Aunque pocos lo reconozcan, el mundo está viviendo un conflicto bélico entre Estados Unidos, más sus aliados de la OTAN e Israel, y Rusia, aliada a China, Corea del Norte, Irán y otros países totalitarios. Se trata de un conflicto que, como otros muchos del pasado, ha sido decidido y planeado desde la cúspide del poder mundial, que ahora es oscura e invisible, aunque integrada, como siempre, por los seres más poderosos del planeta y los que más dinero y riqueza acumulan.
La guerra de Ucrania es la punta de lanza de ese conflicto global, pero hay otros escenarios de esa guerra tremenda que se libra ante nuestras narices: África, la economía, Oriente Medio, la cultura, el comercio, la lucha ideológica, la tecnología, etc..
La guerra de Ucrania, que avanza imparable en su escalada y que, según los analistas más pesimistas pasará de los tanques a los aviones y después a los misiles, incluso los que llevan carga nuclear, está siendo impulsada por los grandes poderes ocultos y por sus políticos esclavos, que creen que una guerra de exterminio mundial facilitará sus grandes objetivos de reducir la población de la Tierra y acabar con las democracias, las libertades y los estados independientes.
El Boletín de los Científicos Atómicos ha movido ya su simbólico Reloj del Juicio Final a noventa segundos para la medianoche, lo más cerca que se ha estado jamás del holocausto nuclear.
Los mismos amos enfrentan a ambos bandos para su destrucción mutua y el teórico beneficio de los pocos que tienen el control. La existencia de 8.000 millones de seres humanos parece demasiado incontrolable para la psicópata cúspide del poder mundial, que quiere reducir esa cifra a por lo menos la mitad mediante el Gran Reinicio o Gran Reseteo del mundo conocido.
Nadie hace nada por detener el conflicto de Ucrania, lo que significa que conviene a los poderosos, que lo alimentan desde las sombras. Los jefes políticos y religiosos del mundo, casi todos al servicio de esos poderes en las sombras, o no hacen nada o alimentan la hoguera.
El ex presidente ruso Medvédev ya lo ha advertido: «La “derrota” `de Rusia puede provocar una guerra nuclear». Los rusos son lo bastante locos para lanzar su misiles desde la desesperación y la amargura de la derrota. Londres y Nueva York serían los primeros objetivos y tan sólo en esas ciudades el número de muertos podría superar los 14 millones.
Nadie lo dice desde la prensa occidental, pero los misiles de Estados Unidos y Gran Bretaña ya están preparados, listos para comenzar el holocausto.
El mundo es hoy víctima de una concatenación de desgracias, de un liderazgo político degenerado y envilecido y de un contubernio de malvados con demasiado poder. La esperanza de que ocurra el milagro que salvó al mundo cuando la crisis delos misiles de Cuba, en la pasada guerra fría, es cada día más lejana porque los poderosos ya no dialogan y parece que están decididos a provocar esa gran hecatombe que solo el Creador podría detener desde el poder Supremo del Universo.
Francisco Rubiales
La guerra de Ucrania es la punta de lanza de ese conflicto global, pero hay otros escenarios de esa guerra tremenda que se libra ante nuestras narices: África, la economía, Oriente Medio, la cultura, el comercio, la lucha ideológica, la tecnología, etc..
La guerra de Ucrania, que avanza imparable en su escalada y que, según los analistas más pesimistas pasará de los tanques a los aviones y después a los misiles, incluso los que llevan carga nuclear, está siendo impulsada por los grandes poderes ocultos y por sus políticos esclavos, que creen que una guerra de exterminio mundial facilitará sus grandes objetivos de reducir la población de la Tierra y acabar con las democracias, las libertades y los estados independientes.
El Boletín de los Científicos Atómicos ha movido ya su simbólico Reloj del Juicio Final a noventa segundos para la medianoche, lo más cerca que se ha estado jamás del holocausto nuclear.
Los mismos amos enfrentan a ambos bandos para su destrucción mutua y el teórico beneficio de los pocos que tienen el control. La existencia de 8.000 millones de seres humanos parece demasiado incontrolable para la psicópata cúspide del poder mundial, que quiere reducir esa cifra a por lo menos la mitad mediante el Gran Reinicio o Gran Reseteo del mundo conocido.
Nadie hace nada por detener el conflicto de Ucrania, lo que significa que conviene a los poderosos, que lo alimentan desde las sombras. Los jefes políticos y religiosos del mundo, casi todos al servicio de esos poderes en las sombras, o no hacen nada o alimentan la hoguera.
El ex presidente ruso Medvédev ya lo ha advertido: «La “derrota” `de Rusia puede provocar una guerra nuclear». Los rusos son lo bastante locos para lanzar su misiles desde la desesperación y la amargura de la derrota. Londres y Nueva York serían los primeros objetivos y tan sólo en esas ciudades el número de muertos podría superar los 14 millones.
Nadie lo dice desde la prensa occidental, pero los misiles de Estados Unidos y Gran Bretaña ya están preparados, listos para comenzar el holocausto.
El mundo es hoy víctima de una concatenación de desgracias, de un liderazgo político degenerado y envilecido y de un contubernio de malvados con demasiado poder. La esperanza de que ocurra el milagro que salvó al mundo cuando la crisis delos misiles de Cuba, en la pasada guerra fría, es cada día más lejana porque los poderosos ya no dialogan y parece que están decididos a provocar esa gran hecatombe que solo el Creador podría detener desde el poder Supremo del Universo.
Francisco Rubiales
Comentarios: