La presidenta del Congreso, la socialista Meritxel Batet, se llenó ayer de desvergüenza y oprobio con su actuación sectaria y arbitraria.
Lo que es evidente y patente es que aprobar una Reforma Laboral gracias a un voto erróneo y a interpretaciones sectarias es una chapuza indecente que llena de estiércol la democracia y denota un comportamiento indecente, impropio de un país digno. Por si alguien todavía lo dudaba, el sistema político español, en manos del actual gobierno, es pura basura.
La prensa de hoy refleja toda la bajeza e indecencia de la izquierda gobernante: "La derecha acusa de "pucherazo" y "cacicada" a Batet tras el error de un diputado del PP al votar la reforma laboral", titula la Vanguardia; "Batet puede enfrentarse a un delito de prevaricación por el 'pucherazo' en el Congreso", titula Libertad Digital, agregando que fuentes jurídicas consultadas aseguran que "Batet tendría que haber convocado a la Mesa una vez el diputado solicitó el voto presencial"; ABC titula "Batet prohibió que el diputado del PP repitiera su voto sobre la reforma laboral sin consultar con la Mesa"; El Confidencial dice "Casado anuncia que irán al Tribunal Constitucional y acusa a Batet de fraude democrático". Y así, toda la prensa se hace eco de lo ocurrido ayer en el Congreso, calificándolo de fraude, chapuza, violación de la democracia y sectarismo, entre otras lindezas.
Los españoles hemos sido humillados de nuevo por un espectáculo indecente que el país no se merece y hemos comprobado de nuevo que estamos siendo gobernados por los peores, por gente tóxica que desprecia la democracia y tiene alma tiránica.
El Partido Popular, con toda la razón, clama contra la presidenta del Congreso al considerar que se ha obviado su derecho a enmendar lo que en el partido de Casado defienden que es un "error informático".
El Gobierno de Sánchez, desprestigiado y rechazado mas que ningún otro desde la muerte de Franco, ha logrado aprobar, por los pelos y con argucias y suciedades, su reforma laboral, a costa de dejar cicatrices profundas en la alianza con sus socios, en el sistema democrático y en la sensibilidad de los españoles decentes, asqueados de la inmensa concentración de miserables que existe en el poder legislativo español y en los que tienen el timón de España en sus manos.
La reacción de VOX quizás fue la más indignada y racional: llevará la votación de la reforma laboral al Tribunal Constitucional y no descarta la vía penal contra Batet. Macarena Olona ha criticado con dureza la actuación de de la presidenta del Congreso por impedir la votación presencial del diputado del PP que decantó la balanza: "Ha sido un pucherazo", afirmó.
Millones de españoles están hoy estupefactos al contemplar tanta bajeza y suciedad en el Congreso de los Diputados, el corazón del sistema. Quizás lo ocurrido, todo un espectáculo de circo con sinvergüenzas como actores, sirva al menos para afianzar todavía más la opinión de que España no es un país democratico, sino una desgraciada nación en manos de la peor gente.
Francisco Rubiales
La prensa de hoy refleja toda la bajeza e indecencia de la izquierda gobernante: "La derecha acusa de "pucherazo" y "cacicada" a Batet tras el error de un diputado del PP al votar la reforma laboral", titula la Vanguardia; "Batet puede enfrentarse a un delito de prevaricación por el 'pucherazo' en el Congreso", titula Libertad Digital, agregando que fuentes jurídicas consultadas aseguran que "Batet tendría que haber convocado a la Mesa una vez el diputado solicitó el voto presencial"; ABC titula "Batet prohibió que el diputado del PP repitiera su voto sobre la reforma laboral sin consultar con la Mesa"; El Confidencial dice "Casado anuncia que irán al Tribunal Constitucional y acusa a Batet de fraude democrático". Y así, toda la prensa se hace eco de lo ocurrido ayer en el Congreso, calificándolo de fraude, chapuza, violación de la democracia y sectarismo, entre otras lindezas.
Los españoles hemos sido humillados de nuevo por un espectáculo indecente que el país no se merece y hemos comprobado de nuevo que estamos siendo gobernados por los peores, por gente tóxica que desprecia la democracia y tiene alma tiránica.
El Partido Popular, con toda la razón, clama contra la presidenta del Congreso al considerar que se ha obviado su derecho a enmendar lo que en el partido de Casado defienden que es un "error informático".
El Gobierno de Sánchez, desprestigiado y rechazado mas que ningún otro desde la muerte de Franco, ha logrado aprobar, por los pelos y con argucias y suciedades, su reforma laboral, a costa de dejar cicatrices profundas en la alianza con sus socios, en el sistema democrático y en la sensibilidad de los españoles decentes, asqueados de la inmensa concentración de miserables que existe en el poder legislativo español y en los que tienen el timón de España en sus manos.
La reacción de VOX quizás fue la más indignada y racional: llevará la votación de la reforma laboral al Tribunal Constitucional y no descarta la vía penal contra Batet. Macarena Olona ha criticado con dureza la actuación de de la presidenta del Congreso por impedir la votación presencial del diputado del PP que decantó la balanza: "Ha sido un pucherazo", afirmó.
Millones de españoles están hoy estupefactos al contemplar tanta bajeza y suciedad en el Congreso de los Diputados, el corazón del sistema. Quizás lo ocurrido, todo un espectáculo de circo con sinvergüenzas como actores, sirva al menos para afianzar todavía más la opinión de que España no es un país democratico, sino una desgraciada nación en manos de la peor gente.
Francisco Rubiales
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