Casi el 50 por ciento de los jóvenes votarán a partidos distintos de los que votan sus padres y abuelos o les recomiendan en sus hogares. El 40 por ciento se dejará influir por sus familias. Un diez por ciento dirá que ha votado, pero no lo habrá hecho porque votar no les atrae.
La izquierda ha jugado muy bien sus cartas entre los jóvenes, apostando contra la monarquía y defendiendo la libertad sexual y cautivándolos con regalos, pero en su contra actúa la falta de horizontes, el desempleo juvenil y la falta de ilusión en la actual juventud española.
La derecha tiene su mejor argumento en el orgullo de ser español, un sentimiento que atrae a muchos jóvenes, aunque un poco menos que en el pasado.
VOX, por sus planteamientos radicales y por afrontar sin paños calientes las verdades de España, tiene una fuerte atracción entre los jóvenes, aunque todavía inferior a la izquierda. Los hijos de empresarios y profesionales libres votarán masivamente a VOX y algunos al PP, aunque entre los jóvenes el PP aparece como un partido demasiado blando y cercano a la izquierda.
La inmensa mayoría de los jóvenes cree que los políticos son gente corrupta y despreciable, pero esa tragedia no parece importarles demasiado.
Parece contradictorio, pero las clases trabajadoras cada día se inclinan más hacia la derecha y abandonan a esa izquierda socialista y comunista que sus antepasados votaban con fidelidad. VOX crece también con solidez entre los trabajadores y clases medias.
La mayor desgracia y el mayor riesgo de las izquierdas es que su voto sólo es masivo en los grupos más deteriorados, social y éticamente, los lumperizados, precarios, delictivos y marginados. También son fieles a las izquierdas los que se encuadran en organizaciones e instituciones subvencionadas y entre los más débiles y los adictos a la tutela del Estado.
Francisco Rubiales
NOTA: los datos utilizados en este artículo han sido extraídos de la opinión consultada a muchos sociólogos y a empleados de empresas demoscópicas, que adquirieron sus criterios y opiniones tras analizar y filtrar decenas y hasta centenares de encuestas en los últimos años.
La izquierda ha jugado muy bien sus cartas entre los jóvenes, apostando contra la monarquía y defendiendo la libertad sexual y cautivándolos con regalos, pero en su contra actúa la falta de horizontes, el desempleo juvenil y la falta de ilusión en la actual juventud española.
La derecha tiene su mejor argumento en el orgullo de ser español, un sentimiento que atrae a muchos jóvenes, aunque un poco menos que en el pasado.
VOX, por sus planteamientos radicales y por afrontar sin paños calientes las verdades de España, tiene una fuerte atracción entre los jóvenes, aunque todavía inferior a la izquierda. Los hijos de empresarios y profesionales libres votarán masivamente a VOX y algunos al PP, aunque entre los jóvenes el PP aparece como un partido demasiado blando y cercano a la izquierda.
La inmensa mayoría de los jóvenes cree que los políticos son gente corrupta y despreciable, pero esa tragedia no parece importarles demasiado.
Parece contradictorio, pero las clases trabajadoras cada día se inclinan más hacia la derecha y abandonan a esa izquierda socialista y comunista que sus antepasados votaban con fidelidad. VOX crece también con solidez entre los trabajadores y clases medias.
La mayor desgracia y el mayor riesgo de las izquierdas es que su voto sólo es masivo en los grupos más deteriorados, social y éticamente, los lumperizados, precarios, delictivos y marginados. También son fieles a las izquierdas los que se encuadran en organizaciones e instituciones subvencionadas y entre los más débiles y los adictos a la tutela del Estado.
Francisco Rubiales
NOTA: los datos utilizados en este artículo han sido extraídos de la opinión consultada a muchos sociólogos y a empleados de empresas demoscópicas, que adquirieron sus criterios y opiniones tras analizar y filtrar decenas y hasta centenares de encuestas en los últimos años.
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