El momento decisivo para "Eurabia" llegará con la admisión de Turquía en la Unión Europea, una opción que parece avanzar de manera imparable, a pesar de que muchos políticos europeos, entre ellos Merkel, han advertido de sus terribles consecuencias. El expresidente francés Valéry Giscard d'Estaing dijo en el 2002 que la admisión de Turquía "será el fin de la Unión Europea".
Pero esa entrada de Turquía en Europa quizás sea también, en opinión de numerosos expertos norteamericanos, la consagración de Eurabia, una nueva versión de Europa que en Estados Unidos se desprecia porque, si algún día se convierte en realidad, no será como producto de una gesta o de una conquista, o del predominio de la inteligencia, sino como resultado del triunfo del miedo y de la cobardía de todo un continente que no tuvo el valor de defenderse.
Los americanos están indignados con el presidente español Rodríguez Zapatero porque su llegada al poder es, en su opinión, el mayor éxito del terorismo islámico, el catalizador del miedo europeo y el auténtico punto de arranque psicológico para la creación de "Eurabia". Cuando en Washington oyen hablar de esa "alianza de civilizaciones" que defiende Zapatero, sienten un profundo rechazo porque, según ellos, representa una cobardía inaceptable anhelar una alianza sin exigir o imponer condiciones a una civilización que proclama que el exterminio del infiel garantiza el cielo, que patrocina con petrodólares el terrorismo mundial y que acaba de lapidar hasta la muerte, en Afganistan, a una mujer por adulterio, mientras que en Arabia, a finales de abril, la policía saudita detenía a 40 cristianos cuyo único delito fue rezar en la intimidad de una vivienda de Riad.
Mientras que los cristianos son perseguidos y encarcelados en el intolerable y violento mundo musulmán, -argumentan en Estados Unidos-, los musulmanes reciben facilidades y hasta subvenciones en España y en otros paises de Europa para construir sus mezquitas y madrasas, donde no pocas veces se forjan terroristas e intelectuales que operan como los más radicales adversarios de la cultura occidental. Si eso no es cobardía, afirman los "cabezas de huevo" de Washington, que venga Dios y lo vea.
Pero Washington, tras el triunfo de Merkel agrega una nueva esperanza a la única que tenía para evitar el desastre, basada en la figura del nuevo Papa Benedicto XVI, un hombre preocupado por el laicismo y el hundimiento de los valores que está debilitando a Europa y que ya ha advertido que detrás del relativismo, de la flexibilidad y de la permanente negociación de los europeos con las culturas anticristianas se esconde demasiadas veces la cobardía y el entreguismo.
Dicen en Washington que del mismo modo que Juan Pablo II y Alemania contribuyeron sustancialmente a derribar el Muro de Berlín y a erradicar el comunismo, la mayor herejía moderna, tal vez el tanden alemán Ratzinger-Merkel ayude a que Europa despierte, arroje su miedo por la borda y sepa defender su civilización y sus valores frente a sus enemigos.
Fin
Pero esa entrada de Turquía en Europa quizás sea también, en opinión de numerosos expertos norteamericanos, la consagración de Eurabia, una nueva versión de Europa que en Estados Unidos se desprecia porque, si algún día se convierte en realidad, no será como producto de una gesta o de una conquista, o del predominio de la inteligencia, sino como resultado del triunfo del miedo y de la cobardía de todo un continente que no tuvo el valor de defenderse.
Los americanos están indignados con el presidente español Rodríguez Zapatero porque su llegada al poder es, en su opinión, el mayor éxito del terorismo islámico, el catalizador del miedo europeo y el auténtico punto de arranque psicológico para la creación de "Eurabia". Cuando en Washington oyen hablar de esa "alianza de civilizaciones" que defiende Zapatero, sienten un profundo rechazo porque, según ellos, representa una cobardía inaceptable anhelar una alianza sin exigir o imponer condiciones a una civilización que proclama que el exterminio del infiel garantiza el cielo, que patrocina con petrodólares el terrorismo mundial y que acaba de lapidar hasta la muerte, en Afganistan, a una mujer por adulterio, mientras que en Arabia, a finales de abril, la policía saudita detenía a 40 cristianos cuyo único delito fue rezar en la intimidad de una vivienda de Riad.
Mientras que los cristianos son perseguidos y encarcelados en el intolerable y violento mundo musulmán, -argumentan en Estados Unidos-, los musulmanes reciben facilidades y hasta subvenciones en España y en otros paises de Europa para construir sus mezquitas y madrasas, donde no pocas veces se forjan terroristas e intelectuales que operan como los más radicales adversarios de la cultura occidental. Si eso no es cobardía, afirman los "cabezas de huevo" de Washington, que venga Dios y lo vea.
Pero Washington, tras el triunfo de Merkel agrega una nueva esperanza a la única que tenía para evitar el desastre, basada en la figura del nuevo Papa Benedicto XVI, un hombre preocupado por el laicismo y el hundimiento de los valores que está debilitando a Europa y que ya ha advertido que detrás del relativismo, de la flexibilidad y de la permanente negociación de los europeos con las culturas anticristianas se esconde demasiadas veces la cobardía y el entreguismo.
Dicen en Washington que del mismo modo que Juan Pablo II y Alemania contribuyeron sustancialmente a derribar el Muro de Berlín y a erradicar el comunismo, la mayor herejía moderna, tal vez el tanden alemán Ratzinger-Merkel ayude a que Europa despierte, arroje su miedo por la borda y sepa defender su civilización y sus valores frente a sus enemigos.
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