Se enfrentan un mentiroso incorregible, carente de moral y obsesionado con el poder, un tipo peligroso capaz de todo, como Pedro Sánchez, que apela al odio, la mentira y la división para ganar votos, y un mediocre moderado como Feijóo, curtido en el gobierno de Galicia y con bastante experiencia para saber que las malas personas se denuncian solas y que su principal misión en el debate es demostrar a los españoles la evidencia de un Sánchez vicioso e incontrolable que representa un serio peligro para España, si permanece en el poder.
Se enfrentarán la mentira contra la esperanza de un cambio que España necesita, la brillantez del tahúr Sánchez contra la solidez del gallego astuto, el representante de la chusma y la gentuza contra el que aspira a representar a la España decente que quiere resurgir y regenerarse.
Los televidentes, que serán muchos, al verlos discutir, pensarán que uno y otro están lastrados por sus carencias: Sánchez representa y será votado por lo peor de España, desde los okupas a los inmigrantes ilegales que no se integran y delinquen, desde los independentistas que odian a España hasta los millones de españoles vagos que quieren vivir de las limosnas del Estado, sin interés alguno en la regeneración porque se sienten a gusto en la corrupción. Feijóo será ante las cámaras el representante de un Partido Popular experto en frustrar a sus votantes, que en tiempos de Rajoy pudo enderezar España y suprimir las sucias leyes socialistas y no hizo nada y que se parece demasiado l socialismo en su forma de gobernar.
Sánchez, el socialismo y el comunismo llevan muchos años dividiendo Españas en dos bandos irreconciliables. El "Cara a Cara" de hoy es una consecuencia más de ese miserable interés de la izquierda en sembrar división, odio y enfrentamiento entre las dos España, como ocurría en vísperas de la Guerra Civil.
El zapaterismo y el sanchismo han apostado por el odio y la división. Han desenterrado muertos, han resucitado el franquismo, que estaba olvidado, han arrojado escombros sobre el perdón que los españoles sellamos en la Transición, han predicado y estimulado el odio y la división entre las dos Españas y han enfrentado a pobres contra ricos, mujeres contra hombres, jóvenes contra viejos, hijos contra padres, esposas contra esposos y a unas regiones contra otras.
Por su parte, el PP ha decepcionado mucho a sus votantes durante el nefasto mandato de Rajoy, en el que la derecha llegó a parecerse tanto a la izquierda que la superó en mentiras y engaños a sus votantes.
VOX, Podemos y anteriormente UPyD y Ciudadanos fueron reacciones del pueblo sano de España contra el bastardo y sucio contubernio del bipartidismo, que hoy regresa a nuestras pantallas con todo el descaro y en contra de la voluntad popular, que no se fiea de los dos grandes partifos corruptos y de comportamiento sucio.
Esta noche es muy probable que gane Feijóo por dos razones: la primera porque acabar con Sánchez es más que una tendencia una necesidad de la nación, que no podría resistir cuatro años más con ese mentiroso sin ética al frente; la segunda es porque el mal suele destruirse a si mismo y esta noche, en algún momento del debate, a Sánchez, que es un experto en disimular y ocultar sus miserias, se le escapará la maldad por sus ojos o por su boca y el pueblo se reafirmará en la tesis de que hay que mandarlo al paro, aunque su oponente no sea todo lo solvente e ilusionante que España necesita.
Francisco Rubiales
Se enfrentarán la mentira contra la esperanza de un cambio que España necesita, la brillantez del tahúr Sánchez contra la solidez del gallego astuto, el representante de la chusma y la gentuza contra el que aspira a representar a la España decente que quiere resurgir y regenerarse.
Los televidentes, que serán muchos, al verlos discutir, pensarán que uno y otro están lastrados por sus carencias: Sánchez representa y será votado por lo peor de España, desde los okupas a los inmigrantes ilegales que no se integran y delinquen, desde los independentistas que odian a España hasta los millones de españoles vagos que quieren vivir de las limosnas del Estado, sin interés alguno en la regeneración porque se sienten a gusto en la corrupción. Feijóo será ante las cámaras el representante de un Partido Popular experto en frustrar a sus votantes, que en tiempos de Rajoy pudo enderezar España y suprimir las sucias leyes socialistas y no hizo nada y que se parece demasiado l socialismo en su forma de gobernar.
Sánchez, el socialismo y el comunismo llevan muchos años dividiendo Españas en dos bandos irreconciliables. El "Cara a Cara" de hoy es una consecuencia más de ese miserable interés de la izquierda en sembrar división, odio y enfrentamiento entre las dos España, como ocurría en vísperas de la Guerra Civil.
El zapaterismo y el sanchismo han apostado por el odio y la división. Han desenterrado muertos, han resucitado el franquismo, que estaba olvidado, han arrojado escombros sobre el perdón que los españoles sellamos en la Transición, han predicado y estimulado el odio y la división entre las dos Españas y han enfrentado a pobres contra ricos, mujeres contra hombres, jóvenes contra viejos, hijos contra padres, esposas contra esposos y a unas regiones contra otras.
Por su parte, el PP ha decepcionado mucho a sus votantes durante el nefasto mandato de Rajoy, en el que la derecha llegó a parecerse tanto a la izquierda que la superó en mentiras y engaños a sus votantes.
VOX, Podemos y anteriormente UPyD y Ciudadanos fueron reacciones del pueblo sano de España contra el bastardo y sucio contubernio del bipartidismo, que hoy regresa a nuestras pantallas con todo el descaro y en contra de la voluntad popular, que no se fiea de los dos grandes partifos corruptos y de comportamiento sucio.
Esta noche es muy probable que gane Feijóo por dos razones: la primera porque acabar con Sánchez es más que una tendencia una necesidad de la nación, que no podría resistir cuatro años más con ese mentiroso sin ética al frente; la segunda es porque el mal suele destruirse a si mismo y esta noche, en algún momento del debate, a Sánchez, que es un experto en disimular y ocultar sus miserias, se le escapará la maldad por sus ojos o por su boca y el pueblo se reafirmará en la tesis de que hay que mandarlo al paro, aunque su oponente no sea todo lo solvente e ilusionante que España necesita.
Francisco Rubiales
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