España necesita con urgencia salir de este bloqueo; el momento es inseguro. Esta incertidumbre, que ya se está alargando demasiado, exige una solución lo más rápida posible, porque se ha de consolidar el crecimiento y la recuperación, para crear empleo y mejorar la política social y ello exige estabilidad, seguridad y certeza; el apremio de esta coyuntura impone pacto y consenso de gobernabilidad entre los partidos que defienden la unidad de la Nación, la soberanía de todo el pueblo español y la integridad territorial, es su obligación y su responsabilidad, de lo contrario, habrán de pagar un grave coste electoral, de no ser así, España corre el riesgo de caer en un peligroso Gobierno radical y leninista.
En ámbitos empresariales y financieros se da por hecho que Rajoy está terminado; apoltronado en su silla presidencial, esperando el paso del tiempo, no debe vetar el pacto PSOE-C's, pues se insiste en que eso es lo mejor por el momento. A. Rivera, que está negociando a fondo con P. Sánchez, se ve dispuesto a apoyarlo con sus escaños y sin la exigencia de vicepresidencias ni ministerios; es más, puede aceptar un Gobierno Socialdemócrata, a pesar de su escasez de escaños que le restan a Sánchez capacidad de maniobra.
Ya no hay casi nadie, dentro del PP o fuera, que espere ver a Rajoy como Presidente del Gobierno; muchos piensan que Rajoy no dispone de continuidad, que el mejor servicio que puede hacer a España es marcharse, parece que no va a ser un obstáculo para la renovación que necesita el partido, ha de ganar en comunicación con el pueblo y conseguir el enganche con el ser y pensar de los jóvenes; la cuestión es darle una salida justa a Rajoy; en el transcurso de unos meses, todo se va a cuestionar; algunos de sus barones han sido muy críticos con él por no haberse presentado a la investidura.
Se piensa que finalmente será Sánchez o que habrá nuevas elecciones; parece que el único, según sondeos, que se puede beneficiar de las nuevas urnas es 'Podemos', que coaligado con IU, podría superar al PSOE y hasta quedarse rozando al PP o sobrepasarlo también, que es lo que se teme en Bruselas y en los estamentos políticos españoles. Sin embargo, si el secretario general del PSOE quiere gobernar, tendrá que contar con la abstención del PP y, para lograrlo, debe evitar lo contraproducente y, en especial, dejar la humillación innecesaria. Parece ser que Sánchez se doblegará pronto a las exigencias de Podemos; ese arreglo progresista que propone y que es lo que realmente le agrada más, consiste en la alianza entre el PSOE y los comunistas de IU con 'Podemos', es el llamado Frente Popular; el secretario socialista necesita esta opción, para ganar la investidura en segunda vuelta con la abstención de ERC y los votos del PNV, que está ya medio conseguido, este partido vasco dispone de la llave que le puede abrir al PSOE las cancelas de la residencia de La Moncloa. Habrá pues, pacto entre PSOE, Podemos, IU, PNV y partidos independentistas, o la coalición entre tres que es lo lógico dada la situación; y si no, tras el intento, repetición de elecciones.
Y todo ello siempre, porque la intolerancia a la derecha tiene un fuerte anclaje en la cultura política de los españoles y de la élite intelectual. Por eso, no hay un movimiento generalizado de rechazo hacia los planes de Pedro Sánchez, como cabría esperar de una cultura política plenamente democrática. Ni siquiera en ese centrismo que quiere regenerar la democracia y que, atrapado también en la retórica del rancio progresismo, propone un punto intermedio, que se retiren los dos candidatos, aconsejan, Rajoy y Sánchez, que se vayan el intolerante y el que desea dialogar, porque algo malo tendrá la derecha, aceptan esos que se creen los regeneradores, cuando los de izquierdas la odian en tan gran forma.
C. Mudarra
En ámbitos empresariales y financieros se da por hecho que Rajoy está terminado; apoltronado en su silla presidencial, esperando el paso del tiempo, no debe vetar el pacto PSOE-C's, pues se insiste en que eso es lo mejor por el momento. A. Rivera, que está negociando a fondo con P. Sánchez, se ve dispuesto a apoyarlo con sus escaños y sin la exigencia de vicepresidencias ni ministerios; es más, puede aceptar un Gobierno Socialdemócrata, a pesar de su escasez de escaños que le restan a Sánchez capacidad de maniobra.
Ya no hay casi nadie, dentro del PP o fuera, que espere ver a Rajoy como Presidente del Gobierno; muchos piensan que Rajoy no dispone de continuidad, que el mejor servicio que puede hacer a España es marcharse, parece que no va a ser un obstáculo para la renovación que necesita el partido, ha de ganar en comunicación con el pueblo y conseguir el enganche con el ser y pensar de los jóvenes; la cuestión es darle una salida justa a Rajoy; en el transcurso de unos meses, todo se va a cuestionar; algunos de sus barones han sido muy críticos con él por no haberse presentado a la investidura.
Se piensa que finalmente será Sánchez o que habrá nuevas elecciones; parece que el único, según sondeos, que se puede beneficiar de las nuevas urnas es 'Podemos', que coaligado con IU, podría superar al PSOE y hasta quedarse rozando al PP o sobrepasarlo también, que es lo que se teme en Bruselas y en los estamentos políticos españoles. Sin embargo, si el secretario general del PSOE quiere gobernar, tendrá que contar con la abstención del PP y, para lograrlo, debe evitar lo contraproducente y, en especial, dejar la humillación innecesaria. Parece ser que Sánchez se doblegará pronto a las exigencias de Podemos; ese arreglo progresista que propone y que es lo que realmente le agrada más, consiste en la alianza entre el PSOE y los comunistas de IU con 'Podemos', es el llamado Frente Popular; el secretario socialista necesita esta opción, para ganar la investidura en segunda vuelta con la abstención de ERC y los votos del PNV, que está ya medio conseguido, este partido vasco dispone de la llave que le puede abrir al PSOE las cancelas de la residencia de La Moncloa. Habrá pues, pacto entre PSOE, Podemos, IU, PNV y partidos independentistas, o la coalición entre tres que es lo lógico dada la situación; y si no, tras el intento, repetición de elecciones.
Y todo ello siempre, porque la intolerancia a la derecha tiene un fuerte anclaje en la cultura política de los españoles y de la élite intelectual. Por eso, no hay un movimiento generalizado de rechazo hacia los planes de Pedro Sánchez, como cabría esperar de una cultura política plenamente democrática. Ni siquiera en ese centrismo que quiere regenerar la democracia y que, atrapado también en la retórica del rancio progresismo, propone un punto intermedio, que se retiren los dos candidatos, aconsejan, Rajoy y Sánchez, que se vayan el intolerante y el que desea dialogar, porque algo malo tendrá la derecha, aceptan esos que se creen los regeneradores, cuando los de izquierdas la odian en tan gran forma.
C. Mudarra
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