La grandeza del entendimiento no se mide por su extensión, sino por la justeza y la verdad de sus opiniones.
EPICTETO
Se celebra, en Valencia, el V Encuentro Mundial de la Familia, en que está prevista la presencia de S. S. el Papa, en los días finales. Entre los actos organizados, cuenta con una feria internacional de la familia y un congreso teológico-pastoral.
La familia es la célula viva del cuerpo social y humano. La felicidad personal y el bienestar social van estrechamente enlazados a la prosperidad conyugal y familiar. En el ambiente que respiramos, se han introducido diversos modismos y deformaciones que avocan a la ruina de la familia y, por ende, del matrimonio; la unión matrimonial sufre frecuentemente la agresión del materialismo, el hedonismo y el relativismo. Las actuales tendencias socio-políticas, individuales y civiles originan fuertes perturbaciones para la familia; si se ataca y destruye, si se quebranta y debilita, se desmorona la sociedad y quedará expuesta a la barbarie.
La familia es el núcleo primario de ayuda mutua y de educación moral y noble de los hijos en virtud del vínculo matrimonial. Ha de fundamentar la unión, huir de estorbos y desvíos, prever los peligros y rupturas; y, en la entrega diaria, poner amor, donde no haya amor. El matrimonio fecundo tiene sus raíces en la oferta y en el amor. La ruptura, el repudio y el divorcio, se deben a la “dureza del corazón humano”, aferrado a muchos egoísmos y ambiciones que ahuyentan la disculpa y la paciencia. La rudeza que lleva a la violencia; la impiedad y la obstinación en el egocentrismo y el epicureismo personal y social crean situaciones irreversibles y nocivas. Las nuevas fórmulas de vida y emparejamiento, aunque admitidas por las mociones legales, no son equiparables a la familia por su finalidad y arraigo ni sustituyen el matrimonio.
Ratzinger, que por su excelente formación intelectual figura entre los más relevantes filósofos contemporáneos, ha sabido sintetizar en su ser personal y en su obra, los conceptos de razón y fe. Altura, que no ha mermado la natural sencillez de un hombre de la católica Baviera que entiende y reconoce la religiosidad popular y se acerca a la gente de corazón y en verdad, al ejercer su misión de Pastor. Estas cualidades personales e intelectuales han logrado deshacer el malintencionado rumor de “Cardenal Dogmático e Intransigente” que muchos interesados le achacaban. Camina firmemente asentado en sus convicciones, dispuesto a la lucha contra el relativismo asfixiante del mundo posmoderno anclado y subyugado, en su debilidad, por lo efímero y lo zafio. Un Papa constituido en la fortaleza de su pensamiento y planteamientos, pero asequible, humano, abierto a la modernidad asumida y entendida en su positiva capacidad de integrar la herencia cristiana entre sus definiciones, frente a los defensores del laicismo ignorante y manido.
Camilo Valverde Mudarra
EPICTETO
Se celebra, en Valencia, el V Encuentro Mundial de la Familia, en que está prevista la presencia de S. S. el Papa, en los días finales. Entre los actos organizados, cuenta con una feria internacional de la familia y un congreso teológico-pastoral.
La familia es la célula viva del cuerpo social y humano. La felicidad personal y el bienestar social van estrechamente enlazados a la prosperidad conyugal y familiar. En el ambiente que respiramos, se han introducido diversos modismos y deformaciones que avocan a la ruina de la familia y, por ende, del matrimonio; la unión matrimonial sufre frecuentemente la agresión del materialismo, el hedonismo y el relativismo. Las actuales tendencias socio-políticas, individuales y civiles originan fuertes perturbaciones para la familia; si se ataca y destruye, si se quebranta y debilita, se desmorona la sociedad y quedará expuesta a la barbarie.
La familia es el núcleo primario de ayuda mutua y de educación moral y noble de los hijos en virtud del vínculo matrimonial. Ha de fundamentar la unión, huir de estorbos y desvíos, prever los peligros y rupturas; y, en la entrega diaria, poner amor, donde no haya amor. El matrimonio fecundo tiene sus raíces en la oferta y en el amor. La ruptura, el repudio y el divorcio, se deben a la “dureza del corazón humano”, aferrado a muchos egoísmos y ambiciones que ahuyentan la disculpa y la paciencia. La rudeza que lleva a la violencia; la impiedad y la obstinación en el egocentrismo y el epicureismo personal y social crean situaciones irreversibles y nocivas. Las nuevas fórmulas de vida y emparejamiento, aunque admitidas por las mociones legales, no son equiparables a la familia por su finalidad y arraigo ni sustituyen el matrimonio.
Ratzinger, que por su excelente formación intelectual figura entre los más relevantes filósofos contemporáneos, ha sabido sintetizar en su ser personal y en su obra, los conceptos de razón y fe. Altura, que no ha mermado la natural sencillez de un hombre de la católica Baviera que entiende y reconoce la religiosidad popular y se acerca a la gente de corazón y en verdad, al ejercer su misión de Pastor. Estas cualidades personales e intelectuales han logrado deshacer el malintencionado rumor de “Cardenal Dogmático e Intransigente” que muchos interesados le achacaban. Camina firmemente asentado en sus convicciones, dispuesto a la lucha contra el relativismo asfixiante del mundo posmoderno anclado y subyugado, en su debilidad, por lo efímero y lo zafio. Un Papa constituido en la fortaleza de su pensamiento y planteamientos, pero asequible, humano, abierto a la modernidad asumida y entendida en su positiva capacidad de integrar la herencia cristiana entre sus definiciones, frente a los defensores del laicismo ignorante y manido.
Camilo Valverde Mudarra
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