Sonoro y masivo abucheo, hoy, domingo, al vicepresidente tercero, Manuel Chaves, y al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, ambos socialistas, durante la reinauguración de la Plaza de España de Sevilla, que ha permanecido cerrada al público durante dos años, mientras era restaurada.
Ambos políticos fueron recibidos, nada más llegar, con gritos de "fuera" y "Andalucía no se vende", pero las protestas atronadoras, que impidieron la celebración del acto, se dirigieron también a todas las autoridades presentes. Ante la crispación creciente de los que protestaban, las autoridades se retiraron del escenario, casi huyendo, con la policía abriéndose paso, hasta refugiarse en las oficinas de la Delegación del Gobierno en Andalucía.
El acontecimiento, protagonizado principalmente por funcionarios de la Junta de Andalucía y de empresas públicas, muchos de los cuales portaban banderas de UGT, demuestra no solo el grado de rechazo a los políticos gobernantes que crece en la sociedad, sino la pérdida del miedo por parte de los manifestantes y la urgente necesidad de que esa "casta" política fracasada abandone el poder.
En esta ocasión, el gobierno no podrá culpar de la sonora protesta a la "derecha extrema" y a "agitadores del PP", como hizo el 12 de octubre, cuando el presidente Zapatero también fue masivamente abucheado y pitado por miles de ciudadanos en el madrileño Paseo de la Castellana.
Ambos políticos fueron recibidos, nada más llegar, con gritos de "fuera" y "Andalucía no se vende", pero las protestas atronadoras, que impidieron la celebración del acto, se dirigieron también a todas las autoridades presentes. Ante la crispación creciente de los que protestaban, las autoridades se retiraron del escenario, casi huyendo, con la policía abriéndose paso, hasta refugiarse en las oficinas de la Delegación del Gobierno en Andalucía.
El acontecimiento, protagonizado principalmente por funcionarios de la Junta de Andalucía y de empresas públicas, muchos de los cuales portaban banderas de UGT, demuestra no solo el grado de rechazo a los políticos gobernantes que crece en la sociedad, sino la pérdida del miedo por parte de los manifestantes y la urgente necesidad de que esa "casta" política fracasada abandone el poder.
En esta ocasión, el gobierno no podrá culpar de la sonora protesta a la "derecha extrema" y a "agitadores del PP", como hizo el 12 de octubre, cuando el presidente Zapatero también fue masivamente abucheado y pitado por miles de ciudadanos en el madrileño Paseo de la Castellana.
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