En las Islas Afortunadas (aunque no a todo el mundo le sonríe la buena suerte, pues no falta a quien el negocio le va mal o aún peor, pésimamente, el tiro le sale por la culata, el trato deviene renacuajo o el contrato rana) los jurados, canarios, cuales las susodichas aves canoras, le cantaron (buena o mala ventura, según se mire) al alcalde de Antigua (Fuerteventura) las cuarenta. Es la primera vez que ocurre el hecho, quiero decir que un jurado popular conoce y se pronuncia sobre un caso de cohecho.
Nada más, sí, pero también nada menos, que a un año y medio de prisión, seis años de inhabilitación para cualquier cargo o empleo público y 270.455 euros de multa fue condenado anteayer por la sección segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, repetimos, el "baranda" en cuestión, de Antigua, Juan José Cazorla (alias, "cazó la orla presuntamente de forma indebida" o "intentó llevarse la guita supuestamente al cazo" o "fue cazado por su propia pieza de caza"), del PP, como autor de un delito de cohecho, al haber pedido en 2001 y 2002 la cantidad mentada como contrapartida o contraprestación por agilizar los trámites de tres licencias urbanísticas en "El Castillo" y "Nuevo Horizonte", zonas con altísimas (sin controversia ni discusión) predicamento, reputación y valor entre quienes tienen intereses y conocimientos turísticos en el archipiélago afortunado.
La sentencia aduce y sostiene que, a pesar de que el dinero no se entregó (el empresario, ya finado, sólo denunció el doble intento de soborno), el delito de cohecho se produce con que tan sólo medie la proposición indecente del mismo.
La defensa anunció que recurrirá el fallo.
Ángel Sáez García
Nada más, sí, pero también nada menos, que a un año y medio de prisión, seis años de inhabilitación para cualquier cargo o empleo público y 270.455 euros de multa fue condenado anteayer por la sección segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, repetimos, el "baranda" en cuestión, de Antigua, Juan José Cazorla (alias, "cazó la orla presuntamente de forma indebida" o "intentó llevarse la guita supuestamente al cazo" o "fue cazado por su propia pieza de caza"), del PP, como autor de un delito de cohecho, al haber pedido en 2001 y 2002 la cantidad mentada como contrapartida o contraprestación por agilizar los trámites de tres licencias urbanísticas en "El Castillo" y "Nuevo Horizonte", zonas con altísimas (sin controversia ni discusión) predicamento, reputación y valor entre quienes tienen intereses y conocimientos turísticos en el archipiélago afortunado.
La sentencia aduce y sostiene que, a pesar de que el dinero no se entregó (el empresario, ya finado, sólo denunció el doble intento de soborno), el delito de cohecho se produce con que tan sólo medie la proposición indecente del mismo.
La defensa anunció que recurrirá el fallo.
Ángel Sáez García