Reflexiones navideñas 3

Juan.

Según Vd., crispa el que exige sus derechos, no el que los arrebata. ¿Qué cree Vd. que debe hacer el que se siente excluido del Estado de Derecho, por un gobierno sectario, desleal, antinacional, anticonstitucional, antiestado, proterrorista, proseparatista, que incumple u omite la legalidad y desampara al pueblo? ¿De donde se puede sacar unidad y paz cuando ambas son prostituidas y perseguidas constantemente, por sus supuestos garantes y valedores? ¿Para Vd. ser pacífico es prescindir del derecho para no molestar? Eso Sr. Juan, es cobardía, sumisión, conformismo, servilismo, etc. etc. Eso es lo que el tirano impone legislando sus porquerías a sabiendas que el ciudadano honrado es leal a la ley o es fácil imponérsela mediante el viejo sistema de la extorsión, mientras se rebaja este deber a políticos, funcionarios y asesinos.

Ser coherente, Sr. Juan, es ser amante de la paz y no dudar un momento en tirarse a la yugular de los villanos que la roban, perturban o malversan usando los medios que los pacíficos ciudadanos les ceden para su gestión o regalándosela a los asesinos y delincuentes en general. Ser coherente es ser un forofo de la paz y espetarles alto y claro, a los que la impiden cada día, que devuelvan lo que no les pertenece. Ser un amante de la paz es no dejar en paz a los que la disfrutan a costa del sufrimiento ajeno. Decirles sin rodeos ni tapujos que son unos vulgares delincuentes estafadores que cobran, a la Nación, una democracia y unos servicios que esta jamás recibe.

Naturalmente que la Unidad, la Justicia, la Paz y el Trabajo son los requisitos imprescindibles para la convivencia y el progreso. Pero ha de ser para todos, excepto para los asesinos y sus padrinos, tanto políticos como marginales. Por eso la exigimos. Porque a los que la merecen por sus méritos cívicos en leal, solidaria y ejemplar convivencia en el respeto a la legalidad democrática, se la sustrae el Estado para comerciar, a su costa y a su cuenta, con sus enemigos nazis y con los asesinos, legitimando sus crímenes y maldades, potenciando su capacidad de dañar al pueblo, por un miserable puñado de votos.

Que nadie disfrute, ni un minuto, de paz ni sosiego, mientras la canalla que los perturba no sea despojada de esos bienes y desalojada, para siempre, de los lugares exclusivos de la ciudadanía decente. Solo cuando en nuestras calles, en nuestras casas y en nuestro Estado, no se permita la circulación ni el acceso a canallas y delincuentes, seremos merecedores del disfrute de la paz.

Saludos.

P.D. Muy bonito su blog. No hará falta recordarle que son para escribir algo en ellos.