Visto el título pudiera parecer un sesudo análisis filosófico-teológico sobre la culpa. Nada de eso, sobre el tema hay muchos trabajos y de autores con muchísimos más méritos que un servidor. Mi idea es analizar un poco lo que podemos esperar de la nueva casta.
Hemos observado, especialmente desde que alcanzaron el poder político que la nueva casta se comporta de manera prepotente insultando gratuitamente a quienes no piensan como ellos, demostrando que el concepto de democracia, en el sentido de sistema político que respeta profundamente a los demás, es muy particular.
No es nada nuevo, es lo que se conoce como el pensamiento Alicia, cuyo origen es el conejo del cuento, pues para él las cosas significaban lo que él quería que significaran.
Estos lo han ampliado y no sólo son las palabras, son los conceptos y las cosas y hasta las personas. No es algo original, esto viene del marxismo que establece que todo es válido para conseguir la revolución. Pero esto tampoco es lo más grave, con serlo, pues como digo, es lo más contrario que podemos encontrar respecto al sistema democrático.
Puesto que las cosas son lo que quieren que sean. Un votante de un partido de derechas es un facha y un facha no es una persona. Y no digamos un católico, que es un meapilas y no es ni cosa. Y así una inculta se permite tirar al suelo una biblia, no por nada sino porque en su mente no cabe que se deba respetar las creencias de nadie.
Lo más grave es que cosifican a las personas. A los enemigos, porque ellos no tienen adversarios, sólo amigos y enemigos y a estos se les niega la condición de humanos y por eso todo vale. Y además ellos tienen la superioridad moral, en realidad su pensamiento es la única moral posible.
Pero lo realmente grave y lo que nos hace estremecer, no es esto mencionado, con ser muy grave, lo grave es que no tienen sentimiento de hacer algo mal. Cuando esa concejal tira la biblia, es un hecho digno. Cuando un tipo dice que los judíos mejor quemados, es algo gracioso. Cuando otro pide guillotinar a Gallardón es libertad de expresión (por cierto que el Sr Gallardón ha dicho, según leí, que son cosas sin importancia. Supongo que, dado que es un Sr muy leído y “escribido”, será lo que procede). Cuando un grupo asaltan la capilla de la universidad en plena Misa, es libertad de manifestación, aunque luego la directora del asalto y actual portavoz en el ayuntamiento de Madrid, manifieste que de haber sabido que la procesarían no lo hubiera hecho. No pide perdón, porque no siente que haya obrado mal, pero le da miedo el proceso...
Ellos no cometen faltas, no tienen nada de qué arrepentirse, lo que hacen es lo bueno, lo que hacen los otros, los enemigos, es lo malo. Esa falta de sentido del mal y por consiguiente la falta de arrepentimiento es lo horripilante de la nueva casta. El otro día, D. Francisco se preguntaba qué era peor: una cuenta en Suiza o una cuenta en Twiter. Creo que es mucho peor la cuenta en Twiter, porque los que se llevan el dinero saben que están robando y que eso está mal, incluso si consideramos gradaciones. No es lo mismo el que directamente se lleva el dinero que aquel que reparte con los “necesitados” del partido, como ha ocurrido al parecer con el asunto de los EREs. Pero aún en estos casos no han clamado contra la juez Alaya alegando que son benefactores de algo, han aceptado la acusación y tratarán de defenderse como puedan.
Lo cual ha conducido a que cualquier político mira mucho como se gasta el dinero. Al menos han aprendido que el dinero público tiene dueño, que somos todos y parece que aquellas alegrías de la ministra que afirmaba que el dinero público no es de nadie, han pasado a la historia.
Pero los otros encima de no reconocer los delitos que cometen, se consideran unos benefactores de la Humanidad. Y poco a poco iremos conociendo los beneficios de esos benefactores y serán dignos de figurar escritos en piedra.
Vanlop
Hemos observado, especialmente desde que alcanzaron el poder político que la nueva casta se comporta de manera prepotente insultando gratuitamente a quienes no piensan como ellos, demostrando que el concepto de democracia, en el sentido de sistema político que respeta profundamente a los demás, es muy particular.
No es nada nuevo, es lo que se conoce como el pensamiento Alicia, cuyo origen es el conejo del cuento, pues para él las cosas significaban lo que él quería que significaran.
Estos lo han ampliado y no sólo son las palabras, son los conceptos y las cosas y hasta las personas. No es algo original, esto viene del marxismo que establece que todo es válido para conseguir la revolución. Pero esto tampoco es lo más grave, con serlo, pues como digo, es lo más contrario que podemos encontrar respecto al sistema democrático.
Puesto que las cosas son lo que quieren que sean. Un votante de un partido de derechas es un facha y un facha no es una persona. Y no digamos un católico, que es un meapilas y no es ni cosa. Y así una inculta se permite tirar al suelo una biblia, no por nada sino porque en su mente no cabe que se deba respetar las creencias de nadie.
Lo más grave es que cosifican a las personas. A los enemigos, porque ellos no tienen adversarios, sólo amigos y enemigos y a estos se les niega la condición de humanos y por eso todo vale. Y además ellos tienen la superioridad moral, en realidad su pensamiento es la única moral posible.
Pero lo realmente grave y lo que nos hace estremecer, no es esto mencionado, con ser muy grave, lo grave es que no tienen sentimiento de hacer algo mal. Cuando esa concejal tira la biblia, es un hecho digno. Cuando un tipo dice que los judíos mejor quemados, es algo gracioso. Cuando otro pide guillotinar a Gallardón es libertad de expresión (por cierto que el Sr Gallardón ha dicho, según leí, que son cosas sin importancia. Supongo que, dado que es un Sr muy leído y “escribido”, será lo que procede). Cuando un grupo asaltan la capilla de la universidad en plena Misa, es libertad de manifestación, aunque luego la directora del asalto y actual portavoz en el ayuntamiento de Madrid, manifieste que de haber sabido que la procesarían no lo hubiera hecho. No pide perdón, porque no siente que haya obrado mal, pero le da miedo el proceso...
Ellos no cometen faltas, no tienen nada de qué arrepentirse, lo que hacen es lo bueno, lo que hacen los otros, los enemigos, es lo malo. Esa falta de sentido del mal y por consiguiente la falta de arrepentimiento es lo horripilante de la nueva casta. El otro día, D. Francisco se preguntaba qué era peor: una cuenta en Suiza o una cuenta en Twiter. Creo que es mucho peor la cuenta en Twiter, porque los que se llevan el dinero saben que están robando y que eso está mal, incluso si consideramos gradaciones. No es lo mismo el que directamente se lleva el dinero que aquel que reparte con los “necesitados” del partido, como ha ocurrido al parecer con el asunto de los EREs. Pero aún en estos casos no han clamado contra la juez Alaya alegando que son benefactores de algo, han aceptado la acusación y tratarán de defenderse como puedan.
Lo cual ha conducido a que cualquier político mira mucho como se gasta el dinero. Al menos han aprendido que el dinero público tiene dueño, que somos todos y parece que aquellas alegrías de la ministra que afirmaba que el dinero público no es de nadie, han pasado a la historia.
Pero los otros encima de no reconocer los delitos que cometen, se consideran unos benefactores de la Humanidad. Y poco a poco iremos conociendo los beneficios de esos benefactores y serán dignos de figurar escritos en piedra.
Vanlop
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