Las cargas policiales en Cataluña son hoy portada en el mundo
Pero el más torpe de todos quizás fue el gobierno de Rajoy, que debió haber evitado los choques entre policías y votantes y no lo hizo. Su plan habría sido casi perfecto si hubiera previsto la traición de los mossos y hubiera precintado los colegios el viernes, cuando todavía estaban sin ocupar, con los miles de policías y guardias civiles disponibles.
Todo se ha hecho mal en Cataluña y ahora todos tendremos que pagarlo: se ha permitido la siembra de odio, el adoctrinamiento, la corrupción y la preparación descarada de la sedición, sin cortarla a tiempo como deben cortarse todas las enfermedades. La burguesía catalana ha tirado su prosperidad por la borda; la ciudadanía ha dinamitado la paz; los políticos independentistas se han ganado la cárcel y la ruina, el gobierno de Rajoy se ha dotado de la terrible etiqueta de ser torpe y estúpido; los mossos serán represaliados y todos los protagonistas del drama se han quedado apenas sin otra salida que una huida hacia adelante que puede ser terrible.
Los españoles no se merecen tanta torpeza en el poder, tanta estupidez gobernando. Cuando la Liga Norte dió pasos para declarar la independencia de Milan y de sus territorios del norte de Italia, el gobierno les respondió de inmediato con el Ejército y el Estado de Excepción y el golpe quedo muerto en horas.
El gobierno de España y los partidos constitucionalistas, víctimas de cobardía, indecisión y divisiones internas, no se atrevieron a aplicar los medios de defensa que contempla la Constitución. Si lo hubieran hecho a tiempo, la legalidad constitucional les protegería, pero ahora tienen que soportar el reproche de todos por haber ofrecido al mundo, en vivo y en directo, espectáculos bochornosos de policías y sociedad enfrentados a golpes.
Hasta haber detenido a los líderes sediciosos a tiempo habría tenido menos impacto negativo que el que España cosechó ayer.
Europa estaba preparada para entender y soportar un Estado de Excepción en Cataluña, respuesta lógica y Constitucional a una rebelión contraria a las leyes, pero no lo estaba tanto para tener que soportar el siempre sucio espectáculo de la policía golpeando e hiriendo a los ciudadanos.
Pura torpeza. De todos y desde todos los ángulos. Y ahora sólo nos queda pagar la factura, que, como es habitual, la pagaremos los ciudadanos.
Francisco Rubiales
Todo se ha hecho mal en Cataluña y ahora todos tendremos que pagarlo: se ha permitido la siembra de odio, el adoctrinamiento, la corrupción y la preparación descarada de la sedición, sin cortarla a tiempo como deben cortarse todas las enfermedades. La burguesía catalana ha tirado su prosperidad por la borda; la ciudadanía ha dinamitado la paz; los políticos independentistas se han ganado la cárcel y la ruina, el gobierno de Rajoy se ha dotado de la terrible etiqueta de ser torpe y estúpido; los mossos serán represaliados y todos los protagonistas del drama se han quedado apenas sin otra salida que una huida hacia adelante que puede ser terrible.
Los españoles no se merecen tanta torpeza en el poder, tanta estupidez gobernando. Cuando la Liga Norte dió pasos para declarar la independencia de Milan y de sus territorios del norte de Italia, el gobierno les respondió de inmediato con el Ejército y el Estado de Excepción y el golpe quedo muerto en horas.
El gobierno de España y los partidos constitucionalistas, víctimas de cobardía, indecisión y divisiones internas, no se atrevieron a aplicar los medios de defensa que contempla la Constitución. Si lo hubieran hecho a tiempo, la legalidad constitucional les protegería, pero ahora tienen que soportar el reproche de todos por haber ofrecido al mundo, en vivo y en directo, espectáculos bochornosos de policías y sociedad enfrentados a golpes.
Hasta haber detenido a los líderes sediciosos a tiempo habría tenido menos impacto negativo que el que España cosechó ayer.
Europa estaba preparada para entender y soportar un Estado de Excepción en Cataluña, respuesta lógica y Constitucional a una rebelión contraria a las leyes, pero no lo estaba tanto para tener que soportar el siempre sucio espectáculo de la policía golpeando e hiriendo a los ciudadanos.
Pura torpeza. De todos y desde todos los ángulos. Y ahora sólo nos queda pagar la factura, que, como es habitual, la pagaremos los ciudadanos.
Francisco Rubiales
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