.
Los verdaderos "amos" del mundo no son más de mil personas, casi todas invisibles y camufladas como simplemente millonarios. Los que ejercen el poder, desde los grandes empresarios a los políticos, sin olvidar a dueños y editores de medios de comunicación, altos magistrados, legisladores y profesionales de gran relevancia, no son más que peones de lujo, élites bien pagadas al servicio del verdadero poder en la sombra. Su misión es hacer de capataces para doblegar la voluntad popular y esclavizar a las masas.
Ese ejercito inmenso de mamporreros al servicio de las sombras tiene como denominadores comunes el ansia de poder y de privilegios, la traición a la raza humana el odio profundo a la democracia, a la religión cristiana y a toda manifestación de libertad.
Francisco Rubiales
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