¿Que ocurriría si lós cristianos de Extremadura, aplicando el equitativo y justo principio de la reciprocidad, editaran un libro con imágenes que insulten a los "dioses" de los socialistas extremeños con la misma suciedad que ellos han utilizado al publicar las imágenes de la Virgen masturbadora y otras blasfemias indecentes?
Si en ese libro aparecieran imágenes de un Ibarra masturbador o de una orgía de sexo compartido por sus "ídolos", con Mao Zedong, Lenin, Stalin y Carrillo como protagonistas, ¿no reaccionarían el Presidente extremeño y sus colaboradores interponiendo querellas por violación del honor?
Y yo me pregunto: ¿quien defiende el honor de Jesucristo y de la Virgen, vejados por estos dirigentes insensatos de la progresía indecente, que ni siquiera tienen la vergüenza de dimitir?
Quizás debiera ser el Fiscal General quien, ante la ausencia de los muy ilustres y excelsos vejados y teniendo en cuenta que Jesús y la Virgen son adorados, venerados o seguidos como maestros del bien por cientos de millones de personas religiosas en todo el mundo, asumiera, en nombre de los ofendidos, la defensa del honor pisoteado e iniciara un proceso no sólo para inhabilitar a los vejadores, sino para, si lo merecen, encerrarlos en la cárcel para que purguen su gran irrespeto, aprenda a utilizar provechosamente el dinero de todos y para que otros dirigentes aprendan que el respeto al derecho ajeno es la asencia de la paz y de la democracia.
Pero, por desgracia, nadie parece dispuesto a defender el honor de nuestro Dios en este mundo de papanatas y de indecentes gozando del poder.
Limosol
Si en ese libro aparecieran imágenes de un Ibarra masturbador o de una orgía de sexo compartido por sus "ídolos", con Mao Zedong, Lenin, Stalin y Carrillo como protagonistas, ¿no reaccionarían el Presidente extremeño y sus colaboradores interponiendo querellas por violación del honor?
Y yo me pregunto: ¿quien defiende el honor de Jesucristo y de la Virgen, vejados por estos dirigentes insensatos de la progresía indecente, que ni siquiera tienen la vergüenza de dimitir?
Quizás debiera ser el Fiscal General quien, ante la ausencia de los muy ilustres y excelsos vejados y teniendo en cuenta que Jesús y la Virgen son adorados, venerados o seguidos como maestros del bien por cientos de millones de personas religiosas en todo el mundo, asumiera, en nombre de los ofendidos, la defensa del honor pisoteado e iniciara un proceso no sólo para inhabilitar a los vejadores, sino para, si lo merecen, encerrarlos en la cárcel para que purguen su gran irrespeto, aprenda a utilizar provechosamente el dinero de todos y para que otros dirigentes aprendan que el respeto al derecho ajeno es la asencia de la paz y de la democracia.
Pero, por desgracia, nadie parece dispuesto a defender el honor de nuestro Dios en este mundo de papanatas y de indecentes gozando del poder.
Limosol
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